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Red Internacional
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América del Norte. ¿Por qué no se termina de negociar el TLCAN?

La Cámara de Comercio de San Diego señala que la negociación podría extenderse hasta agosto.

Martes 17 de abril de 2018

“La única forma de que esto se concrete, francamente, es que Donald Trump capitule”, señaló Jerry Dias, burócrata de Unifor, el mayor sindicato privado que “representa” a los trabajadores de la industria automotriz estadounidense, después de reunirse con el principal negociador del TLCAN por Canadá, Steve Verheul, el viernes pasado.

Si bien puede ser una declaración exagerada, el hecho da cuenta de las complicaciones que están teniendo las negociaciones. Y es que ya van siete rondas de negociación y no se avizora que se vaya a firmar pronto. Esto a pesar de declaraciones alegres del vicepresidente estadounidense Mike Pence y del primer ministro canadiense Justin Trudeau quienes sostuvieron que el tratado podría concretarse “en semanas”.

Sin embargo, al mismo tiempo Jerry Sanders, CEO de la Cámara de Comercio Regional de San Diego, California (uno de los estados más importantes de EEEU), planteó recientemente que el acuerdo no se firmaría hasta agosto.

¿Qué está frenando el TLCAN?

El sistema económico neoliberal como lo conocimos previo a la crisis del 2008 se terminó. La idea de que con el libre mercado todos los países (en primer lugar las potencias) “ganan” está cada día más cuestionada.

Ahora cada país imperialista busca sacar ventaja de acuerdos comerciales, en ellos lo que se busca es garantizar la ganancia de las grandes empresas por sobre los intereses de sus “socios” comerciales y de sus competidores. Así Estados Unidos y China, pero también Japón, Alemania o Francia comienzan a “defender sus intereses nacionales” y su “soberanía” en su política exterior y sus relaciones comerciales.

Esto es precisamente lo que está detrás de la manera en que se ha “atorado” la renegociación del TLCAN. El hecho de que Trump busca imponer condiciones mucho más ventajosas a favor del capital estadounidense, lo cual efectivamente afecta a sectores del empresariado mexicano y canadiense. Pero sobre todo afectará a las masas trabajadoras y las condiciones de vida del pueblo pobre en México en primer lugar por su condición dependiente y atrasada de este país con respecto a Estados Unidos y Canadá.

Una de las discusiones más espinosas es el tema de las reglas de origen de la producción automotriz en México. Trump busca imponer una reducción del componente importado no estadounidense lo que significaría un incremento en los costos de las empresas automotrices pues tendrían que buscar abastecedores estadounidenses aumentando sus costos.

La rama automotriz es la más dinámica de la economía mexicana, una rama donde trabajan millones de obreros industriales y que por su naturaleza se vincula a múltiples ramas y sectores de la economía mexicana.

En este como en otros temas clave se encuentran las compras del gobierno, mientras Estados Unidos insiste en exigencias a sus “socios”, las cuales México –y en menor medida Canadá– consideran insostenibles. El clima se complica más con la peculiar forma de negociar del racista Trump quien un día señala que el TLCAN se podría “negociar para siempre” y al otro hace declaraciones sobre que es “urgente” terminar la renegociación.

Un mundo hacia la des-globalización complica el TLCAN

El comercio trilateral entre Estados Unidos, México y Canadá se calcula en más de un billón de dólares anuales, es una de las zonas más importantes en el planeta en cuanto a su nivel de intercambio. Este tratado señala los términos en los que se comercian desde miles de toneladas de productos agrícolas hasta partes para aeronaves producidas por trabajadores mexicanos.

El hecho de que la negociación no se termine habla de la situación más general en la economía capitalista internacional. Los gobiernos buscan favorecer a sus respectivos empresarios nacionales y defender un lugar en la competencia por mercados, buscan garantizar la ganancia de unos cuantos, sin importar que esto implique peores condiciones para las mayorías trabajadoras.

Mientras Estados Unidos parece iniciar una guerra arancelaria con China y en ese sentido necesita del comercio con México, un socio incondicional de EE. UU. pero que mantiene a los negociadores expectantes en cuanto al resultado de las elecciones presidenciales en julio.

Los trabajadores en México, Canadá y Estados Unidos mueven una gigantesca cadena productiva. Más allá de las fronteras pertenecen a la misma clase y enfrentan la misma sed de ganancia de los grandes capitalistas para quienes gobiernan Peña Nieto, Trump y Trudeau, es de los trabajadores de quienes depende el futuro y de quienes depende conquistar un intercambio económico y político donde no se saque ventaja unos sobre otros, un intercambio socialista.