El llamado de la OPEB a protesta “de respaldo” a la reforma constitucional en materia de pensiones de López Obrador, el 5 de febrero, contrasta con la actitud del gobierno para dar largas en mesas de diálogo que poco o nada resuelven. ¿Cómo rompemos con esta dinámica para poder lograr nuestras demandas?
Miércoles 14 de febrero de 2024

A través de redes sociales y en grupos de WhatsApp, la Organización de Profesores de la Ciudad de México (OPEB) convocó a una movilización-plantón en el Congreso de la Unión, a propósito de la presentación de la iniciativa del presidente para la modificación de la ley de pensiones, entre otras reformas constitucionales presentadas el pasado 5 de febrero.
La organización de profesores asistió a protestar, leyendo un pronunciamiento en donde aseguran “reconocer la contribución del gobierno a la educación”, pero que todavía falta reconocer y valorar la labor docente. Su acto no tuvo mayor asistencia (como en otras ocasiones) debido a que, tanto la presentación de las reformas constitucionales se dio en un día de asueto, como al hecho de que se convocó a una acción de protesta sin mucho respaldo desde las escuelas, donde la OPEB parece dejar de lado la organización desde abajo, para apostar toda su energía a las mesas de negociación y las intervenciones parlamentarias.
Como muestra de esto, mencionaron al final de su acto que “habían logrado a través de la autoridad educativa de la CDMX” una intervención en la cámara de diputados para que se conocieran las demandas del magisterio. Sin embargo, todavía falta que las autoridades realmente resuelvan las demandas planteadas, que si bien tienen como principal eje los salarios, dentro de las movilizaciones se han expresado un sinfín de problemas tanto en el ámbito laboral como en el terreno educativo, sobre todo con la aplicación forzada de la NEM, sin contar con los recursos necesarios para llevar adelante el modelo educativo actual.
Este sector convocante apareció en la escena política desde el 15 de noviembre con la convocatoria a un paro nacional docente, que fue acatado sobre todo por educadores de PRONI, sectores precarios como los del Centro de Atención Infantil (CAI) y primarias y preescolares que asistieron a esta convocatoria.
Unos días después, en la segunda reunión con autoridades el 23 de noviembre, esta organización desistió de seguirse movilizando, lo cual ha sido visto por muchos colegas como una claudicación y le valió el cuestionamiento de docentes, que comienzan a romper seis años de relativa pasividad ante el avance de la precariedad de nuestro trabajo en las aulas.
Construir la unidad también pasa por debatir las diferencias
En las últimas movilizaciones de nuestro gremio en la CDMX (aunque también se han dado en otros estados de la república a lo largo del sexenio), el gobierno ha hecho caso omiso al magisterio, apoyándose principalmente en los acuerdos “por arriba” que sostiene con la cúpula que dirige al SNTE.
Esto es una gran camisa de fuerza que busca condenar al conjunto de nuestro gremio a aceptar las migajas que está negociando Alfonso Cepeda con el gobierno federal. Precisamente esot muestra, desde nuestro punto de vista, la necesidad de articular la unidad de todos los sectores que paramos y salimos a manifestarnosel 15 de noviembre, el 5 de diciembre y el 26 de enero (los dos últimos, convocados por la CNTE).
Las y los docentes de la Agrupación Nuestra Clase opinamos que en efecto tenemos el derecho a que nuestras demandas sean escuchadas y resueltas, pero como lo mencionamos arriba, el gobierno solo reconoce “como interlocutor válido” a los charros que hoy dirigen al SNTE y ha sido consecuente con esa línea, aunque después se abra -o se vea obligado- a diálogos alternos con sectores disidentes o que se asumen como tal.
En el caso de la CNTE, que es el principal referente de la disidencia magisterial, durante el sexenio ha tenido 19 mesas de diálogo nacionales que poco o nada han resuelto de fondo. Además, luego de que en las mesas con el magisterio capitalino posteriores al paro del 5 de diciermbre no se resolvió nada, en el paro del 26 de enero ya ni siquiera se recibió en la SEP a la comisión magisterial.
Para nosotrxs, la unidad en la acción y la organización son claves. Al gobierno le resulta favorable negociar con muchos para no resolver a nadie y para después confrontar a estos sectores entre sí, como lo que se ve ahora entre la CNTE y la OPEB, que si bien tienen visiones diferentes tanto de las demandas como de algunos métodos de protesta, sería mucho más provechoso hacer una convocatoria unificada, no solo de nuevos paros y movilizaciones, sino de debate, para que las bases sean quienes decidan el curso de la lucha.
Por eso también retomamos de la CNTE y del movimiento democrático magisterial la necesidad de formar comités de lucha por escuela, donde puedan confluir todas las posturas de oposición al charrismo sindical, para coordinarnos entre escuelas y construir espacios cada vez más amplios de discusión y toma de decisiones, que tengan la fuerza suficiente tanto para tomar las calles y paralizar las actividades de forma efectiva, como para disputarle a los charros la dirección del SNTE para lograr todas y cada una de nuestras demandas.
Te puede interesar: Organicemos el movimiento magisterial, ¡impulsemos comités de lucha en las escuelas!
Te puede interesar: Organicemos el movimiento magisterial, ¡impulsemos comités de lucha en las escuelas!