El domingo 7 de mayo, el Frente de Izquierda obtuvo el mejor resultado en una elección ejecutiva provincial desde 1983. Alejandro Vilca, el diputado nacional del PTS que encabezó la lista como candidato a gobernador, alcanzó el 12,8 % de los votos y se ubicó como tercera fuerza. En la capital jujeña pisó más fuerte aún, con el 18 % de los votos, quedando cómodamente –por cuarta vez consecutiva– como segunda fuerza política. El crecimiento electoral del FITU es exponencial, un 300 %, siendo que en las ejecutivas de 2019 había logrado 12.630 votos y en esta última elección llegó a 50.500 votos.
La cosecha de este enorme apoyo popular ubica al PTS como líder del FITU en Jujuy con el ingreso de tres legisladores, Gastón Remy (actual concejal, y que fuera proscripto en la Legislatura), Natalia Morales (una de las referentes mujeres de la izquierda jujeña) y Miguel López, quien representará a la combativa clase obrera de Ledesma. Seis convencionales constituyentes, donde se encuentran compañeras y compañeros del MST y el PO. Además de haber ampliado la representación en los concejos deliberantes de San Salvador de Jujuy, con el ingreso de la pujante joven Keila Zequeiros; de Palpalá con Elías Ortega, y por primera vez, en Humahuaca con Alfredo Ayarde.
“Si hubiéramos salido todos los días en los medios como (Javier) Milei, nos habría ido mucho mejor”, sostiene Vilca en una entrevista en Página/12. Categóricamente esto es así. No solo porque en las últimas tres semanas los medios prácticamente borraron a las y los candidatos de la izquierda. A esto hay que agregar el robo de boletas de los cuartos oscuros, su ruptura, la restricción al control de los fiscales, que la izquierda denunció ante la Justicia y por las que luego otras agrupaciones exigieron la apertura de urnas, dejando en evidencia cómo “los aparatos de la política tradicional hacen trampa y te roban dos o tres puntos, como le sucedió a la izquierda en localidades del interior”, aseguraron.
Las elecciones provinciales son completamente adversas para las fuerzas políticas de trabajadores. No hay espacios gratuitos en los medios, mientras los principales canales, radios y diarios son propiedad del PJ o tienen la pauta oficial. Además, no se pagan las boletas (uno de los principales gastos de campaña) y son millones y millones lo que disponen los aparatos tradicionales para sus campañas, que obtienen del Estado como de los grandes empresarios que los financian pagando el voto, repartiendo mercadería, colchones, dinero, prometiendo empleo en los municipios, en una provincia donde la pobreza creció un 24 % y la indigencia 35 % en el último semestre de 2022.
Pero aún con este camino a cuestas la izquierda supo sortear en parte las hostilidades gracias a la organización de una amplia red de fiscales (1.300, de los cuales el 62% los organizó el PTS) con militantes, jóvenes y trabajadores que apoyaron y las organizaciones sociales, entre ellas Torre y el FPDS. A la vez que se plantó como un canal de gran parte de la bronca con el régimen de partidos tradicionales, enfrentando las maniobras de la UCR y el PJ y su Justicia electoral –que les jugó a favor–, el FITU compitió con otras fuerzas del Frente de Todos o autodenominadas independientes y de izquierda [1]. ¿Cómo lo hizo?
Insta a soñar
“Siempre se ha mostrado como un trabajador más, como parte del pueblo”…; “Vilca lleva la opinión de nosotros al Congreso”…; “Es motivador, alguien que se oponga a peronistas y radicales”…; “Insta a soñar, a motivarte, a creer que sí se puede…”. Estos son algunos testimonios de mujeres, trabajadores, jubilados que opinan sobre Vilca y las ideas del FITU, mostrando un fenómeno muy profundo; más aún si consideramos los tiempos donde la política tradicional genera rechazo, hastío y más bien invita a soñar pesadillas.
La identificación de amplios sectores de la clase trabajadora de Jujuy con Vilca, “uno de los nuestros”, es sin dudas una conquista, casi una “marca registrada”. En una provincia donde la política tradicional no solo la hacen apellidos de una planta eterna en cargos en el Estado (Jenefes, Rivarola, Fellner, el clan Morales, Jorge, Sadir, etc.), sino que detrás de ellos están los rostros blancuzcos de los patrones que explotan a los jujeños de tez morena.
Sobre este reconocimiento a la izquierda por ser parte del pueblo trabajador y estar siempre del mismo lado, apoyar e impulsar cada una de las luchas, en una provincia donde Morales con sus jueces encarcela y persigue a todo opositor, desde el PTS se apostó fuerte a dejar en claro que hay dos proyectos de provincia (y de país).
Uno donde el gobierno habla de un “cambio de la matriz productiva”, mientras los ingenios azucareros, mineras y grandes productores de tabaco amasan millonarias ganancias e imponen bajos salarios, precarización laboral, y las multinacionales o grupos locales saquean los recursos. Y el FMI exige ajuste y más ajuste sobre el gasto social del Estado, a la vez que alienta a las multinacionales norteamericanas que vienen por el litio y otros recursos naturales.
El otro, donde se podría terminar con la pobreza y conquistar una vida plena si la clase trabajadora se hace del control de la economía. La izquierda desarrolló este último proyecto partiendo de explicar cuáles son las medidas para transformar la provincia a favor de las mayorías sociales como parte de una batalla nacional por dar una salida por izquierda a la crisis de un país subordinado al FMI y con fuertes carencias estructurales que lo ubican en una situación de atraso y dependencia respecto a los países capitalistas más avanzados.
“Una provincia rica, con trabajadores pobres”
La riqueza de Jujuy cobra brillo en la producción de algunas mercancías donde las empresas radicadas en la provincia hacen punta. Por mencionar algunas de ellas, nos encontramos con el denominado “oro blanco”, el litio, siendo la principal provincia exportadora con 13.000 toneladas anuales; o el azúcar, el papel y las naranjas que ubican al grupo Ledesma disputando los primeros lugares entre los empresarios que más producen y venden al mercado interno y al exterior. Le sigue de cerca la producción de tabaco, que es la principal del país con una participación del 35 % promedio en el total y prácticamente todo se va a la exportación.
Sin embargo, pese a que toda esta riqueza se crea gracias al trabajo que desempeña la clase trabajadora en la minería, en los ingenios, en el campo, en los servicios o en la industria, los salarios de la provincia se encuentran en el puesto 20° (casi en el fondo de la tabla de las 24 provincias). Varios escalones más arriba aparecen las ganancias de la minera de litio “Sales de Jujuy”, que crecieron un 194 % y las de Ledesma, que lo hicieron en 48 % llegando a $ 6.185 millones (febrero 2023, variación interanual).
Esta contradicción económica y social es la que comenzó a ponerse en cuestión por parte de la izquierda durante la campaña. ¿Por qué la riqueza no queda en manos de las mayorías? ¿A qué se deben los bajos salarios? ¿Cómo puede darse vuelta esta realidad?
La riqueza
En primer lugar, se explicó que es la clase trabajadora la que con su labor crea la riqueza, y esto lo hace a partir de transformar los recursos disponibles en la naturaleza. Pese a esta realidad, existen múltiples mecanismos que ocultan de algún modo esta centralidad del trabajo asalariado en la creación de riqueza. Por ejemplo, la empresa Ledesma denomina “colaboradores” a los obreros, una forma literal de restarles su rol decisivo en el proceso de producción y creación de riqueza (y valor). Este tipo de operaciones ideológicas no son nuevas y hunden sus raíces en la forma en que el modo de producción capitalista opera, velando el rol productor de los asalariados y, en oposición, el carácter explotador de los empresarios. Por algo los libertarios aborrecen la teoría del valor trabajo, en particular la desarrollada por Karl Marx. Y predican la falaz “teoría del derrame”, por la cual si a los empresarios les “va bien” y se hacen más ricos, en algún momento el drenaje de esa riqueza caería sobre el conjunto de la población. Algo que nunca sucede; por el contrario, en los últimos años la desigualdad social en todo el mundo es cada vez mayor. Pese a estos resultados sociales, no solo los libertarios o representantes de Juntxs como Gerardo Morales defienden este credo capitalista. También lo hace el Frente de Todos, que en boca de la vicepresidenta Cristina Kirchner considera al capitalismo como “el sistema más eficiente”.
La teoría marxista del valor trabajo responde al problema que origina la contraposición entre la riqueza acaparada por unos pocos y la pobreza generalizada. Resulta que en el capitalismo la totalidad del producto del trabajo del obrero no queda en sus manos, si no solo una parte (que constituye su salario), mientras que la restante pasa a conformar la ganancia del empresario y la renta del dueño de la tierra. Este es el resultado de la propiedad privada de los medios de producción (máquinas, herramientas, insumos, materias primas, tierras) que facultan al empresario a ejercer esta apropiación sin pago (explotación) del producto creado por el trabajo del obrero. Pagar los menores salarios posibles es para los empresarios una vía de maximizar sus ganancias, dentro de un esquema de distribución del producto que se corresponde con un proceso de producción basado en la explotación.
Además hay que considerar que entre las actividades ligadas a la producción agrícola y minera, donde más riqueza se genera en la provincia, los empresarios –cuando son dueños de la tierra donde se elaboran las materias primas básicas– se apropian de un volumen de ganancias extraordinarias bajo la forma de renta, lo que les permite lograr una rentabilidad superior al promedio del conjunto de los sectores capitalistas. Los grandes productores, efectivamente, son terratenientes, que se embolsan como tales la ganancia del capital, la renta del suelo, y prácticamente no pagan impuestos al Estado en concepto de regalías y canon minero, y por eso obtienen un nivel de ganancia superior al resto de los empresarios. De aquí que el saqueo de los recursos de la naturaleza por parte de multinacionales como Allkem/Toyota/Livent en el litio, grupo Ledesma o Massalin y Alliance One (acopiadoras de tabaco extranjeras) sea formidable. A modo de ejemplo, el precio de la tonelada de carbonato de litio que informó Sales de Jujuy fue de U$S 52.738 y el costo de producción tan solo de U$S 4.924 (primer trimestre 2023). Este tipo de saqueo comprende un alto impacto ambiental por las técnicas de extracción del litio o los agroquímicos utilizados en la caña de azúcar y el tabaco.
Por último, en Jujuy los bajos salarios son también expresión del rol cómplice de las conducciones sindicales, en su mayoría alineadas con el PJ, que dejan pasar paritarias por detrás de la inflación y ataques a las conquistas laborales, sobre una clase trabajadora que tiene al 46,5 % en condición de no registrada.
Tomar el control
En segundo lugar, partiendo de levantar un compromiso de lucha en cada gremio para que ningún trabajador gane menos que la canasta familiar y el salario se ajuste mes a mes por inflación. Se plantearon una serie de medidas que apuntan a que la clase trabajadora dé una salida propia a la crisis y se haga del mando de la economía, comenzando por sectores claves a nivel provincial y en todo el país llegando a conquistar con la más amplia movilización y lucha de clases un gobierno propio de trabajadores y sectores populares.
La estatización del litio, bajo control de trabajadores y comunidades, podría frenar el saqueo, implementar técnicas de extracción del mineral de menor impacto ambiental y planificar el uso de casi 500 millones de dólares anuales (que fueron las ganancias del sector en 2022) para un plan de obras públicas. Por ejemplo, con estos fondos se podrían construir 14.000 viviendas y crear 35.000 puestos de trabajo. Y en dos años estaría dando solución habitacional a las 30.000 familias inscriptas en el Instituto de Vivienda y Urbanismo de Jujuy. Un control de otra clase del litio daría respuestas efectivas a problemas estructurales, como ser también que en la localidad de Susques, próxima a la minería de litio, el agua que llega a la población tiene arsénico y las escuelas se calefaccionan a leña –mientras a las mineras les están construyendo un gasoducto propio, algo que ya hicieron para los productores de tabaco junto con canales de riego, al tiempo que la población rural no goza de gas natural ni de fácil acceso al agua potable–. El gobierno no tiene en sus planes modificar esta realidad. Desde 2016 a 2021, la gestión de Gerardo Morales tan solo construyó 3.002 viviendas.
Propusimos conquistar medidas de este tipo junto con la pelea de fondo por el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, reduciendo la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana –sin afectar el salario–; de aplicarse esta medida en las 12.000 principales empresas del país (como mineras o ingenios azucareros de Jujuy) se podrían generar 1 millón de puestos de trabajo genuino.
Aprovechando la ventaja local que otorga el Parque Solar Cauchari, una empresa estatal que genera el 90 % de la energía que se consume en un año en la provincia, se planteó la necesidad de estatizar la empresa de electricidad, EJESA. De esta forma, y creando una empresa estatal única de producción y distribución de energía eléctrica, se podría terminar con los tarifazos cada dos meses y facilitar el acceso a un servicio público, hoy objeto del lucro privado.
Hemos planteado también la necesidad de luchar por imponer no solo tributos a las grandes empresas, que pagan centavos (¡Ledesma no paga aún impuestos municipales!) y reciben subsidios millonarios como las tabacaleras, y en cambio reducir los impuestos que castigan a los pequeños comerciantes y los feriantes que sí pagan un canon por poner un pequeño puesto, y son hostigados por la policía. Se trata no solo de una demanda justa de estos sectores, sino de una política para que la clase trabajadora levante un programa para atraerlos hacia una alianza de clases poderosa e impedir que la demagogia de Milei, que habla de bajar impuestos en general, forme un bloque que una a los grandes monopolios con los pequeños comerciantes arruinados.
En el sector del campo, se difundió en las barriadas donde vive el proletariado rural el proyecto de intercosecha presentado por el FITU en el Congreso el año pasado. En una provincia donde casi el 75 % de las tierras cultivables solo se ocupan con caña de azúcar (66 %) y tabaco (8 %). Este monocultivo presiona al empleo temporario de la mano de obra, que tras las cosechas pasa a las filas de la desocupación y debe recurrir a trabajos precarios en la construcción, changas o migrar a otras provincias. Esta realidad tiene salida, por un lado implementando un ingreso equivalente al salario de un peón rural de mínima categoría y cobertura de salud para todo aquel trabajador o trabajadora que se quede sin empleo tras el fin de la cosecha. Luego del primer año de aprobada la ley, se plantea la reconversión productiva de aquellas grandes explotaciones agrarias, para de esa forma dar empleo todo el año y mediante la diversificación de la actividad agrícola brindar alimentos de calidad a la población. De conjunto esto implica un desafío a los grandes empresarios del agronegocio y a los terratenientes. El apoyo que va ganando esta propuesta en sectores de trabajadores rurales muestra el potencial para ir forjando desde abajo una salida al flagelo del trabajo temporario, que no es natural, sino que es un resultado del uso del suelo con fines de lucro.
Otro proyecto que tuvo fuerte impacto fue el del transporte, donde se propone crear una empresa estatal única controlada por trabajadores y usuarios, como forma de dar una solución integral a esta problemática que solo en la capital jujeña afecta a más de 100.000 personas que utilizan el colectivo a diario. El proyecto que se presentó en los concejos deliberantes de San Salvador y Palpalá, y fue agitado con un volante específico durante la campaña, despertó fuertes réplicas por parte de los empresarios del sector, a quienes se sumaron desde la UTA. Este proyecto tiene el valor de haber sido elaborado, al igual que el de intercosecha, junto a trabajadores del sector. En este caso, en colaboración con ex choferes que se hicieron cargo de la empresa de colectivos urbanos quebrada por sus dueños en la década del 2000, y fueron parte del fenómeno de organización de las fábricas recuperadas en todo el país. Lo cual muestra el potencial de desarrollar una inteligencia marxista entre profesionales y trabajadores, mostrando que las medidas no solo tienen fundamentos científicos, sino que pueden implementarse en forma práctica porque se sustentan en experiencias parciales desarrolladas por la propia clase trabajadora.
Preparando el futuro
La explicación paciente y meticulosa de algunas de estas medidas que muestran cómo la clase trabajadora, si se hace del control de ciertos sectores de la economía, puede dar una solución concreta a problemas sentidos por las masas (vivienda, obra pública en los barrios, energía, transporte) fue una decisión a la cual apostó el PTS, considerando el valor pedagógico de nuestro programa socialista siguiendo el método que propuso León Trotsky en el Programa de Transición [2]. De la misma forma, planteamos la manera que en que estas medidas pueden imponerse: mediante la movilización y organización desde abajo de la clase trabajadora y el pueblo. Para ello será necesario recuperar los sindicatos echando a la burocracia de las organizaciones de los y las trabajadoras, lograr que esos sindicatos sean una herramienta no solo para recuperar lo perdido en estos años para sus afiliados, sino un instrumento al servicio de todos los explotados y oprimidos. Para ello es necesario poner en pie coordinadoras u organismos que unan a todos los sectores de la clase trabajadora, ocupada y desocupada, y construir un fuerte partido revolucionario y socialista de las y los trabajadores, que se proponga de forma consciente este objetivo, como hacemos desde el PTS.
Este combate político e ideológico por las ideas socialistas tuvo también un contrapunto fuerte con las listas libertarias, que en esta elección no tuvieron un buen desempeño (Vía-Libertarios lista provincial obtuvo 3,22 % y Partido Libertario Palpalá con lista a intendente obtuvo 5,74 %, mientras el FITU en esta última categoría llegó al 11,44%). Desde Palpalá, Julio Mamani, actual concejal y obrero de Aceros Zapla, explicó durante toda la campaña el desastre que implicaron las ideas de Milei cuando se las aplicó con las privatizaciones de Altos Hornos Zapla y los ferrocarriles, trayendo un tendal de miseria y flagelos sociales de todo tipo. También la juventud del PTS combatió en los colegios, terciarios y la UNJu develando cómo los denominados libertarios están por la privatización de la educación (sistema de vouchers), de la salud y por quitar derechos conquistados por el movimiento de mujeres y LGTBIQ.
El avance entonces de las ideas de la izquierda en franjas significativas de la clase trabajadora y la juventud, considerando los resultados electorales conquistados y en un contexto de muy baja lucha de clases –dado el rol conciliador de las conducciones gremiales– y con un régimen que sigue teniendo ciertas fortalezas [3], es un valioso punto de apoyo para la construcción de un partido revolucionario que pueda organizar a los sectores más avanzados de la clase trabajadora, en los lugares de trabajo, en las barriadas populares, a la juventud en los colegios y las facultades; todo esto con miras a ganar la más amplia influencia política e ideológica sobre las masas.
Una tarea que, como sostenía Federico Engels [4] es parte de un ataque concéntrico sobre la burguesía y el Estado (que incluye la lucha política, ideológica y económica). En este sentido se orientará también la labor de las y los parlamentarios conquistados. Actuando como verdaderos tribunos del pueblo, denunciando cada uno de los atropellos por parte de los partidos tradicionales que votan presupuestos de ajuste, leyes contra los derechos de las mayorías trabajadoras y beneficios para los empresarios. A la vez que impulsarán la lucha extraparlamentaria en las calles, apostando a la unidad de la clase trabajadora, ocupada y desocupada, con la juventud y el movimiento de mujeres.
Una primera prueba comenzará dentro de un mes, cuando se de inicio a la Convención Constituyente, en la cual Gerardo Morales tiene mayoría propia para imponer su reforma reaccionaria, y el rol de la izquierda estará en articular el “NO” a la Reforma y a la Constituyente reaccionaria con la organización de la movilización extraparlamentaria de todas las fuerzas políticas, sindicales y sociales para frenar al gobierno. A la vez que desde el PTS peleamos por una convención constituyente donde se puedan discutir y resolver, sin restricciones, todos los problemas de las mayorías trabajadoras y los sectores populares, cuestión que este régimen antidemocrático, antiobrero y antipopular, jamás podrá otorgar.
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