Jueves 15 de abril de 2021
Las y los maestros venimos enfrentando la educación a distancia que implicó el rezago educativo y la deserción de miles de alumnos, así como la falta de acceso a la gratuidad de la educación puesto que no se garantizó el acceso a internet irrestricto sin ningún costo ni a equipos de cómputo, mucho menos se otorgó como herramienta de trabajo para quienes enseñamos bajo esta modalidad. Además, afrontamos la sobrecarga laboral y, más recientemente, el anuncio de la vuelta a clases presenciales sin que se garanticen todas las medidas necesarias para evitar los contagios de docentes, alumnos y sus familias.
También, vimos a los diputados y senadores aprobar que nuestros jubilados reduzcan sus ingresos a menos de la mitad al pagar las pensiones en UMAS en lugar de salarios mínimos. De la mano del anuncio de despidos en el sector apelando a la política de austeridad bajo el mandato de Delfina Gómez como titular de la secretaría de educación pública (SEP).
Los docentes de escuelas privadas han enfrentado además despidos y rebajas salariales desde el inicio de la pandemia y a muchas de ellas las obligaron a seguir acudiendo a sus centros de trabajo.
Por otro lado, las y los docentes de las diferentes instituciones de educación superior vienen padeciendo desde hace años la precarización laboral que implica carecer de derechos, tener inestabilidad en el empleo y salarios miserables. Toda esta situación se ha recrudecido en medio de la pandemia.
Hace apenas algunas semanas vimos a los profesores de asignatura de la UNAM comenzar a organizarse y luchar contra la precariedad y por plenos derechos laborales como la basificación, de la misma forma que vimos a los docentes de la UACM hace un año pelear por las mismas demandas.
De la misma manera, las y los maestros vemos como los padres y madres de nuestros estudiantes padecen, no solamente los contagios y las muertes por Covid-19 debido a la decisión del gobierno de priorizar la economía y las ganancias de los empresarios, sino también las consecuencias más generales de la crisis que los empresarios han cargado sobre los hombros de las y los trabajadores y que se han traducido en miles de despidos, rebajas salariales y pérdida de miles de puestos de trabajo.
¿Qué primero de mayo necesitamos las y los trabajadores?
En este marco de ataque generalizado, diversas organizaciones políticas, sociales y sindicales se preparan para la jornada de movilización del primero de mayo desde una perspectiva opositora; entre ellas la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que prepara una reunión para el lunes 19 de abril para definir su convocatoria y los ejes de movilización.
Las y los maestros de la Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase opinamos que este primero de mayo es necesario movilizarnos en unidad con todos los sectores que venimos padeciendo y enfrentando este ataque.
Nos parece prioritario que este primero de mayo sea combativo e independiente tanto de la derecha que frente a las elecciones busca montarse sobre nuestras demandas y reivindicaciones más sentidas como es la violencia contras las mujeres, los feminicidios y la precariedad laboral; como del gobierno de la 4T que ha dejado pasar los ataques y con su política de “austeridad republicana” ha descargado la crisis sobre las y los trabajadores estatales.
Necesitamos dar respuesta a la crisis sanitaria que cada día cobra más y más vidas principalmente de la clase trabajadora que son quienes continúan arriesgándose todos los días para mantener las ganancias de los grandes empresarios.
En este sentido, la reapertura de las escuelas, que el gobierno de AMLO ha planteado como prioridad, sin las condiciones mínimas de seguridad para evitar los contagios se convierte en una bomba de tiempo donde lo que está en juego es la vida de los docentes, alumnos y las familias trabajadoras.
Por ello, este primero de mayo es de primer orden pelear unitariamente por un regreso a clases seguro, que genere un plan de construcción de escuelas para evitar el hacinamiento sobre la base del aumento al presupuesto educativo que implique el no pago a la deuda externa e impuestos a las grandes fortunas, dote a todas las escuelas de los insumos necesarios para evitar los contagios a lo largo del ciclo escolar y que vacune, como condición mínima indispensable, a toda la población.
Consideramos que la decisión para volver a la presencialidad debe ser tomada democráticamente por la comunidad escolar a través del impulso de asambleas virtuales escuela por escuela. No se puede acelerar un regreso en favor de los intereses empresariales que buscan hacer rendir más las jornadas laborales necesitando la apertura de las escuelas para depositar a las niñas, niños y adolescentes.
Asimismo, necesitamos movilizarnos por la prohibición del outsourcing y frente a las reformas estructurales a las que el gobierno de la 4T dio continuidad, pues si bien rebajó algunos de los aspectos más nocivos de las mismas -como en el caso de la reforma educativa y energética- no las eliminó ni echó atrás el espíritu neoliberal de las mismas, cuya repercusión es brutal en las condiciones de vida de las madres y padres de familia.
Pensamos que las centrales sindicales que se reivindican opositoras deben romper ya su tregua con el gobierno y llamar a la más amplia unidad para que golpeemos como uno solo en las calles y que este sea el primer paso para plantearnos un plan de lucha unificado para enfrentar la crisis y no permitir que la descarguen sobre nuestras espaldas.
Sulem Estrada, maestra de secundaria
Maestra de secundaria