La clase trabajadora carga sobre sus espaldas los efectos de la crisis económica agudizados por la pandemia, teniendo empleos precarios que no garantizan condiciones de vida dignas, mientras que la casta política encargada de precarizar vive entre lujos y derroches.
Arturo Rendón Académico de la agrupación Nuestra Clase
Miércoles 23 de febrero de 2022
Datos extraídos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalaron que de los 57 millones de personas que se encuentran en el mercado laboral, 6 de cada 10 tienen trabajos informales, lo que las deja en una completa indefensión e inestabilidad.
A esta situación el Coneval la denominó pobreza laboral, e indicó que al menos el 40% de la población en México se encuentra en esa situación, ya que la recuperación que ha habido en el empleo en el último periodo ha sido sobre la base de ofrecer nuevos trabajos en malas condiciones.
Para las y los trabajadores que la padecemos, el término “precarización laboral”, nos parece más acertado, pues éste denomina una situación caracterizada por inestabilidad en la contratación, alta posibilidad de quedar desempleados y la vulneración de derechos laborales por parte de los patrones, así como largas jornadas de trabajo sin la remuneración correspondiente y un ambiente que afecta nuestra salud física y/o psicológica.
Por su parte la “pobreza laboral” es una situación en la que el ingreso de un hogar no es suficiente para alimentar a todos sus miembros, por lo que el término usado por el Coneval muestra solo un aspecto de la condición de vida de las y los trabajadores, concentrándose en si el salario alcanza para cubrir la canasta básica.
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Sin embargo, no describe aspectos sociales más específicos, por ejemplo, de los empleos generados en último periodo el 87.8 % son informales. El 12.2 % restante, si bien las empresas que los solicitaron tienen a sus asalariados inscritos al seguro social, tampoco se escapan de padecer los efectos de la precarización, pues predominan los esquemas de contratación precarios como la subcontratación, por servicios profesionales, becarios, etc., es decir, el concepto de “pobreza laboral” utilizado por el Coneval no toma en cuenta los abusos patronales y no es casual, pues el hecho que se cambien los conceptos invisibiliza la responsabilidad patronal.
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Mientras tanto... los que aprueban leyes que favorecen la precarización
En ese sentido, es necesario hacer el contraste con quienes han votado los planes patronales en contra de los trabajadores, como la Reforma laboral o la regulación de la subcontratación, que permite la subcontratación de servicios especializados, es decir, permite que continúen los esquemas del llamado outsourcing.
La revista Proceso acaba de publicar un reportaje en el que expone una revisión de las declaraciones patrimoniales de los diputados de la actual legislatura, en donde 176 de ellos se negaron a declarar su patrimonio, mientras que 364 si lo hicieron. De hecho, la bancada que menos declaró fue la de Morena, cuyo porcentaje de declaración fue del 58 por ciento, mientras que el más alto fue Movimiento Ciudadano (MC) con 86%.
Este reportaje expone que las y los legisladores viven en opulencia, pues muchos de ellos poseen artículos de lujo como un Alfa Romeo, colecciones de Rolex, motocicletas, bicicletas de lujo, joyas, armas de colección, caballos, automóviles clásicos, terrenos, obras de arte, ranchos, etc. Esto sin olvidar que en diciembre pasado cada legislador recibió un aguinaldo de 46 mil 962 pesos proporcional por haber trabajado de septiembre a fin de año, en el presente año recibirán 40 días de aguinaldo mediante un pago de 104 mil 504 pesos.
Los diputados tienen propiedades valuadas en millones de pesos, y como buenos representantes de los empresarios, han descargado los efectos de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, aplicando las políticas de precarización laboral y obligando a la clase obrera a regresar a su trabajo en condiciones inseguras frente a la pandemia. Siendo cómplices de los capitalistas, para juntos enriquecerse, a costa del sufrimiento de miles de asalariados, de los cuales a muchos no les alcanza ni para comer.
No representan a los trabajadores
Los partidos políticos del régimen ya sean los neoliberales (PRI, PAN, PRD, MC, etc.) o los progresistas (Morena y PT) no representan a la clase trabajadora ni a los de abajo, porque, aunque en lo mediático se pelen por determinadas cuestiones, en el fondo todos tienen acuerdo en lo mismo, precarizar más y más las condiciones de vida de quienes viven de su salario.
Mostrando que la austeridad republicana no es para los de arriba, pues ni la casta política ni los empresarios se tienen que apretar el cinturón, un ejemplo es la Reforma Laboral que fue aprobada en el 2019 con 417 votos a favor (fue una votación casi unánime).
Es necesario que como clase trabajadora construyamos una alternativa de organización frente a los empresarios y sus partidos, empezando por exigir que todo funcionario cobre lo mismo que una maestra como medida para acabar con los privilegios de la casta política, pero para lograrlo se necesita la unidad en las calles por parte de los sindicatos y centrales que se reclaman democráticas, además de que re requiere exigir mejores condiciones laborales para todos los trabajadores, ya sean sindicalizados o no sindicalizados. Como un aumento salarial de emergencia de acuerdo a la canasta básica que se incremente de acuerdo a la inflación, que haya tope de precios controlada por comités de trabajadores, poner fin a los esquemas de precarización y a los privilegios de la casta política, así como dejar de pagar la deuda pública.