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Red Internacional
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Jornada Nacional de Lucha. Por un paro en solidaridad con la lucha de Matamoros y el magisterio michoacano

La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y la Nueva Central de Trabajadores (NCT) deben impulsar la solidaridad activa con las y los obreros de Matamoros y el magisterio michoacano.

Jueves 31 de enero de 2019

Este jueves 31 de enero la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), el Frente Amplio Social Unitario (FASU) y el Encuentro Nacional de Dirigentes de Organizaciones Sindicales, Campesinas y de la Sociedad civil, adonde participan también la Nueva Central de Trabajadores (NCT) incluyendo al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), convocan a un “Jornada Nacional de Lucha” donde la acción más importante será la marcha en la Ciudad de México.

Lo anterior se realiza en el contexto del enorme ejemplo que marcan las luchas obreras en Matamoros. Los bloqueos de trenes del magisterio de la CNTE en Michoacan. Y el descontento y resistencia en muchos centros de trabajo a la precarización y los despidos. Junto a lo anterior hay revisiones contractuales y emplazamientos a huelga por parte de sindicatos universitarios como el SITUAM y los telefonistas.

Así como también en el marco de la debate nacional abierto por la aprobación de la guardia nacional, que exige un fuerte posicionamiento del movimiento obrero y las organizaciones populares en contra de esta como continuidad de la militarización.

La clase trabajadora se muestra con nuevos ánimos de lucha

Ante el inicio de un nuevo sexenio con un gobierno que es visto con muchas expectativas por millones de trabajadores ¿cuál es el papel que las y los trabajadores esperamos tengan nuestras organizaciones sindicales este año que inicia?

Este jueves 31 de enero muchos trabajadores marchamos una vez más para refrendar la lucha por nuestros derechos. ¿Pero qué posiciones políticas necesitamos implementar desde las bases? A continuación presentamos una propuesta para impulsarla desde esta jornada nacional de lucha.

Una marcha masiva a la que acude el sindicalismo que aglutina a los referentes de sindicatos y organizaciones de trabajadores, que se reivindican así mismos como democráticos y defensores de los derechos de los trabajadores, tendría que en primer lugar enunciar la más firme posición de apoyo activo a las luchas de las y los trabajadores que hoy en día se movilizan por sus derechos.

Sin embargo fue hasta el pasado lunes 28 de enero que estos referentes en voz de Francisco Hernández Juárez se pronunciaron en apoyo a las luchas de Matamoros, contra los sindicatos de protección -sin mencionar a la cuestionada CTM- y criticaron la aprobación de la guardia nacional.

Transcurren ya más de 15 días de bloqueo de trenes del magisterio de la CNTE en Michoacán en reclamo de salarios no pagados y lamentablemente estuvieron ausentes en las declaraciones de los dirigentes que anunciaron la convocatoria a la marcha.

Lo mismo en el caso de la oleada de despido entre los gremios de trabajadores estatales de todo México. Así como también a más de tres semanas que más de 40 mil obreros de 45 maquiladoras han llevado a cabo una serie de huelgas históricas en Matamoros, Tamaulipas, exigiendo aumento de salario y los bonos que les corresponden por las jugosas ganancias que se embolsa la patronal y el apoyo en los hechos es solo discursivo. Por eso es necesaria la pregunta: ¿A qué le llaman combativo quienes dirigen la UNT y el FASU?

La austeridad del nuevo gobierno ajusta a los trabajadores

La gran disyuntiva para las organizaciones obreras ante el gobierno de AMLO es que consideremos que nuestros derechos y legítimas demandas son idénticos a los objetivos y planes del nuevo gobierno y la patronal.

Esto lo vemos cuando apenas se anuncia la austeridad presupuestal: aunque millones tienen justas expectativas en esto, no se toca ni castiga los numerosos privilegios y gastos onerosos de los más altos mandos en el caso de las universidades o no se tocan los privilegios fiscales de los empresarios nacionales y extranjeros del país, como es el caso del grupo CARSO de Carlos Slim.

Por el contrario, lo que estamos viendo es que se mantienen los ajustes a los contratos colectivos, manteniendo los bajos salarios y la precarización, así como nuevos despidos como ocurre entre los trabajadores estatales del DIF, la secretaria de Salud y otras dependencias incluyendo las de las y los trabajadores de la educación, el arte y la cultura.

Por ello, en el contexto de esta (convertida en pasiva) marcha anual de los sindicatos democráticos y de oposición, y ante las semanas por venir, las direcciones sindicales deben romper el cerco mediático sobre el gran ejemplo de las luchas obreras de Matamoros y del magisterio michoacano.

Las organizaciones del movimiento obrero y popular no podemos hacer eco de los ataques que desde el gobierno se lanzan contra estos sectores tildándolos de provocadores. Además, son las direcciones traidoras como las de la CTM y la CROC las que se han apostado a controlar este descontento y atacando a los obreros más consecuentes en la lucha, con despidos y ataques físicos y psicológicos.

Si en verdad saludan estas luchas los convocantes a la marcha, es fundamental retomar el gran ejemplo que nos muestra el combativo magisterio y la clase obrera de Tamaulipas, quienes ya han conseguido arrancar aumentos del 20% al salario y los bonos de sus pliegos petitorios y han puesto en jaque a gobiernos represores como el del perredista-priista Silvano Aureoles.

Hay que ser enfáticos en que, si millones de trabajadores posibilitaron la llegada de AMLO no es para darle un cheque en blanco a su gobierno o para confiar en que los cambios a favor de los trabajadores vendrán espera a que el gobierno los resuelva sin movilizarnos. Mucho menos de que los patrones son aliados en ese objetivo. Por el contrario, es tiempo de cambiar el rumbo y retomar el verdadero camino de la movilización consciente y combativa de las y los trabajadores.

La unidad de la clase trabajadora exige un giro combativo

Es un error de miras asumir que toda crítica al nuevo gobierno proviene del oscuro intento de “desestabilizar” y que “los extremos se tocan”. Asumir que a la izquierda del nuevo gobierno “está la pared”, lleva a la subordinación política y sindical al Estado y el gobierno que lo dirige. Esta ubicación no es clasista ni independiente. Por ello a partir de la marcha de este 31 de enero, las direcciones convocantes no pueden seguir con el discurso de “un nuevo rumbo económico” sin manifestar cuáles el contenido político de ese cambio.

Un cambio a favor de la clase trabajadora y la inmensa mayoría del pueblo pobre y trabajador, debe partir de exigir categóricamente que se echen atrás las reformas estructurales comenzando por la esclavista reforma a la Ley federal del Trabajo.

Además de ir hasta el final en la exigencia de mayor presupuesto a las universidades basado en los impuestos progresivos a las grandes fortunas y el no pago de la deuda externa. Lo anterior comienza por luchar por recuperar las conquistas que la precarización laboral nos ha traído; el ejemplo más crudo es la situación de las y los trabajadores estatales de la Ciudad de México que enfrentan despidos, hostigamiento y amenazas.

Ante crisis nacionales como la de los recursos estratégicos, como el petróleo y los combustibles, la soberanía alimentaria y los recursos para las grandes necesidades de los trabajadores y el pueblo; las y los trabajadores tenemos que impulsar la perspectiva de la renacionalización de la industria energética bajo control democrático de las y los trabajadores, con organismos junto a los usuarios, creados democráticamente, echando fuera de los sindicatos a la burocracia sindical asesina y corrupta.

Lamentablemente la ubicación de las direcciones sindicales nos desarma a las y los trabajadores, negando el carácter de los sindicatos como organismos de lucha. La unidad que necesitamos forjar los sindicatos que se reivindican combativos y democráticos, debe ser forjada codo a codo en las luchas en las calles -a muchas de estas direcciones ya se les olvidó cómo nacieron nuestras organizaciones hace décadas.

La tarea más concreta y del momento es conformar una gran Coordinadora Nacional de Lucha que abrace en primer lugar al magisterio combativo y que esté por el triunfo de la lucha obrera en Tamaulipas. La primera y urgente acción es que este 31 de enero, la UNT y la NCT deben llamar al paro en solidaridad con las y los obreros de Tamaulipas y el magisterio se Michoacán y contra los despidos.

La unidad de los trabajadores hay que forjarla al calor de la lucha combativa por recuperar y ampliar nuestras conquistas y dando todo el poder de decisión a las bases, con la más amplia democracia de los trabajadores desde las asambleas y desde todo organismo creado desde las luchas. ¡Que esta marcha, no sea una marcha más!