El porcentaje de votación a partir de 1988 va en picada, pasando de un 90% de votantes en 1988 a un 34% el 2016, año en que se lleva a cabo el voto voluntario, un escenario que antecede las próximas elecciones
Miércoles 15 de noviembre de 2017

¿De donde viene el desinterés por votar?
No votar puede ser considerado un acto tan político como votar por alguien o votar nulo, sin embargo, cuando el argumento es un desinterés por el acto en sí por que “siempre será igual”, expresa entonces un conflicto social mucho mayor, un cuestionamiento a la actual democracia y a los representantes del congreso. La cantidad de casos de corrupcion y malversación de fondos por parte de políticos que legislan para el empresariado, son elementos que influyen directamente en el “no querer votar”.
Esto se suma a las diversas demandas sociales que finalmente no son escuchadas a menos que se levanten grandes movilizaciones como lo es el caso de la exigencia por la gratuidad en la educación, y aún así, las intervenciones del empresariado y los sectores conservadores, llevan a la frustración de las masas movilizadas que posteriormente terminan considerando que “las decisiones las toman los grandes grupos económicos, así que ir o no a votar, movilizarse o no, da igual”.
Cierto es que actualmente las decisiones las toman los grandes grupos económicos en pos de resguardar los derechos únicamente de los privados y los empresarios, pero es por esta razón que es necesario levantar una alternativa que se plantee en contra del actual sistema capitalista y que piense las tribunas parlamentarias no como la “via” del cambio a través de las conciliaciones, sino que como palestras para agitar, levantar y llevar las demandas de los trabajadores, mujeres y jovenes.
No es coincidencia que actualmente exista mayor confianza en caras televisivas o de la farándula, que en los grupos tradicionales de la política, como lo es la derecha o la Nueva Mayoría. Son los partidos del régimen quienes se han encargado de ensuciar el nombre del “hacer política” y conservar la tradición de dictadura encabezada por el “a-partidismo” de Jaime Guzmán, tendencia que arremete contra toda expresión de organización y que hoy se expresa en la marginación de sectores de la juventud ante las grandes decisiones políticas nacionales.
Finalmente, la gran cantidad de abstención resulta ser una consecuencia de las malas prácticas políticas de los partidos del régimen y de la falta de una alternativa para las y los trabajadores que encabece sin titubear las grandes demandas sociales, enfrentándose al empresariado y a los sectores conservadores que pretenden mantener los ejes centrales de la dictadura y que para estas próximas elecciones han salido ferozmente a mostrar su tendencia xenofóbica, anti-obrera y represiva.

Fer Morales
Antropóloga Social y poeta Slam