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Red Internacional
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Impeachment. Primera jornada de juicio político a Dilma Rousseff en el Senado brasilero

La sesión duró cerca de 12 horas, entre chicanas jurídicas y acusaciones morales entre senadores favorables y contrarios a la destitución de Dilma.

Viernes 26 de agosto de 2016 01:23

La primera sesión del juicio político de Dilma Rousseff en el Senado brasilero duró cerca de 12 horas. Se espera que la sesión siga este viernes desde las 9 de la mañana. Para la jornada del lunes próximo está previsto el testimonio de defensa de Dilma Rousseff, y para el miércoles, el cierre del juicio

El testimonio del primer testigo de la acusación, Julio Macelo Oliveira, fiscal del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) fue el único escuchado hasta el final. Tomó cerca de 10 horas y debido a una batalla jurídica dada por el abogado de la defensa, José Eduardo Cardozo, su condición fue descalificada de “testigo” a “informante”, por lo que no declaró bajo juramento. El argumento usado fue un posteo que el fiscal hizo en Facebook pidiendo una manifestación frente al TCU con el objetivo de presionar por el rechazo de las cuentas públicas de 2014, lo que sirvió de base para el pedido de impeachment. Con eso el PT intenta ganar tiempo, además de mostrar cómo varios de esos testigos de la acusación son sospechosos y construyeron todo el proceso de golpe institucional.

Esta primera jornada también mostró que se prevé una amplia victoria de los sectores golpistas, un proceso con muchas cartas marcadas, que a lo largo del día se expresó en las editoriales de los diarios burgueses, bien como en la presión que el Partido de la Socialdemocracia Brasilera (PSDB) viene ejerciendo desde la semana pasada por la aprobación de medidas de austeridad, como la reforma previsional, que de no ser aprobadas hasta septiembre -plazo que cierra la interinidad- romperá con el gobierno. O sea, están previendo la victoria y cobrando el precio a los ganadores.

Michel Temer se mostró confiado de la victoria y afirmó tener 54 votos favorables. Ese es el número necesario para consumar el golpe. Por su parte, Lula se mostró resignado, afirmando que “comienza la semana de la vergüenza nacional”.

La sesión no estuvo exenta de escenas escandalosas protagonizadas por los senadores. “Este Senado no tiene estatura moral para juzgar a una presidenta como Dilma” lanzó una senadora contraria al impeachment. “Yo no le robo a jubilados” contestó un senador favorable al impeachment, aludiendo al marido de la senadora, que está denunciado por fraude en el sistema créditos a pensionados. Un senador del PT acusó a otro favorable al impeachment de corrupto y de haber lavado de dinero, a lo que el acusado contesto “pido antidoping para él, no aspires aquí”, pero fue cruzado por otra senadora que lo acusó de ser de “la banda del trabajo esclavo”. En este cruce de acusaciones ofrecieron un triste espectáculo que evidenció una vez más el nivel moral del parlamento brasilero.

Hoy el presidente del Tribunal Superior del Trabajo expresó la necesidad de flexibilizar las leyes laborales como respuesta a la crisis que enfrenta el país, al paso que el golpe se consolida en el Senado, al mismo tiempo que el PMDB anuncia que hasta diciembre hará la reforma laboral, por un lado para mostrar servicio a los sectores de la burguesía y del imperialismo que apostaron en Temer como la figura ajustadora, pero por otro para ganar tiempo frente al enorme descontento popular con su gobierno.

La puesta en escena del PT

Lula informó que él personalmente, junto con Jaques Wagner, un miembro de alto escalafón del PT, acompañarán a Dilma en su testimonio en el Senado. En un acto realizado hoy en Rio de Janeiro, Lula llamó a una movilización para el día 29 en Brasilia, según el “rumbo a la huelga general”, intentando una puesta en escena de último momento para presentar alguna oposición. Sin embargo, lo hace totalmente por fuera de los métodos clásicos de los trabajadores y sin que sirva de hecho para el combate necesario contra gobierno golpista y sus duros ajustes a la clase obrera.

Con esta escenificación cinematográfica del PT, que no alcanza para inflamar al país, intenta mostrarse como una “oposición responsable” frente a los miles que salieron a las calles contra el golpe institucional, buscando surcar espacio en las elecciones de 2018, si así las urnas y la burguesía lo permitan. Una escena que nos remite a Shakespeare en el final de la obra Ricardo III, cuando después demucha arrogancia y no escuchar que todo estaba errado en el plan militar, el gran rey Ricardo, completamente derrotado pero para entrar a la historia con alguna dignidad (o aun con esperanzas de su imposible victoria) decide cambiar todo lo que tiene por un caballo, con el objetivo de enfrentar al general victorioso y posteriormente su muerte.

Teatral pero sin tragedia, el PT camina hacia la derrota. Una derrota que no es solo del PT, sino que abre espacio para mayores ataques a la clase trabajadora. Para resistir a esos ataques hay que superar la pasividad impuesta a los sindicatos por el mismo PT, que ahora ordena en forma caótica y solo para que conste en actas.