Este miércoles se votará en la sala de la Cámara de Diputados la Pensión Garantizada Universal (PGU) el proyecto con el que Piñera pretende reemplazar el Pilar Básico Solidario y que otorgará una pensión al 90% más vulnerable de la población de $185 mil pesos. ¿El cuestionamiento? Desde la Fundación Sol han argumentado que el proyecto beneficia de forma desigual entregando más recursos a quienes más tienen en lugar de ser más progresivo y entregar una mejor pensión al tramo de más bajos recursos. Las odiadas AFP no son parte del proyecto y por ende no se tocarán.
Miércoles 26 de enero de 2022
Luego de varias semanas de discusión entre la oposición y el gobierno por el proyecto de pensiones PGU, este miércoles se espera que se vote en la sala de la Cámara de Diputados tras su aprobación en el Senado el pasado lunes. El proyecto pretende reemplazar la Pensión Básica Solidaria (PBS) y pagar una pensión universal (indiferente si se cotiza o no) al 90% de la población más vulnerable por un monto de $185 mil pesos. Desde la Fundación Sol han sido críticos con el proyecto por su regresividad, es decir, que le termina dando más recursos a quienes tienen una pensión más alta.
El proyecto ha generado una buena acogida en la población producto de las miserables pensiones que entregan las AFP y es visto como un alivio inmediato. Pero también ha sumado críticas producto que justamente no toca las AFP, no entrega mejores pensiones para los sectores populares (apenas sube unos 9 mil pesos para el tramo más bajo de la PBS) y porque el monto (de $185 mil) apenas roza la línea de la pobreza para un hogar unipersonal pero que no se hace cargo de los gastos que asume un jubilado.
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La discusión del financiamiento del proyecto
Gran parte de la discusión del proyecto ha estado puesta en términos del financiamiento permanente del mismo (cuesta unos US$3.000 millones en régimen). Primero se argumentó que la PGU no tenía financiamiento permanente y la oposición propuso el impuesto a los “super ricos” (patrimonio) para financiar la reforma. Sin embargo, llegaron a un acuerdo con el gobierno para aumentar solo algunos impuestos parciales a los bienes de lujo y otros (con una sobretasa del 2%). Además se creó un impuesto a las operaciones bursátiles líquidas del 10% (versus el 19% que se paga de IVA a las operaciones que hace la mayoría de la población).
Pese a esos impuestos parciales a los grandes millonarios del país, el grueso del financiamiento del proyecto proviene de los recursos del Fondo de Reserva de Pensiones (uno de los fondos soberanos del país junto con el FEES) y una provisión presupuestaria de la Ley de Presupuestos 2022. En conjunto esas dos medidas financiarán el 0,6% de los 0,9% del PIB que cuesta la iniciativa. El restante 0,35% vendrá de los impuestos.
Además de este financiamiento que no toca a las actuales AFP ni las pensiones de miseria que entregan el proyecto tiene otras profundas deficiencias.
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Progresividad y bajas pensiones
En una columna en El Mostrador, el economista de la Fundación Sol Marco Kremerman expuso varias de las críticas que viene desarrollando la institución desde el comienzo de la discusión de la PGU.
En cuanto a los montos entregados por el proyecto de Piñera (PGU) destaca que el grueso de los montos que entregará el nuevo instrumento en reemplazo de la PBS irán hacia los sectores que tienen mayores pensiones. Si se consideran las pensiones actuales de las AFP y Compañías de Seguro, solo un 12,5% son mayores a $500 mil pesos y es allí donde se concentran los mayores aportes en montos.
Gráfico elaborado por F. Sol
En la exposición de Kremerman, si se compara con la PBS se podría llegar a aumentar la pensión más baja en un monto de 240 mil si se realiza una distribución progresiva de los dineros. Cosa que realiza al contrario el proyecto de Piñera y que por ende termina perjudicando las pensiones más bajas. Al mismo tiempo que al mantener intacto el negocio de las AFP tampoco cuestiona las pensiones de miseria que paga el sistema.
Además, si se considera el aumento sostenido de la inflación durante el último año, el ajustado monto propuesto por Piñera de $185 mil pesos, pronto quedará por debajo de la línea de la pobreza y en una simulación simple, solo alcanzaría para costear alimentación por $3.000 pesos al día, cuentas básicas por $45.000 pesos y $50 mil para medicamentos.