El Sindicato de profesores del Colegio Don Bosco de Antofagasta interpuso una demanda en contra del establecimiento tras la denuncia de acoso sexual y agresión, por parte de alumnos hacia 7 profesoras del establecimiento.

Gaba La Izquierda Diario Antofagasta
Lunes 1ro de mayo de 2017
Las docentes denuncian que en el colegio no se habrían tomando las medidas correspondientes para que los alumnos tomasen conciencia de lo negativo y reprochable de toda forma de violencia de género, y que los acosos eran graves ya que iban desde besos forzados hasta otro tipo de agresiones. Desde el establecimiento señalaron que los alumnos y apoderados se habrían comprometido a corregir y acompañar el comportamiento, y que además se habría aplicado medidas disciplinarias.
El director del colegio, padre José Toledo, manifestó que tras la audiencia preparatoria del juicio, ambas partes decidieron suspender el proceso e instalar una mesa de trabajo, en la cual están participando 3 dirigentes del sindicato y 3 miembros del colegio, y que han iniciado trabajando el respeto por el género y el valor de la mujer.
Por su parte, la presidenta del Sindicato de Profesores, Marinka Godoy, señaló que algunas conductas debiesen ser tipificadas como delitos y que si un niño comete un acto como éste se le debiese expulsar. A fines de mayo, se cumpliría el plazo para que las partes realicen un acuerdo, de lo contrario tendrían que ir a juicio.
¿Quiénes son los responsables?
Debemos preguntarnos si expulsando a estudiantes que realicen algún tipo de acoso en las escuelas, solucionamos el problema que está a la base de esta situación, el machismo y sexismo enraizado en la educación, y en general en esta sociedad capitalista y patriarcal.
Hoy la educación forma a las y los estudiantes según los roles sociales establecidos para hombres y mujeres, fomentando estereotipos de género, lo podemos observar en los uniformes, juegos, contenidos, actividades y lenguaje, diferenciados por sexo, o incluso en los establecimientos que son exclusivos para hombres y para mujeres, como es el caso del Colegio Don Bosco, que además es uno de los establecimientos de la congregación religiosa Salesiana, perteneciente a la iglesia Católica, institución que históricamente ha estado en contra de los derechos de las mujeres y la diversidad sexual, como el derecho al aborto, el matrimonio igualitario, la identidad de género, entre otros, y que respalda y protege impunemente a curas pederastas y abusadores de menores.
Es en este ambiente sexista y misógino en el que se educan cientos de jóvenes y niños/as, quienes además día a día observan en la televisión, la prensa escrita, la radio y el internet, cómo naturalmente se utiliza el cuerpo de la mujer como un objeto sexual, como objeto de ventas, como un personaje que debe ser rescatado por un personaje masculino, entre otros.
Todo lo anterior en su conjunto, genera justamente situaciones y conductas en los niños/as y jóvenes, que perpetúan la discriminación, desvalorización, jerarquización, y la desigualdad de trato hacia las mujeres y la diversidad sexual.
Frente a todo esto, Patricia Romo, presidenta del Colegio de Profesores Antofagasta y militante de la agrupación Pan y Rosas Teresa Flores, nos señala "El acoso sexual está naturalizado en el aula y en la escuela, por lo que es necesario que el Gobierno se haga cargo de impulsar verdaderamente una educación no sexista, es decir, que transmita contenidos, prácticas, fomente actitudes y relaciones que no tengan efectos discriminatorios en nuestros alumnos, de forma conducente a no seguir replicando la violencia de género en sus vidas".
A la vez la dirigente hizo un llamado a las docentes del Colegio Don Bosco a colegiarse e impulsar una Comisión de Género en la escuela, donde participen las profesoras, profesores y estudiantes, para que de conjunto cuestionen el acoso sexual y la violencia de género, impulsando campañas permanentes, talleres u otros, como muy bien expresa el ejemplo de la Comisión de Mujeres de Orica.
Es sólo de esta forma que avanzaremos a pensar la educación como una herramienta transformadora de la sociedad, que nos permita cuestionar las relaciones de poder y sus contradicciones en el capitalismo, para que así hombres, mujeres y diversidad sexual trabajadora y estudiantil continuemos con la lucha por un mundo donde seamos “socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.