Con salarios que rozan la línea de pobreza y sin descanso, las y los trabajadores de la salud paran este miércoles 25 de Noviembre. En la Plata convocan a una caravana a casa de Gobierno. ¿Cuáles son sus reclamos? ¿cuál es el rol de los sindicatos?
Martes 24 de noviembre de 2020 14:18
El sábado pasado, en un nuevo congreso de delegados y delegadas del gremio que nuclea a 13.000 profesionales de la salud en la provincia de Buenos Aires, CICOP, se resolvió convocar a un paro activo para el miércoles 25 de noviembre.
Aunque el pliego de demandas es extenso, se resalta la necesidad urgente de un llamado a paritarias y el otorgamiento de licencias.
La pandemia, detrás de las gafas
Primero vinieron las imágenes de China y Europa, después el rostro marcado por el EPP se comenzó ver en vivo y en directo. Se van a cumplir nueve meses de que la vida, la rutina, cambió por completo para las y los trabajadores de la salud: tomarse la temperatura al entrar, cambiarse la ropa, colocarse arriba del ambo uno o dos camisolines (por la mala calidad), barbijo, gafas, máscara, alcohol y más alcohol. Desarmar y armar el ritual ante cada paciente.
Puede parecer cansador, lo es, pero la inmensa mayoría de las y los trabajadores tomaron los guantes y con orgullo hoy son parte de la primera línea, a pesar de las paupérrimas condiciones laborales, que vienen de larga data, pero que se profundizaron a pesar de las promesas del Gobierno.
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Salarios de hambre para la primera línea
El presupuesto en salud viene en picada hace décadas. Sin ir más lejor, Kicillof sostuvo en la provincia de Buenos Aires para salud el mismo presupuesto que María Eugenia Vidal, el más bajo de la historia para salud, sí en plena pandemia. Como si fuera poco, se acaba de votar un nuevo presupuesto que implica un recorte del 9,5% en la cartera. Ajuste a merced del FMI.
Desde la dictadura en adelante, la salud pública sufrió un deterioro continuo: los salarios se licuaron y los edificios se deterioraron. La poca plata invertida en general fue a fachadas de hospitales y guardias pitucas por fuera, y vacías por dentro. Así llegamos a enfrentar la pandemia con mucha voluntad (de los y las trabajadoras) y pocos recursos.
Por otro lado, las paritarias que debían abrir en Junio llegaron recién el 19 de octubre con una propuesta miserable: un 14% de aumento en cuotas, cuando la inflación anual pronosticada es del 29%, esto se suma a una pérdida salarial que viene de arrastre.
¿y los sindicatos?
Hemos visto al personal de salud movilizarse. Enfermería a la cabeza llenó las calles el 21 de septiembre, y de ahí en adelante todos los meses, sobrepasando la descarada ausencia de convocatoria gremial.
El sector profesional, recién lo hizo el 28 de Octubre en una caravana en La Plata, y el 12 de noviembre en una caravana al ministerio de salud de la nación en la Ciudad de Buenos Aires, acciones convocadas por CICOP. En el resto del país vimos a trabajadores de la salud en Misiones, Chubut, Tucumán, Jujuy, reclamando por sus derechos. Sin embargo, a lo largo y ancho del país se comparten dos grandes problemas: la precarización laboral y la pasividad de los sindicatos.
Los últimos, lejos de ser organismos que nuclean la organización que surge por abajo en hospitales y centro de salud, son herramientas de contención para que nada pase. Las cúpulas sindicales, tanto de UPCN, ATE y parte de la conducción de CICOP responden a los intereses del actual Gobierno. Urge recuperarlos como herramientas de las y los trabajadores.
La tan renombrada “paz social” en salud se traduce en que los grandes laboratorios y empresas de la salud privada puedan seguir haciendo sus negocios, que los sindicatos contengan la bronca de forma que no se note (o lo menos posible) y sean las y los trabajadores quienes carguen en sus espaldas el ajuste.
Esto también, repercute en la salud de la inmensa mayoría de la población que se atiende en el hospital público, con números que crecen día a día ante la pérdida de empleo formal y el cese de las obras sociales.
CICOP, mucho discurso pero poca acción
A diferencia de los grandes sindicatos y sus anquilosadas direcciones que bien ganado tienen el nombre de “burocracia sindical”, CICOP es un sindicato reciente, creado al calor de la lucha de los años ’90 como continuidad de las grandes asambleas interhospitalarias. Funciona a través de congresos de delegados, quienes llevan los mandatos de las asambleas de su lugar de trabajo.
Desde la Corriente de Izquierda, venimos participando de todos esos espacios, para poder debatir la necesidad de un plan de lucha y hacer frente al presupuesto y salarios de hambre con los que pretendían que enfrentemos la pandemia.
Si bien el gremio, cuestiona las medidas antipopulares así como las que afectan al conjunto de los trabajadores y al pueblo, como fue en los últimos meses las desaparición de Facundo Astudillo Castro o la represión de las familias de Guernica, a los discursos les hace falta acción.
En todo el transcurso de la pandemia se negaron a movilizar y expresar ese malestar que también venimos denunciando, recién aceptaron las calles como lugar a fines de octubre con modalidad de caravana, lo que consideramos un enorme acierto. Se antepuso un falso discurso sanitarista para no enfrentar al Gobierno que parte de la conducción defiende (PCR y Patria Grande). No se acompañó activamente las luchas de enfermería, imaginar un paro conjunto el día que cientos de enfermeras ganaron las calles nos hubiese dejado en mejores condiciones.
El último debate encarado por la lista 5 - Corriente de Izquierda por la salud pública y la agrupación Marrón salud - fue convocar al paro, y que el mismo sea el jueves 26, día que las familias de Guernica convocan a cortar el puente Pueyrredón. Moción que no fue considerada siquiera por el MST e IS, en favor de sus compañeras y compañeros de conducción gremial.
Es un enorme paso haber conquistado construir un paro, que desde nuestra lista venimos planteando desde hace meses. Ahora vamos por la unidad de todas las luchas
Es imprescindible un paro general de todo el equipo de salud
Para el 10 de Noviembre había 53.000 trabajadores de la salud contagiados y más de 300 fallecidos, sin embargo se siguen negando las licencias al personal con factores de riesgo. El pluriempleo es una constante, no habiendo otra forma de llegar a fin de mes percibiendo salarios que rozan la línea de pobreza.
La situación de quienes se atienden en la salud pública es cada vez más alarmante, a lo que se suma la suspensión del IFE por parte del Gobierno que hace los deberes dictados por el FMI. En la misma sintonía respondió con represión a las familias de Guernica que continúan luchando por vivienda.
Con este escenario, se vuelve imprescindible unir y fortalecer las luchas. No podemos seguir dividiendo las fuerzas en acampes de enfermería por un lado, caravana de profesionales por el otro, y menos aún darle la espalda a los que menos tienen. El conjunto de los sindicatos deben llamar a un paro de todos los trabajadores de salud y hacer una enorme movilización que ponga en agenda nuestros reclamos, y continuar hasta ganarlos.