Martes 7 de marzo de 2017
Ad portas de conmemorar un nuevo 8 de marzo, día Internacional de la mujer trabajadora, miramos hacia atrás y vemos que algo ha cambiado. La opresión, la violencia de género, el machismo son temas que dejan de ser simplemente temas y pasan a transformarse de a poco en demandas que podrían configurar una nueva ola del movimiento feminista. Ya no es simplemente un dato más que el 8 de marzo conmemora a trabajadoras textiles calcinadas en lucha por sus derechos laborales. Hoy es una motivación porque conmemora a mujeres como nosotras, doblemente explotadas y oprimidas, sin derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, ni siquiera recibiendo el mismo salario por igual trabajo que los hombres.
El año recién pasado se produjo un florecimiento para el feminismo. Profundizándose el cuestionamiento y rechazo hacia el machismo, donde #NiUnaMenos juega un rol central. La brutalidad de los femicidios (conocidos) cometidos el 2016 no dejó a nadie indiferente: el caso de Florencia, en Coyhaique, quemada y descuartizada por su padrastro; el de Lucía Pérez en Argentina, violada, torturada y empalada; Alison Calderón, adolescente asesinada y enterrada en el patio de su colegio en la comuna de El Bosque, entre otros a lo largo de todo el mundo, no pudieron ser ignorados. Se configuró, así, un escenario que influyó en el desarrollo de un debate sobre el aborto y el acoso sexual, tanto callejero como en los lugares de trabajo.
Por su parte el gobierno, durante el 2016, busco cooptar el movimiento de mujeres, a través de reformas cosméticas como el proyecto de ley de aborto en 3 causales, la proyección de #NiUnaMenos en la moneda, la tipificación del femicidio como un delito, casas de acogida para mujeres. Esto, como se puede observar, sigue siendo insuficiente, pues no modifica en nada la violencia estructural que como sistema, existe hacia las mujeres, sin si quiera cuestionarla. Y si de las demandas de la diversidad sexual se trata, el gobierno no las considera, todo lo contrario, las invisibiliza y coopta a través de agrupaciones como el Movilh, Iguales y Transitar.
En educación la ley de inclusión y el debate que se ha abierto sobre educación no sexista, educación sexual y afectiva, se instaló como una demanda de las movilizaciones estudiantiles pasadas, así como también la discusión sobre acoso en las escuelas: tanto entre, como hacia los estudiantes, como así también en relaciones laborales.
Todo este escenario tiene la capacidad el poder desarrollar no solo discusiones sobre feminismo, sino un movimiento feminista más fuerte, variado, organizado y que se proyecte con objetivos claros hacia este 2017. Permitirá, también, fortalecer y profundizar la discusión sobre la violencia de género ejercida no solo culturalmente a través del machismo, la misoginia y moral de la iglesia, sino que estructuralmente a través del patriarcado y el capitalismo.
Es por toda esta capacidad que ha tenido y puede tener, que el movimiento de mujeres debe impulsar la creación de comisiones de mujeres en los lugares de trabajo y estudio, con el fin de que puedan organizarse en lo cotidiano por sus demandas y necesidades. Así como también poner en el centro la necesidad de tener una educación no sexista, que no reproduzca la violencia machista dentro del curriculum, ni en las relaciones sociales y laborales dentro de la escuela, con educación sexo-afectiva para el desarrollo de una sexualidad y afectividad saludables.
Para este 2017, el movimiento de mujeres se tiene que hacer parte, ofensivamente, de NO+AFP, pues el sistema de pensiones precariza aún más a mujeres que hombres, simplemente por el hecho de ser mujeres. Así mismo, es necesario que se levante como bandera de lucha la exigencia de que a igual trabajo, igual salario.
Es también tarea importante que las organizaciones feministas impulsen la articulación de un movimiento de la diversidad sexual que se presente como una propuesta distinta a Movilh, Iguales y Transitar, que represente y luche en las calles por las demandas y necesidades de la diversidad sexual más oprimida, más explotada y precarizada. La historia de lucha de la comunidad LGTBI debe ser reivindicada y conmemorada como tal, contra la opresión y violencia y no un carnaval como ha sido hasta ahora.
Educación: proyecciones para el Colegio de Profesores.
El área de la educación tiene una alta composición femenina: manipuladoras de alimentos, educadoras de párvulo y técnicos, trabajadoras del aseo, profesoras de básica, etc. Es por esto, especialmente, que el Colegio de Profesores (CdP) debe tomar en sus manos las demandas de las mujeres, impulsar la lucha por la educación no sexista, por una educación sexo-afectiva que hable de aborto y que esté orientada para la diversidad de género. Es vital que se desarrolle dentro del CdP el cuestionamiento al capitalismo y al sistema patriarcal, ya que estos funcionan conjuntamente en la precarización y opresión de las mujeres. El departamento de Género del CdP, debe ser entonces, la herramienta para estos objetivos, sumándose a otros movimientos como NO+AFP y #NiUnaMenos (participación que fue votada en el última asamblea nacional pero que no se ha traducido en ninguna acción concreta), convocando y organizando desde las bases; impulsando comisiones de mujeres por comunales, regionales, etc. asegurando instancias de participación resolutivas dentro del año escolar; garantizando una participación equitativa de hombres y mujeres dentro de las direcciones del Colegio de Profesores.
La educación es medular al momento de pensar en cambiar la sociedad de conjunto, de golpear y acabar con el sistema capitalista y patriarcal, y deben ser los trabajadores de la educación quienes, en primera instancia, asuman e impulsen este cambio a través de sus organismos y lugares de trabajo.
Comisión de género, Agrupación “Recuperemos el Colegio de Profesores desde y para las bases”