Protestas en distintas ciudades de Túnez se desataron este martes tras la inmolación de un periodista que protestaba por las condiciones de precariedad. A ocho años de la Primavera Árabe las condiciones que dieron lugar a esas revueltas siguen intactas.
Miércoles 26 de diciembre de 2018 11:12
A ocho años del inicio de la Primavera Árabe, que se extendió por el norte de África y Medio Oriente, Túnez vive jornadas de protestas por las condiciones miserables de vida de su población.
Los motores que encendieron el descontento parecen tener paralelo con el de diciembre de 2010. En aquel entonces un vendedor ambulante tunecino se inmoló luego de que la policía le quitara sus mercancías, y desató la furia por la situación de miseria económica, la represión estatal y por una mayor apertura democrática, que terminó con la caída de la dictadura de Ben Alí.
Ocho años más tarde, la situación social no ha cambiado mucho y el reactivo de las protestas que comenzaron fue también la inmolación de una persona, esta vez un periodista que se quitó la vida luego de hacer una llamado a iniciar una "revolución" en las redes sociales.
Hasta el momento cerca de una veintena de personas fueron detenidas en la segunda jornada de enfrentamientos con las fuerzas de represión, tras la inmolación el lunes del periodista que protestaba por la precariedad social y económica.
Trece personas fueron detenidas en la ciudad de Kasserine, próxima a la frontera con Argelia, y otras cinco en la región de Tebourba, a 30 kilómetros del norte de la capital, durante las manifestaciones nocturnas de este martes.
El pasado lunes, Abderrazak Rezgui, un camarógrafo de 32 años que trabajaba en una cadena privada de televisión, murió a causa de las heridas sufridas al inmolarse en la plaza pública de la ciudad de Kasserine con la intención de denunciar la degradación de las condiciones de vida, principalmente de los jóvenes desempleados.
Antes de quitarse la vida, Rezgui compartió un vídeo en directo en las redes sociales en el que explicó que con su acción pretendía iniciar una revolución como la que se desató hace ocho años tras el suicidio del joven Mohamad Bouazizi en la localidad vecina de Sidi bou Sid.
En su mensaje, el periodista denunció la marginalización y la precaria situación social que sufre la región, una de las más pobres y deprimidas del interior de Túnez.
He decidido hoy poner en marcha una revolución. Quien quiera apoyarme será bienvenido. Voy a protestar solo, voy a inmolarme y si al menos una sola persona logra un puesto de trabajo gracias a mí, estaré satisfecho
Asimismo invitó a los jóvenes de Kasserine a salir a la calle para reclamar sus derechos tras ocho años de "promesas incumplidas" formuladas durante la llamada "revolución del Jazmín".
"Reclamen sus derechos, protesten, quemen neumáticos... El Estado no quiere movimientos pacíficos", fueron las últimas palabras de su alegato.
Por su parte, el Sindicato Nacional de Periodistas Tunecinos (SNJT) amenazó este martes con una huelga general y acusó al Estado de "contribuir a transformar el sector mediático en un foco de dinero sucio que sirve a intereses particulares, sin control y sin respeto por las leyes y la normativa laboral".
La Unión General de los estudiantes de Túnez (UGET) llamó por su parte a una manifestación para este jueves a la tarde.
Tras 8 años del inicio de la Primavera Árabe, Túnez sigue sumido en una grave crisis económica y social, que incluye un desempleo que asciende al 35% entre los jóvenes. Además, condicionado por el FMI, el gobierno ha venido aplicando a cuentagotas planes de ajuste y austeridad, para garantizar el pago de los intereses de un préstamo de 2.500 millones de euros, lo que profundiza la pobreza y precariedad extendida en la población tunecina.