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Red Internacional
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Media Superior. ¿Por qué el COMIPEMS elitiza el acceso a la educación?

Nuevamente se acerca el examen COMIPEMS para ingresar a los bachilleratos de la Zona Metropolitana, solo tres de cada diez quedan en su primera opción.

Martes 5 de abril de 2022

El día de hoy la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (COMIPEMS) expidió los comprobantes para el examen de admisión a bachilleratos de este año.

En el 2021 más de 300 mil jóvenes aplicaron dicho examen, cifra similar a la del 2020, las cifras de este año aún no se dan a conocer.

Se calcula que en promedio tres de cada 10 solicitantes logran quedarse en su primer opción de bachillerato, siendo el caso de las ENEPs y CCHs de la UNAM los que tienen más demanda y dónde es más difícil ingresar, pues tan solo el 19% de quienes piden entrar a una de estas escuelas, lo logra.

En la página del COMIPEMS, este examen se presenta como “el concurso de asignación a la Educación Media Superior es un proceso de selección de aspirantes que se lleva a cabo en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México”

Este mecanismo de “selección”, creado en 1996 a partir de la firma de un acuerdo entre las distintas instituciones de educación superior, fue encomendado desde ese entonces al Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL).

Este organismo tiene el monopolio de las evaluaciones educativas en el país, pues además del COMIPEMS -o EXANI I-, es el encargado de realizar el EXANI II, para licenciatura y el EXANI III para posgrado, además de otros cinco exámenes para la certificación profesional.

En su página, el COMIPEMS afirma que uno de sus objetivos es “asegurar la igualdad de condiciones a todos los aspirantes durante el concurso de asignación”, sin embargo esto está muy lejos de ser realidad, para empezar el examen tiene un costo de $370, lo cual corresponde a casi dos salarios mínimos. Para quienes vienen de otros estados para realizar este examen se suma el costo del viaje ida y vuelta.

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Pero además, es claro que quienes pueden acceder a los bachilleratos de la UNAM, que tienen una alta demanda por garantizar el pase reglamentado a las universidad, son aquellos jóvenes que tuvieron una educación más integral, lo que contempla principalmente a quienes pudieron acceder a primarias o secundarios privadas.

En este sentido, los cursos de preparación para el examen, son un jugoso negocio. El que imparte el Ceneval tiene un costo de 1,600 pesos, el del IPN 2,520 y el del CONAMAT está en más de 6,500 pesos.

Si bien únicamente necesitas 31 aciertos de 128 preguntas para ingresar a algún bachillerato, lo cierto es que el examen COMIPEMS no es un inocente mecanismo para articular el ingreso a las instituciones de media superior, sino que surgió como una necesidad del gobierno y las clases dominantes en México para controlar el ingreso masivo a este nivel educativo.

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Entre 1970 y 1971 la educación media superior tenía una cobertura del 9.9% y para el 2007 y 2008 ya era del 60.1%. Esto respondió a una ampliación de la matrícula universitaria y de bachillerato que se vivió no solo en México sino en el conjunto del continente como consecuencia de la necesidad de la burguesía de avanzar en el desarrollo de la industria y formar más profesionales y técnicos, además de que operó como una concesión a la juventud de la clase trabajadora que había sido parte de importantes procesos de lucha.

Los mecanismos como el COMPIMES surgieron para poder controlar y administrar cuántos y quiénes ingresaban a las escuelas además de a dónde ingresaban dependiendo de sus perfiles y estratos sociales y económicos, todo esto se ocultan tras la lógica meritocrática de quién obtiene más aciertos.

De esta manera se condiciona a la juventud a competir entre ella, con condiciones desiguales, para poder tener acceso a los bachilleratos de su preferencia que a la vez les permitan un mejor desarrollo tanto personal como educativo.

Esto no puede comprenderse si no es de la mano de la profunda desigualdad que existe entre las distintas ofertas educativas y los ámbitos laborales a los que están dirigidas cada una de ellas. Mientras la gran mayoría y con menor exigencia de aciertos están dirigidas a formar jóvenes técnicos que acaben rápidamente sus estudios para incorporarse al mundo laboral como mano de obra barata al terminar el bachillerato, otras apuntan a formar intelectuales ya sea en humanidades, ciencias sociales o ciencias exactas y naturales. Así el COMIPEMS funciona para perpetuar la división del trabajo, dividiendo el trabajo intelectual del manual.

Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista defendemos el acceso irrestricto a la educación media superior y a la superior, para esto es urgente un aumento del presupuesto educativo a por lo menos el 10% del PIB, sobre la base de la reducción a cero del gasto en militarización y en la fraudulenta deuda externa, para que se construyan planteles suficientes y se contrate toda la planta docente necesaria con plenos derechos laborales y salarios dignos.

Pero además estamos convencides de que es necesario luchar por una educación y por una sociedad en la que se acabe con esta división del conocimiento que además coarta el desarrollo de la personalidad de las grandes mayorías.

Por eso, como escribía Marx en El Capital, luchamos por un mundo en el que “el individuo que ha sido convertido en una fracción, el simple portador de una función social fraccionada, será remplazado por un individuo completamente desarrollado para quien las diferentes funciones sociales representan formas alternativas de sus actividades”

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