Levantemos una expresión política propia de quienes luchamos por una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, un programa para que la crisis la paguen los capitalistas y por un gobierno de las y los trabajadores, para intervenir en común en el proceso constituyente.
Lunes 27 de julio de 2020
El gobierno de Piñera está en una fuerte crisis, con su coalición dividida. Los grandes empresarios se debaten en la defensa irrestricta de su modelo, o hacer señales de “reformas” para contener la rabia popular, pero sin tocar los pilares de estos 30 años de herencia de la dictadura.
Esto, mientras buscan a toda costa que seamos nosotros, trabajadoras y trabajadores, quienes paguemos la crisis, con pérdida de empleos, suspensiones y bajas de ingresos. Pero la rebelión que protagonizamos desde octubre, pese a que Piñera quiso usar la pandemia para dar vuelta la página, no ha sido derrotada como hemos demostrado con cacerolazos y protestas en repudio a este gobierno que nos sigue reprimiendo.
La crisis política que significó para el gobierno la aprobación del proyecto del 10% volvió a abrir el proceso constituyente, el cual como vemos estará atravesado de tensiones, divisiones en los partidos tradicionales, presión popular y amenazas de paros de sectores de la clase trabajadora como el de los portuarios, entre otros.
Pero no olvidamos que el proceso constituyente está lleno de trampas y fue pactado por los partidos del régimen 2 días después del 12 de noviembre, que fue la histórica huelga general que remeció al país entero, en lo que se llamó el “Acuerdo por la Paz para una nueva Constitución”.
Así, se están preparando con todo para el inicio del proceso constituyente cuya campaña inicia el 26 de agosto y el Plebiscito el 26 de octubre, y de ganar la convención constituyente, elecciones el 11 de abril del próximo año.
En el plebiscito del 26 de abril no se puede votar por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sino por una Convención Constitucional llena de trampas: con un tercio de los votos, los partidos tradicionales podrán vetar toda iniciativa favorable al pueblo; no se podrán tocar los Tratados de Libre Comercio que protegen las inversiones de transnacionales en AFP, educación o salud y permiten el saqueo de nuestros recursos; las y los secundarios ni siquiera tienen derecho a votar y ser electos; mantiene en la impunidad a los represores. Por eso denunciamos que el proceso es una trampa para sacarnos de las calles y salvar a Piñera y este régimen.
Nosotros y nosotras sabemos que la única forma de conquistar nuestras demandas es retomando el camino del 12 de noviembre en perspectiva de una huelga general para derrotar a Piñera e imponer una Constituyente Libre y Soberana, y esa es la lucha que impulsamos, porque sabemos que el plebiscito es una trampa.
Pero es probable que millones buscarán participar con la expectativa de derrotar a la derecha en las urnas, y por eso las y los revolucionarios debemos proponernos intervenir en común para tener nuestra propia voz política, una voz de las y los trabajadores, independiente de los grandes empresarios y sus políticos. Para que las ideas anticapitalistas puedan llegar a millones.
Una alternativa para que miles de trabajadores y luchadores no tengan que seguir votando a quienes han traicionado o puesto trabas a nuestra movilización como el Frente Amplio (FA) o el Partido Comunista (PC). En el caso del FA, fueron parte junto a la derecha y la vieja Concertación de la trampa de la “cocina” del Acuerdo por la Paz para desviar nuestra lucha en las calles, y luego incluso un sector votó a favor de la ley anti-encapuchados. Ahora se unen a los ex concertacionistas como el ex ministro de Bachelet Marcelo Díaz y buscan ampliarse a la centro-izquierda con los falsos amigos del pueblo.
Por su parte el PC, aunque no firmó el acuerdo constituyente, desde ese día mantiene una tregua con el gobierno, como lo muestra el silencio criminal de Bárbara Figueroa y la CUT, grandes ausentes durante todos estos meses. Además, este partido votó junto a la UDI, a favor del proyecto de protección del empleo de Piñera que significó un enorme ataque a las condiciones del trabajo y cientos de miles de despidos encubiertos. Con el comando Chile Apruebo, abandonaron cualquier referencia a la lucha por Fuera Piñera y la Asamblea Constituyente. Con la CUT son quienes allanaron el camino al acuerdo al abandonar la huelga general.
Por eso debemos tener una alternativa política propia, que no tenga ningún compromiso con este régimen ni sus partidos; que luche para terminar con todas las herencias de la dictadura. Somos miles quienes sabemos que con estos partidos no podremos triunfar, y que durante la pandemia hemos seguido organizados en ollas comunes, asambleas territoriales, comités de emergencia y coordinadoras. Por eso debemos pelear por una alternativa política. El escenario abre enormes posibilidades para dialogar con millones nuestras ideas, y para reagrupar a todas y todos aquellos quienes busquen una alternativa que se proponga poner fin a todas las herencias de la dictadura y una perspectiva anticapitalista.
Es por eso que hace algunos meses abrimos una discusión con una “Carta por una nueva izquierda revolucionaria y de la clase trabajadora” donde dialogamos con cientos de personas así como con otras organizaciones. Ese debate para nosotros es estratégico, puesto que no hay garantía de victoria sin superar al Partido Comunista, la burocracia sindical y al Frente Amplio, que son quienes nos impiden llevar nuestra lucha hasta el final. Al mismo tiempo durante todos estos meses hemos luchado por ampliar la coordinación obrera y popular, impulsando la coordinación, acciones de protesta en hospitales y corte de rutas como hicieron desde el Comité de Emergencia y Resguardo en Antofagasta.
Todos los que juntos hemos luchado por pan, salud y trabajo, por poner fin a las AFP y conquistar un sistema de reparto solidario administrado por trabajadores/as y jubilados/as y por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana tenemos hacer que esta lucha y este programa lleguen a millones.
Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios estamos iniciando el proceso de legalidad para poder presentar candidatos al proceso constituyente que sean trabajadoras y trabajadores, estudiantes, jóvenes en trabajos precarios, pobladores, pueblos oprimidos que planteen claramente un programa para que la crisis la paguen los grandes capitalistas, como parte de la lucha por un gobierno de las y los trabajadores de ruptura con el capitalismo.
Nuestro objetivo es poner esta herramienta a disposición de todas y todos los luchadores que quieran dar esta pelea, partiendo por quienes hemos impulsado durante todos estos meses de rebelión, y luego de pandemia, diversas instancias de organización y coordinación en común, y así impulsar en conjunto un frente de trabajadoras y trabajadores y la izquierda anticapitalista.
No a los despidos y suspensiones, manteniendo íntegramente el salario. Derogación de la ley de protección del empleo. Impuesto extraordinario a las grandes fortunas, para garantizar un ingreso de emergencia de $500.000 a todas y todos los más de 3 millones de trabajadores informales. Por el retiro del 10%. ¡No + AFP! Por un sistema de reparto tripartito, solidario, gestionado por comités de trabajadores, jubilados y profesionales ligados a las organizaciones sociales. Por un sistema de salud público único, nacional y gratuito. Libertad a los presos políticos de la rebelión y a los presos políticos mapuche. Por la coordinación y unidad de trabajadores y el pueblo. Por la nacionalización de los recursos naturales y estratégicos así como las empresas privatizadas en dictadura y democracia, sin indemnización y bajo gestión de los trabajadores y el pueblo. Por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y Fuera Piñera. Que la crisis la paguen los capitalistas. Por un gobierno de las y los trabajadores.
Convocamos a las y los trabajadores, a todas las y los luchadores y a las corrientes que se reivindican anticapitalistas a discutir en común esta perspectiva.