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Red Internacional
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Apuntes Militantes. Preparemos el futuro

En el marco de la crisis política de Cambiemos y de una situación social que se agrava, se necesita una preparación activa desde ahora. La estrategia, "el arte de vencer", debe comenzar su trabajo desde antes de los acontecimientos históricos.

Sábado 19 de mayo de 2018 12:45

El Gobierno festejó (casi como si hubiera ganado una elección), el hecho de haber pasado la "turbulencia" y quedado en pie cuando lograron que los especuladores renovaran las Lebacs. Pero, a cambio, recibirán nada más ni nada menos que un interés del 40 % anual. Sin embargo, como se ha explicado, postergaron el "drama" y decidieron acumular contradicciones para el futuro. Como botón de muestra, si se mantuvieran las tasas de interés en los valores actuales y no se renovaran las Lebacs en junio, el país debería pagar alrededor de 20.000 millones de dólares. Casi lo que le ruega al FMI que le preste. Algo huele mal.

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La turbulencia en realidad anunció que el plan de Macri conduce al país hacia una verdadera tormenta.

Ellos llaman un problema "cultural", un problema de "comunicación", al hecho de que la inmensa mayoría del país no quiera ser ajustada. No hay forma de informar y caer bien si las noticias son bajar el ingreso real de los jubilados o saquear los bolsillos con el tarifazo.

Lo cierto es que la economía impone un ajuste realmente grande para amortiguar el déficit fiscal y el Gobierno no cuenta con la fortaleza necesaria para imponerlo. Esto porque el pueblo trabajador no sufrió ninguna derrota “aplastante” como para permitirse algo así.

Queda claro, de todos modos, que el ajuste ya empezó, lleva más de dos años y en los últimos meses se ha profundizado. Entre tarifazos e inflación y paritarias que promediaban el 15 o (en el mejor de los casos, como aceiteros) el 19 %, estamos hablando de una pérdida fuerte del salario real, incluso si se recuperaran algunos puntos si llegaran a aplicarse las cláusulas de “revisión”.

Aunque todo se va a profundizar, el ajuste no gradualista ya empezó y muchas de sus consecuencias ya se están viendo. Sin embargo lo que necesitan para salir de esta crisis en función de sus intereses es mucho más.

El Gobierno intentará llegar al "equilibrio" bajando el déficit fiscal y comercial, es decir, devaluando la moneda y con ella el salario real y achicando el gasto público mediante el ajuste en salud, educación, jubilaciones y todo lo que sea posible. El telón de fondo será un inevitable aumento de los pagos de la deuda a costa del sufrimiento del pueblo, un hundimiento de sus condiciones de vida como ya lo hicieron en la dictadura del ’76, en el ’89 y el 2001.

¿Quién sabe el ritmo? Nadie, pero tampoco nadie debería dudar de la dirección por la que va el país conducido por los grandes monopolios. ¿Cómo lo harán? ¿Con devaluaciones más fuertes o con ataques directos, con un poco de cada una? ¿En este mandato, en el próximo, con un gobierno peronista, con una coalición de algún tipo? ¿Les estallará antes una crisis incontrolable o pasarán primero a la acción? Nadie puede responder "a ciencia cierta" estas preguntas. Pero lo cierto es que lo que va a llevar al país a una situación de choque entre las clases son las contradicciones estructurales que hoy se hacen más presentes.

Un partido revolucionario debe prepararse para esos momentos porque, del resultado de ese choque, depende el futuro de la clase trabajadora y el pueblo pobre.

Vamos a volver… a pagar

Se va terminando la etapa donde la lucha de clases se limitó exclusivamente a la pelea por el salario y las condiciones de trabajo. Ya no nos enfrentamos sólo a los despidos puntuales y a la perinola de la década K donde "ganan todos". En realidad, unos “la levantaban en pala” y, los de este lado, recibían las migajas de la fiesta. Mientras, los especuladores recibían los dólares “antiimperialistas” con los que el kirchnerismo hablaba de “conquistar” la soberanía y el desendeudamiento.

No es que no habrá más luchas parciales, pero en perspectiva lo que va a ponerse en discusión es: quién prevalece sobre quién.

Durante los años del kirchnerismo, el precio de la soja, la devaluación que había dejado Duhalde -del 200 % que significó "competitividad" y caída del salario real de un 40 %-, favorecieron el viento de cola para hacer un país "en serio" donde la lucha de clases quedó limitada a niveles que el régimen podía metabolizar. Viejas épocas de los superávits gemelos que hicieron que todos estén conformes, aunque siempre unos mucho más conformes que otros.

La "pesada herencia" no viene de haberle pagado a "los vagos" ni por haberse "robado todo" como dice la derecha (que también roba y se beneficia del poder para beneficio propio). Con sus 70.000 millones de dólares pagados en intereses de la deuda, con sus 10.000 millones pagados cash al FMI para "desendeudarse", con el déficit energético generado por la rapacidad consentida para Repsol que literalmente vació los pozos de gas, con sus subsidios a las privatizadas por 160.000 millones de dólares en esos años, poniendo como pilar la industria automotriz que hizo perder al país más de 5.000 millones de dólares al año en beneficio de las terminales, con el giro de utilidades de las grandes empresas en manos extranjeras durante el llamado "gobierno nacional y popular", con la fuga de capitales, con todo eso y algo más, se perdió el superávit. En ese marco, los problemas de la llamada “restricción externa” volvieron a aflorar.

En el 2012 los K tenían los mismos problemas que hoy, más agravados, tiene el país. Faltan dólares porque hay déficit. ¿Cómo no va a haberlo con los beneficios que le dieron en 12 años a los grandes monopolios y especuladores?

Fue ahí cuando los K plantearon "la sintonía fina" para ajustar gradualmente, quisieron arreglar con los acreedores incluyendo a los buitres. Pagaron al Club de París y al CIADI pero el juez Griesa les puso demasiadas condiciones. Buscaban pagar para "volver al mercado de capitales" e iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento.

Junto a esto, techos salariales, impuesto al salario, ataque político a los docentes desde la misma Asamblea Legislativa. Como siempre ocurre, hace falta un Berni para facilitar esa tarea. A los K hay que reconocerles, por eso, que fueron los verdaderos creadores del gradualismo que hoy llega a su fin. Su candidato era el indicado para el giro. Scioli no pudo ser Dilma Rousseff por unos pocos votos.

Si vuelven no van a tener otra posibilidad que hacer lo que hacen todos los Gobiernos capitalistas. La deuda, pese a todos los pagos y los desendeudamientos, es al día de hoy de 320.000 millones de dólares. ¿Qué proponen hacer? ¿Pagar otra vez?...“¿Acá tenés los dólares para la liberación?”.

Quien no quiera tomar medidas radicales, anticapitalistas y antiimperialistas no va a tener otro camino que ser un macrista con rostro humano.

El país capitalista dependiente que es Argentina, cuyas características estructurales los K dejaron en pie (al mismo tiempo que se mantenían dentro del FMI) son las que llevan a la disyuntiva de quién va a pagar esta crisis. Vamos a un choque de fuerzas entre las clases. Se impondrá alguna de las dos clases fundamentales que tiene el país, con los aliados que consiga.

Cómo preparar el combate desde ahora

Para que ese inevitable choque resulte favorable para la clase obrera y las mayorías populares, se necesita una preparación activa desde ahora. La estrategia, "el arte de vencer", debe comenzar su trabajo desde antes de los acontecimientos históricos.

Pese a que en lo inmediato la lucha de clases sea baja por la tregua de la burocracia, es posible y necesario actuar desde ahora con una política adecuada.

Las consignas de las campañas que levanta el PTS para ser difundidas hacia millones de personas buscan que una parte de la clase trabajadora y la juventud vea que se necesitan salidas realmente de fondo. No pagar la deuda, estatizar las empresas privatizadas y ponerlas a funcionar bajo control de los trabajadores y comités de usuarios populares, son parte de un programa para que la crisis la paguen los capitalistas. Es una campaña para llegar a millones la que lanzamos.

Hoy se trata de sembrar ideas, pero mañana tendrán que ser las consignas por las que el movimiento de masas deberá luchar si no quiere que se imponga el programa de la gran burguesía y volver a padecer sufrimientos inauditos como en el 2001-2002 cuando la pobreza llegó al 50 % y la desocupación al 21.5 % de la población, con los ahorristas expropiados por los bancos. Para imponerlas y salvar a la mayoría del pueblo de la degradación, habrá que derrotar a los capitalistas, su Gobierno y su Estado.

El PTS está elaborando un programa de conjunto para ser discutido por su militancia y los simpatizantes de la izquierda revolucionaria. Es parte de la preparación y la pelea porque todos sean conscientes de los fines estratégicos de nuestra lucha, de las medidas por las que luchamos y de las fuerzas con las que cuenta una clase obrera de 14.500.000 asalariados, así como de la situación de nuestros enemigos.

La necesidad ineludible de ser parte del movimiento real de la lucha de clases y contra todo tipo de opresión, no puede nunca nublar la visión de cuál es el "fin último" de nuestra lucha.

Intervenir en esa lucha de clases real, como se dé, es parte de la preparación misma para los acontecimientos que verdaderamente van a definir la cuestión. Hacer de cada lucha, donde sea posible, una gran batalla de clase para mostrar la fuerza obrera cuando ésta se despliega, sin las trabas que impone la burocracia.

Habrá derrotas por el aislamiento que impone la burocracia pero también triunfos como el de los Mineros de Río Turbio, que muestra que es posible vencer y puede contagiar y elevar la moral de otros sectores.

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Impulsar el frente único obrero, es decir, exigirle a la burocracia a través de los volúmenes de fuerzas conquistados para poner en movimiento la mayor cantidad de trabajadores en lucha que sea posible o demostrar su rol conservador frente a las amplias masas para aumentar la fuerza de los revolucionarios, es parte de la preparación y la forma en la cual puede emerger un verdadero partido y una vanguardia clasista. Conquistar sectores para nuestro programa en las fábricas y sindicatos, ganar una parte del movimiento estudiantil para la lucha anticapitalista. Impulsar la pelea de todos los movimientos que tienen reivindicaciones sentidas por miles o millones como es el movimiento de lucha de las mujeres, peleando por una salida de fondo, una perspectiva socialista y de la clase trabajadora. Impulsar campañas comunes de todo el Frente de Izquierda para potenciar la llegada de las ideas que unen a este frente basado en la independencia política de los trabajadores. Son todas peleas necesarias que adquieren su verdadera dimensión a la luz de las peleas del futuro.

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Un partido para que no se repita la historia: que la crisis la paguen los capitalistas

Para que el resultado de este choque inevitable no sea una nueva derrota, hace falta que la clase obrera tenga su propio partido con un programa revolucionario. Y que ese partido se haya desarrollado y forjado en las peleas previas. Quienes más tierra echan a los ojos de los trabajadores y la juventud dificultando su avance son los que hacen demagogia y generan falsas ilusiones en que se puede "volver" a los años de "ampliación de derechos" y ganancias en pala para los capitalistas y los acreedores. El kirchnerismo es quien juega este papel y por eso la lucha política para desenmascarar este engaño, es de primer orden.

La campaña que lanza el PTS por parte de su programa, al mismo tiempo que trata de generar un sector que realmente vea la necesidad de salidas anticapitalistas y antimperialistas, busca dejar al desnudo que la política K no puede llevar a más que engaños como el de Dilma, a un macrismo con otro discurso como Daniel Ortega que de guerrillero de la liberación nacional pasó a ser el ajustador y represor del pueblo nicaragüense al tratar de imponer una salida capitalista a la crisis del país.

La pelea política contra el engaño K no es una disputa electoral. Se trata de una lucha estratégica para que sus cantos de sirena no adormezcan a los trabajadores dificultando la construcción de su propio partido y programa.

Nos referimos a que no pagar la deuda permitiría subir las jubilaciones de millones de trabajadores que luego de trabajar una vida entera van a tener que sobrevivir en el mejor de los casos. A ellos se les podría dar parte de ese dinero para que la muerte o la sobrevida no sea una "salida" al aumento de la esperanza de vida que la humanidad va conquistando. Sin dejar de pagar la deuda, no habrá educación, ni salud verdaderamente dignas. La otra opción son los hospitales en ruinas donde los más pobres pagan con su propia vida la decadencia del sistema.

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Son algunas de las medidas que el PTS plantea para que esta vez nos impongamos los trabajadores y el pueblo y en vez de caer en la miseria y la desocupación, se abra paso a una nueva sociedad donde se bajen las horas de trabajo, donde la salud y la educación sean de calidad y gratuitas, donde la vida valga la pena ser vivida. Para ello hay que derrotar a los capitalistas.

De eso se trata y para eso luchamos. Te invitamos a dar estas peleas, a militar con el PTS a formar en común agrupaciones y a impulsar estas campañas por el "NO pago de la deuda" y por "la estatización de los servicios públicos bajo gestión de los trabajadores" entre otros puntos, porque también depende de las peleas del presente que la crisis la paguen los capitalistas.