Se presentó "Patriarcado y Capitalismo. Feminismo, clase y diversidad", de Josefina Martinez y Cynthia Burgueño, de editorial Akal, en la Universidad de Barcelona. Como dijeron las autoras, "el libro que Ana Botín no tendría en su biblioteca ni recomendaría que leyeras".
Jueves 27 de febrero de 2020
Con jóvenes estudiantes, mujeres migrantes y trabajadoras, se presentó en Barcelona, después de haber recorrido Madrid, Zaragoza, Mieres y otras ciudades. Próximamente, se hará un lanzamiento en Argentina, en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Abrió Andrea D’Atri, que ha escrito el prólogo para esta edición, quien señaló dos méritos del libro de Martinez y Burgueño. En primer lugar que, a pesar de la ofensiva de las nuevas derechas, las autoras se niegan a hacer concesiones al neoliberalismo "progresista". Planteó entonces cómo se separaba de una "izquierda" que se prepara para administrar y gestionar el Estado capitalista y ponía las ideas del marxismo a la ofensiva. En segundo lugar, destacó que se trata de "un libro militante que surgió de la experiencia colectiva, abordando debates actuales y partiendo de la experiencia común de lucha de un colectivo de trabajadoras y jóvenes que empiezan a acercarse a las ideas del marxismo revolucionario."
Luego le cedió la palabra a Oliva Serra, invitada especialmente y parte de los colectivos de mujeres de la izquierda independentista con los que las autoras han confluido en la organización de un 8 de marzo de lucha y en las calles.
Feminismo para cambiarlo todo
Oliva Serra, referente de CUP-Endavant y militante del colectivo feminista de Olesa, planteó que "el feminismo es una herramienta que permite cambiarlo todo. Somos el 50% de la clase trabajadora. Si ponemos sobre la mesa las demandas que nos oprimen como mujeres pero también como clase trabajadora avanzaremos hacia una sociedad más justa", dijo refiriéndose a la campaña que están desarrollando junto con otros colectivos de Catalunya de un "Feminismo para cambiarlo todo".
También, hizo referencia a varias medidas que podrían tomarse en el camino de la socialización del trabajo de reproducción y mostró, como ejemplo, cómo de todos los servicios que estaban afectados por la Ley Aragonés, el 79% eran feminizados. Por último, destacó que, en los últimos años, las publicaciones que ha habido fueron muy académicas "y este libro devuelve una experiencia militante necesaria para cambiar las condiciones materiales de la vida."
Un libro con hipótesis estratégica
"Partimos de la idea de que no hay un solo feminismo, sino muchos feminismos, ya que en el movimiento de mujeres intervienen diversas corrientes del feminismo, con diferentes estrategias.", comenzó Cynthia Burgueño. Y destacó que se trata de un libro militante con un punto de vista marxista, es decir, el de un feminismo "que necesariamente es anticapitalista, antirracista y antiimperialista."
Cynthia señaló que el libro transmite la voces de mujeres trabajadoras, que son parte del movimiento que ha emergido en los últimos años. Y mencionó a algunas que estaban presentes en la sala, trabajadoras precarias de la Educación, jóvenes de Telepizza y Las Kellys, el grupo de trabajadoras de limpieza de los hoteles de Barcelona que tienen un gran reconocimiento por su lucha. Para graficar la perspectiva desde la que el libro aborda la cuestión de la opresión femenina, se refirió al "feminismo" de la banquera y empresaria Ana Botín. Y la opuso a la trabajadora Ana López, presente entre el público y que también ha transmitido su testimonio en Patriarcado y Capitalismo. Feminismo, clase y diversidad.
Para finalizar, leyó la hipótesis estratégica sobre la cual desarrollaron el libro con Josefina Martínez: "¿Es posible apostar porque las mujeres trabajadoras puedan cumplir un rol de vanguardia en la lucha de clases?, ¿está planteado que puedan romper con el conservadurismo del movimiento obrero actual, atado de pies y manos por las direcciones sindicales burocráticas? Y así, en ese camino, ¿aportar a revolucionar y recuperar los sindicatos o crear nuevas organizaciones de base?" Cynthia Burgueño respondió que hay tres cuestiones que permiten apostar a ello: en primer lugar, la existencia de una movilización creciente del movimiento de mujeres; en segundo lugar, que la reconfiguración de la clase trabajadora viene acompañada de mayor precarización y transforma a las mujeres trabajadoras en los sectores más oprimidos y explotados de la clase; lo que puede llevar a nuevas formas de lucha y organización. Y por último, que las mujeres tienen mayor peso, actualmente, en la clase asalariada a nivel mundial.
Por una sociedad radicalmente libre
Cerró la ronda, Josefina Martínez, quien retomó un análisis del neoliberalismo y de cómo la consecución de derechos para algunos sectores de mujeres, en algunos países, ocurrieron al tiempo en que la gran mayoría se hundía en la pobreza, la precarización laboral o el desempleo. Y mostró cómo, frente a esta situación, se fue consolidando una ideología individualista, meritocrática, pero que también permea a los movimientos sociales en la perspectiva de que la transformación es personal, ya sea por medio del empoderamiento o porque la opresión también es considerada como una vivencia singular e intransferible. En ese sentido, aludió a la teoría de la interseccionalidad, marcando sus orígenes y los puntos de apoyo que presenta para comprender la complejidad de la diversidad, pero también señalando sus limitaciones.
"Estos debates se dan en el contexto del retroceso de la clase trabajadora frente a la ofensiva neoliberal y entonces se dividen los movimientos sociales basados en políticas identitarias y, por otro lado, la política de clase". Josefina hizo hincapié en cómo se produce esta transformación en las décadas de ofensiva capitalista, en que se abandona la lucha por un cambio radical de la sociedad y se termina reclamando la inclusión y el reconocimiento de esas diferencias en el Estado capitalista.
Por último planteó que el anticapitalismo no es una enunciación vacía. Que en la lucha contra el capitalismo es necesario enfrentar y combatir al Estado capitalista, y en este sentido, hizo una referencia a Unidas Podemos, trayendo las palabras de Rosa Luxemburgo que dijo que cuando un ministro socialista entra a un gobierno burgués, el gobierno no se hace "un poquito socialista y un poquito capitalista, sino que el ministro deja de ser socialista."
Finalizó con estas palabras: "retomamos la necesidad de un feminismo que lucha por otra sociedad. Una sociedad donde la reducción del tiempo de trabajo, la socialización del trabajo reproductivo, el fin de la acumulación de riqueza de unos pocos a costa de hundir a millones en la miseria, nos permita avanzar hacia una sociedad radicalmente libre, donde podamos disfrutar plenamente del arte, del ocio, de la cultura, de la naturaleza y de la sexualidad."