En una sociedad donde las mujeres siguen siendo un objeto para el mercado, los boliches nocturnos no son la excepción. La discusión en torno a una propaganda que proponía entrada libre a las mujeres con minifaldas se reavivó en las redes sociales.
Viernes 8 de julio de 2016
En marzo de este año el boliche uruguayo “Ink” subió una imagen donde decía que las primeras 200 mujeres que fueran en mini falda al boliche ingresaban gratis y se llevaban un Martini de regalo. La discusión reapareció nuevamente en las redes sociales y prontamente se viralizó el repudio.
Cuando los comentarios en contra de esto comenzaron a llegar, no conforme con el machismo expuesto en la imagen, las respuestas que dieron desde la página del boliche solo evidenciaban que no fue una promoción mal pensada, sino que tenía mucha intencionalidad.
Al ser increpados por promocionar algo así, pero luego no hacerse cargo por situaciones de acoso sexual dentro del establecimiento, la respuesta de la persona a cargo de la pagina del boliche fue: “Nadie te obliga a ir en minifalda. Lee bien, dice chicas, no descerebradas. Ni siquiera te mostras, ¿será que a vos no te acosa nadie?”. Detrás de esto hay un mensaje que sostiene que una situación de acoso puede “subir el autoestima”, y que la mujer es “descerebrada” si va con minifalda a un lugar donde podrían toquetearla sin consentimiento. Un nivel insólito de naturalización sobre la violencia a la mujer, donde ésta es tan solo un medio para llenar el boliche.
Esto no es un hecho aislado, y no es casualidad que sea la mujer la elegida para la promoción. Porque hombres en shorts no vende tanto como mujeres en minifalda. Pasa en Uruguay, pasa en Argentina, y pasa en las sociedades capitalistas donde la cosificación de la mujer parece no tener límites, donde este es un eslabón más de la larga cadena de violencias que miles denunciaron en las movilizaciones del #NiUnaMenos.
