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Red Internacional
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EMERGENCIA UNIVERSITARIA. Pretenden hipotecar el futuro de la juventud: ¿qué es lo que festejan de la deuda?

El acuerdo que alcanzó el Gobierno para pagar a los acreedores fue aplaudido por oficialistas y opositores. Mientras, ya son millones las y los jovenes que nada tienen para celebrar.

Miércoles 12 de agosto de 2020 20:30

Hace unos días, el Gobierno Nacional salió a festejar el cierre del acuerdo de la deuda con los “bonistas”, grupos que se dedican a prestarte 10 para sacarte 100. “Al festejo” se sumaron desde el presidente de EE.UU, Donald Trump, hasta funcionarios Macristas.

Mientras el gobierno se prepara para seguir pagando la ilegal y fraudulenta deuda externa, que se arrastra desde la sangrienta dictadura cívico militar hasta el día de hoy, y pegó un salto monumental con la el gobierno macrista, la realidad social contrasta contra este festejo. Los jóvenes precarizados y los estudiantes, al igual que los trabajadores y el conjunto del pueblo pobre, tenemos que rechazar la convalidación de esta estafa ¡No van a hipotecar nuestro futuro!

“Si los años próximos van a ser de vacas flacas, que al menos sean dignos”, decía Patria Grande el día del acuerdo. ¿Cómo serán las “indignas”, siendo que de cada diez dólares que ingresaron de deuda con Macri, 8,6 se destinaron a la fuga de capitales?

Habrá, según UNICEF, un millón y medio de nuevos niños pobres en Argentina. Nueve millones será el escalofriante número total. Millones se quedaron sin trabajo. Millones viven hacinados en barrios populares sin acceso al agua. El aumento de la desocupación se estima en 15% y la sanitaria es nefasta. La salud cuenta con un presupuesto para todo 2020 de $240 mil millones. Mientras tanto, el gobierno pagó en deuda $ 350 mil millones, solo en algunos meses.

Esta realidad golpea, como es de costumbre en las crisis, a la educación y a los jóvenes. La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) anunció con orgullo que “cerca de 95 mil estudiantes de las 17 facultades desarrollan actividades académicas virtuales en tiempos de aislamiento social obligatorio”. Así, las autoridades reconocen implícitamente que al menos 45 mil estudiantes ya no continúan con sus estudios. En lo que va del año se gastan $110 millones por hora en deuda, frente a los $47 millones por hora en educación y cultura (de los cuales solo $11,7 millones por hora son para universidades nacionales), una relación de 4 a 1 ¿Estas son las prioridades?

¿De qué alivio nos hablan a los miles de pibes que quedamos afuera por no llegar a fin de mes o por no tener acceso a la virtualidad? ¿y a nuestros docentes, no docentes y ad honorem, que son precarizados y sobrecargados de trabajo por la propia universidad? ¿De qué dignidad nos hablan, mientras el gobierno sostiene el mismo presupuesto universitario nefasto que nos dejó el macrismo mientras le otorga una jugosa paritaria a los bonistas?

Miles de jóvenes tenemos que elegir entre estudiar o trabajar precarizados, por dos mangos, como en las apps o en McDonald. Mientras tanto, se engrosan los bolsillos esos megamillonarios y empresarios multinacionales, que para colmo cobraron el ATP del gobierno. Las vacas no son flacas, son ajenas, y son de los dueños de todo, que el gobierno dijo que iba a afectar con el impuesto a las fortunas, pero nunca lo hizo. Mientras tanto, se niegan a discutir en diputados el proyecto presentado desde las bancas del FIT. Y la historia no termina. Aún resta negociar para pagarle al FMI que, ya sabemos, pide a cambio de sus “buenos servicios” que se recorten “gastos”, que haya reforma laboral, que se recorten las jubilaciones, que se rife nuestro futuro, que se ataque aún más a la educación (la Ley de Educación Superior menemista vino de la mano de este mismo organismo). Pide a cambio, básicamente, poner una oficina en el banco central y digitar nuestra economía ¡Hay que rechazarlo!

Escuchamos pronunciarse a Alberto Fernández por más cárceles luego de cerrado el acuerdo. Parece que para los ladrones de guante blanco, como “toto” Caputo, el amigo de Macri experto en fugar dólares, hay millones de recompensa, festejo e impunidad. Pero para los sectores populares hay más represión ¿Por qué se plantea eso y no cómo evitar que miles de jóvenes sean empujados a la miseria y a la subsistencia a como dé lugar? El gobierno sigue sin responder dónde está Facundo Astudillo Castro. No queremos más casos de desapariciones forzadas, ni más gatillo fácil. Berni y Kicillof, Frederik y el gobierno nacional, ¡son responsables!

Mientras el mundo se conmueve, con el movimiento Black Lives Matter en EE.UU., con revueltas como las de Chile, Bolivia, el Líbano o Ecuador, el gobierno nos presenta como futuro ser “una granja de chanchos china”. Quieren que los trabajadores, los jóvenes y las mujeres nos resignemos a un futuro de miseria ¡Pero nosotros no vendemos ni nuestro presente ni nuestro futuro!

¡Tenemos que pelear por dar vuelta las prioridades! Porque la plata se destine a la salud y a la educación. Por que se destine a los jubilados, con los que todos los gobiernos tienen una verdadera deuda. Hay que pelear en contra de la represión a la juventud y los sectores populares, y por un IFE de 30.000 pesos para todos aquellos que lo necesiten, financiado por el no pago soberano de la deuda, y con un impuesto a las grandes fortunas, de aquellos que siguen exprimiendo a los trabajadores en medio de la crisis sanitaria. Por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito!

Tenemos que organizar nuestras fuerzas, con asambleas por la emergencia universitaria en cada lugar de estudio, junto a nuestros docentes y no docentes, para pelear por una interfacultades que declare la emergencia universitaria, contra la deserción y la precarización. Con asambleas para juntarnos lxs jóvenes precarizadxs, como la que realizará La Red este viernes 14.

Organicémonos para pelear por nuestros derechos, y con la intención de unir nuestras luchas con el resto de los trabajadores de la región, como lo hicimos en el plenario regional del 27 de Junio. Para pelear por una salida a esta crisis favorable a los trabajadores, las mujeres y la juventud. No queremos pagar sus platos rotos ¡Que la crisis la paguen los capitalistas!