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Red Internacional
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Panorama Político. Postales de resistencia obrera y popular del 2016

El 2016 llega a su fin; aquí un recorrido por algunos de sus principales hechos políticos y de la lucha de clases, para prepararnos para el 2017.

Sábado 17 de diciembre de 2016

Resistencia obrera en el Paso del Norte

A lo largo de los 3,200 kilómetros de frontera con Estados Unidos, millones de trabajadores viven, sueñan y sufren el yugo de la explotación y la opresión. Una clase obrera que se ha reconfigurado mientras mueve los engranajes de la más avanzada industria capitalista y que -contra quienes habían decretado su extinción- empezó a mostrar que es la principal fuerza social y comenzó a moverse.

Allí, desde fines del año 2015 y en los inicios del 2016, se dieron nuevas luchas proletarias, en las maquilas de Commscope, Scientific Atlanta-Foxconn, Eaton, ADC y Lexmark. Desafiando a las trasnacionales, al gobierno y al duro invierno, salieron a luchar por sus derechos en Ciudad Juárez.

En esa ciudad, que concentra más de 300,000 obreros industriales, y donde la llamada “narcoguerra” y el feminicidio sembraron el terror, se escucharon fuertes las demandas de aumento salarial y prestaciones, derecho a la libre sindicalización, y contra el acoso sexual y laboral que sufren las trabajadoras.

Enfrentando despidos y amenazas, hubo quienes fueron más allá, y buscaron una candidatura obrera independiente -encabezada por Antonia “Toñita” Hinojos-, peleando a brazo partido contra las restricciones antidemocráticas del sistema electoral.

Estas luchas de las y los obreros de Ciudad Juárez son un adelanto de lo que puede venir: ante las medidas proteccionistas de Donald Trump que afectarán a la industria fronteriza, nuevos episodios de resistencia obrera y popular en Paso del Norte.

Protesta magisterial: la piedra en el zapato de Peña Nieto

Este 2016, las bases magisteriales volvieron a las calles con las banderas de la lucha contra la “reforma educativa” de Enrique Peña Nieto y Aurelio Nuño. La lucha magisterial fue el punto más alto de la resistencia obrera y popular en México y generó apoyo y solidaridad nacional e internacional. Fue también el centro de las preocupaciones del gobierno y la “clase política”, que buscaron desactivarla y derrotarla.

Cuatro meses de paro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Michoacán, Guerrero, Chiapas y Oaxaca, enfrentando embates represivos como en Nochixtlán, Huitzo y Vigueras, abrieron el camino para la nacionalización de la lucha que recorrió desde Nuevo León hasta el sur del país.

En el epicentro del país -la Ciudad de México- también pisó fuerte la rebelión magisterial, con paros, movilizaciones y bloqueos que, de forma destacada, sumaron a decenas de miles de madres y padres de familia que se organizaron. El 26 de junio, cientos de miles salimos a las calles de la ciudad en solidaridad con los maestros.

Como se plantea aquí, la disposición a la lucha de las bases chocó con la estrategia impulsada por la dirección del movimiento, centrada en las expectativas en las mesas de diálogo.
Hoy esa política se expresa en el impulso de la iniciativa ciudadana para modificar la reforma en el Congreso, la misma institución responsable del ataque, sembrando confianza en que los legisladores de los partidos patronales pueden aprobarla.

Pero la resistencia magisterial no fue un hecho aislado. Los trabajadores del sector salud salieron a protestar contra los avances en la privatización de los servicios de salud pública.

Por ejemplo en Oaxaca, cuando en el mes de octubre más de 12,000 trabajadoras y trabajadores de la salud llevaron a cabo un paro de labores, y con las acciones simultáneas en 18 estados. También con importantes movilizaciones conjuntas con las maestras y los maestros que marcaron el camino de la necesaria unidad de los trabajadores contra las reformas estructurales.

Así también este año se dieron destacadas luchas resistentes contra la precarización laboral: un ejemplo de ello fue la que llevan adelante las trabajadoras del Instituto de Educación Media y Superior, frente a los despidos a quienes se organizaban para exigir prestaciones básicas y mejoras en sus condiciones de trabajo.

La juventud, presente este 2016

La juventud y el movimiento estudiantil estuvieron al frente de las principales movilizaciones desde la asunción de Enrique Peña Nieto en el 2012. Lo vimos en el #YoSoy132 y también en el 2014, tomando las calles por Ayotzinapa. Este 2016, los procesos de politización y de cuestionamiento al gobierno y el régimen político que recorren a la juventud se expresaron activamente. Allí estuvieron los estudiantes politécnicos, que se movilizaron junto al magisterio, y realizaron paros como en las vocacionales y otras escuelas del Instituto Politécnico Nacional.

El normalismo, por su parte, confirmó que es uno de los sectores más activos: se movilizó junto al magisterio, paró contra la reforma educativa y enfrentó la represión en distintos estados del país, como en Michoacán y Chiapas.

Esta juventud, además de mostrar su solidaridad con los trabajadores, salió a las calles contra las violencias machistas y se hizo parte del movimiento #Niunamenos en México. Dijo presente, una vez más, en la lucha contra los crímenes de estado y por la aparición de los 43 normalistas desaparecidos.

Peña Nieto, a la baja

Este 2016 el gobierno de Peña Nieto vio caer su popularidad y dejó muy atrás los tiempos en que era portada de revistas estadounidenses bajo el título “Mexican Moment”. En las elecciones de junio, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) retrocedió al segundo lugar y perdió estados claves como Veracruz. Los escándalos crecientes afectaron a la administración federal y a los gobernadores. La situación económica y el deterioro de las condiciones de vida de amplios sectores populares, alimentaron el descontento social.

Mientras sectores de la clase trabajadora y la juventud protagonizaban protestas contra el gobierno, surgieron movilizaciones reaccionarias, alentadas por Acción Nacional y la Iglesia que mostraron una profunda polarización que cruza México.

La situación de crisis que atravesó el gobierno llevó incluso a la renuncia del “supersecretario” Luis Videgaray y puede llevar a que el PRI pierda la presidencia en el 2018. Aún en este contexto, Peña Nieto tuvo a su favor que los partidos del Congreso apostaron a preservar la estabilidad. No sólo sus antiguos socios del Pacto por México -como el PAN y el PRD- sino también López Obrador, que llamó a mantener la “gobernabilidad”: una gobernabilidad que somete a la población trabajadora.

Las direcciones sindicales que se reclaman opositoras, como la Unión Nacional de los Trabajadores (UNT) actuaron en el mismo sentido: no convocaron a un solo paro nacional en solidaridad con las movilizaciones obreras y juveniles. Por su parte, las organizaciones reformistas y populistas con peso en los distintos movimientos también fueron adversarios de impulsar la más amplia alianza obrera y popular y el paro nacional.

Ese es el motivo por que, a pesar de las luchas que se dieron este año, los planes del gobierno se mantienen en pie.

Un nuevo escenario, un 2017 convulsivo

Sin duda, el gran hecho de este 2016 es el triunfo de Donald Trump en el principal país imperialista. Se abre un nuevo periodo internacional. Para un México integrado a la economía de Estados Unidos, el panorama es incierto.

Las medidas proteccionistas golpearán en la economía profundizando las tendencias a la recesión e incluso la crisis abierta; mayores contradicciones económicas, políticas y sociales aparecen en el horizonte. Como siempre, los de arriba buscarán que sean los trabajadores y el pueblo quienes paguemos los costos. Precarización laboral, una mayor entrega de los recursos naturales, represión y ataque a las libertades democráticas serán su “receta”. Ante eso, los trabajadores y la juventud combativa tendremos que resistir y llevar adelante nuevos combates.

Para este 2017, es fundamental extraer las lecciones de las luchas previas. Una de ellas es que -contra quienes sostienen que hay que confiar en la acción de las instituciones o en su reforma- la clase obrera y sus aliados del campo y la ciudad -como los indígenas y campesinos pobres, la juventud y el movimiento de mujeres- debemos movilizarnos y organizarnos de forma independiente, contra el gobierno y los partidos al servicio de los empresarios.

Para preparar las futuras luchas, para que las mismas no sean derrotadas y que sean pasos en la victoria contra los capitalistas y sus partidos, necesitamos forjar una gran organización socialista y revolucionaria. En este próximo año debemos avanzar aceleradamente en ese camino. Al servicio de eso está La Izquierda Diario, y para eso nos preparamos en el Movimiento de los Trabajadores Socialistas.

Este 2016 pusimos todas nuestras fuerzas al servicio de estas luchas proponiendo una política para derrotar a los capitalistas y sus partidos; esto mientras impulsamos la primera candidatura anticapitalista y socialista en décadas, encabezada por los profesores Sergio Moissen y Sulem Estrada, ante la pasada elección a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México.

Este año, deberemos redoblar la lucha por construir esa gran organización. Te invitamos a sumarte a esa tarea.


Pablo Oprinari

Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.

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