Durante la última semana, el segundo proyecto de la Reforma Laboral presentado por el gobierno ha recibido una ola de críticas por parte de la oposición, refiriendo que lejos de mejorar las condiciones laborales o favorecer el tiempo para la familia. Este proyecto en realidad sería “anti-familia” y vendría a aumentar las horas de trabajo diario. ¿Será suficiente la crítica para frenar la reforma? Veamos.
Domingo 5 de mayo de 2019
La agenda política de la semana ha estado marcada por el debate de la Reforma Laboral, siendo el segundo proyecto de ésta, un flanco de críticas por parte de la oposición parlamentaria al gobierno, así como también de personeros e investigadores del mundo del trabajo. Pero, en las críticas se han quedado.
Ya es de conocimiento general que dicho proyecto representa un gran retroceso en materia de derechos laborales, toda vez que vendría a flexibilizar aún más las condiciones laborales al dejar en manos de los empresarios la distribución de la jornada laboral del trabajador. Así como también, busca atomizar su posibilidad de organización a la hora de exigir sus derechos, ya que pretende que la “negociación horaria” sea de manera individual con el empleador. Y, si la modificación de la jornada laboral depende de una negociación individual entre una trabajadora o trabajador con su jefe, entonces quien decide es el empleador. ¿Y qué pasa con la negociación colectiva? Se abren flancos para amedrentamientos laborales, basta con preguntarse si ¿pueden hoy los trabajadores pactar libremente si trabajan 5 o 6 días a la semana? La respuesta es clara, eso nunca ocurre.
Críticas al viento y calles vacías
Si bien los sectores de la oposición parlamentaria como el PC y el FA, se han pronunciado en contra de ésta flexibilizadora medida, refiriendo Camila Vallejos en su cuenta de twitter:
Esta es la realidad laboral @sebastianpinera su reforma no disminuye las horas de trabajo sino que las aumenta por día. Esta propuesta NO es Pro familia es Anti Familia!. Debemos ponernos a la altura de los países desarrollados y no sólo cuando nos conviene! pic.twitter.com/5pnxs4AzRh
— Camila Vallejo Dowling (@camila_vallejo) 2 de mayo de 2019
Natalia Castillo de RD:
Ni hablar de poder compartir con hijos o ayudarlos en sus tareas.
— Natalia Castillo Diputada (@ncastilo) 3 de mayo de 2019
Mientras que, Bárbara Figueroa se refirió a la “falta de diálogo” por parte del gobierno y señaló que “no tenemos grandes expectativas” de la propuesta. Estos sectores, se han quedado en denuncias y palabras bien intencionadas al viento, que dialogan con el descontento que sienten cientos de miles de trabajadoras y trabajadores que día a día se enfrentan a los amedrentamientos y explotación laboral por parte de sus empleadores. Pero, son al viento porque con las tribunas parlamentarias que utilizan actualmente, no han intencionado ni direccionado posibilidad alguna de organización por parte del pueblo trabajador para frenar y enfrentar los ataques que pretende pasar ésta reforma. aun cuando dirigen la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el movimiento No+AFP, Colegio de Profesores, entre otros organismos de trabajadores. Prefieren quedarse en las acciones discursivas y nula organización de un movimiento real en las calles.
La única forma de enfrentar la reforma es en las calles
Williams Muñoz, presidente del sindicato Komatsu Reman señala: “Esta reforma quiere venir a legalizar la adaptabilidad horaria de nuestras jornadas, flexibilizarlas y eliminarnos, horas extras y bonificaciones por turnos. Sabemos que relación laboral entre supervisores, jefaturas y gerentes, son desiguales, los trabajadores estamos subordinados a sus instrucciones y decisiones, y si en caso de negarnos está la amenaza de la carta de amonestación y el despido, ¿serán estos nuevos pactos serán de mutuo acuerdo? ¡Qué farsa!”.
«Ante esto creo que las trabajadoras y los trabajadores tenemos que proponer una salida concreta para mejorar nuestras vidas y asegurar la estabilidad laboral para todos los que están sin trabajo, reducir la jornada laboral para que nadie se quede sin trabajar: trabajemos 6 horas, 5 días a la semana, sin rebaja de sueldo, repartiendo las horas entre desocupados y ocupados.»
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Para poder derrotar esta Reforma Laboral, las tribunas parlamentarias no pueden seguir siendo utilizadas como un espacio de discursos bien intencionados y críticas al aire. Es necesario, que se haga un llamado activo a un paro nacional para donde el pueblo trabajador salga a las calles para echar por tierra las reformas antiobreras del gobierno.