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Red Internacional
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Conferencia Matutina. Proyecto de reforma de pensiones deja intacta la privatización del 97

Los trabajadores no debemos conformarnos con nada menos que el retorno al sistema solidario de pensiones.

Miércoles 22 de julio de 2020

La mañanera de hoy fue dedicada a presentar el proyecto de reforma el sistema de pensiones.

López Obrador destacó que la elaboración del proyecto contó con el apoyo del sector empresarial y el sector obrero. Con ello se refería al consejo Coordinador Empresarial (CCE) y a la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Entre ellos, destacó la labro de Carlos Salazar Lomelí, presidente del CCE, a quien le puso “estrellita”.

El proyecto

El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, dijo que con la reforma se espera aumentar la pensión del trabajador promedio aumente su pensión en un 40%.

Habló de dos problemas centrales del modelo actual. El primero es que el ahorro y las aportaciones que se estaban dando no eran suficientes, por ejemplo, un trabajador que ganara hasta 40 salarios mínimos recibiría al momento de retirarse el 30% de su salario.

El otro problema considerado fue el alto grado de informalidad en México, lo que hace imposible para muchos trabajadores cumplir con las 1250 semanas (25 años) de cotización requeridas para tener una pensión garantizada.

Entre los objetivos de la reforma está elevar la tasa de reemplazo en promedio 40%. Para los trabajadores que menos ganan (hasta 5 salarios mínimos) la tasa se elevará de 31 a 54%, es decir, en un 70%.

Por otra parte, el límite inicial para acceder a una pensión bajará de 25 a 15 años, lo cual después irá subiendo paulatinamente.

Habrá un aumento en la aportación total del 6.5 al 15%, lo que se basará principalmente en un aumento paulatino del aporte patronal desde 5.15 hasta 13.87% en un periodo de ocho años.

La aportación del trabajador no va a cambiar. La cuota social que aporta el Estado tampoco va a cambiar, sino que se va a concentrar en los trabajadores que tienen hasta 4 salarios mínimos, tomando en cuenta que quienes ganan hasta 5 salarios mínimos representan el 80% de los trabajadores en México.

Actualmente un trabajador con salario mínimo, si trabajó 25 años, recibe una pensión del 68% de su salario. Si es mayor de 68 años recibe la pensión universal para adultos mayores, lo que equivale a 34% de su ingreso.

Hoy, a partir de los 60 años y con 25 años trabajados, el monto de la pensión es el mismo independientemente del salario de las personas. Con la reforma no aumenta la edad para el retiro (tampoco se disminuye) y el monto dependerá de lo ahorrado y de las semanas trabajadas.

Con el modelo vigente un 34% de los trabajadores tienen una pensión garantizada. Con la reforma aumentará a alrededor de 82%.

El secretario habló de otras medidas que ha tomado el gobierno para construir un sistema para una vida “justa” para los adultos mayores. Destacó el derecho constitucional a la pensión para adultos mayores, la reducción de comisiones por parte de las afores, que hoy está en 0.92%, todavía arriba de los estándares internacionales que están en alrededor del 0.7%, y un cambio en el régimen de inversión de las afores para que los ahorros puedan invertirse en activos que les den un rendimiento mayor, iniciativa que se encuentra en revisión final en la Cámara de Diputados.

“Dimensión social” empresarial

En su turno, Carlos Salazar habló del interés que están demostrando los empresarios en México, en los trabajadores y en unirse al llamado del presidente en una cruzada nacional para mejorar las condiciones sociales de la mayor parte de la población.

Remarcó cínicamente la “dimensión social” de los empresarios, cuando son ellos los responsables de que en la pandemia no hayan suspendido labores sectores no esenciales, de no garantizar condiciones sanitarias seguras a los trabajadores, de recortes salariales, suspensiones sin goce de sueldo y de los millones de despidos de los últimos meses.

Agradeció a las 12 organizaciones que conforman el sector empresarial, que se coordinan en el CCE, por su apoyo a esta propuesta, y también al Secretario General de la CTM, Carlos Aceves del Olmo, a quien llamó su “estimado tocayo” se refirió como “un hombre que tiene claro lo que es posible y lo que es deseable”.

23 años sin hacer nada

Participó después Aceves del Olmo, quien vergonzosamente recordó que en 23 años no se ha movido nada respecto a las pensiones, luego de su privatización y la entrada de las afores con la reforma de 1997. Todo su discurso estuvo puesto en justificar la insuficiencia de lo alcanzado en el actual proyecto de reforma: “tenemos que poner los pies en el suelo”, dijo, para agregar con orgullo que “si platicamos gobierno, capital y trabajo, siempre llegaremos a acuerdos”, que no se acaba la lucha (¿cuál lucha?) y que no esperarán otros 23 años para que haya modificaciones a las pensiones. En medio de la crisis, quienes no van a esperar a los charros sindicales son los trabajadores.

Pasar al “modelo de la economía moral”

Por su parte, el dirigente de Movimiento Ciudadano y presidente en turno de la Cámara de Diputados, Mario Delgado, además de deshacerse en elogios hacia AMLO, señaló que la reforma del 97 eliminó el sistema solidario de pensiones para empezar con las cuentas individualizadas. Lo hizo no para señalar los límites del proyecto de reforma que se enviará al Congreso, sino para festejarlo, ensalzándolo, diciendo que con ello se pasa del modelo neoliberal, no al progresista sistema solidario, sino al “modelo de la economía moral”.

Si bien puede leerse la próxima reforma a las pensiones (cuyo proyecto se espera que ingrese al Congreso en septiembre) como una medida que puede tener beneficios para los pensionados, está muy lejos de revertir el retroceso que significó la reforma del 97. Sin embargo, al tiempo que sirve para fortalecer al gobierno y como carta para la recomposición del régimen político, va también en función de contener el descontento social que se incrementará conforme avance la crisis.

Por supuesto, también está detrás el interés empresarial en las inversiones que se podrán seguir haciendo desde las afores, lo cual fue aplaudido por Mario Delgado, aconsejando la inversión a largo plazo en infraestructura. Recordemos al respecto el uso de pensiones para el financiamiento del aeropuerto de Texcoco.

El fantasma de la nacionalización

Y finalmente el presidente en turno de la Cámara de Senadores, Ricardo Monreal, de Morena, enmarcó su participación hablando del grupo de 83 millonarios de nueve países que hace unos días pidieron que se les cobren más impuestos, calificando el hecho como muestra de responsabilidad social, para celebrar a continuación que el empresariado haya logrado el acuerdo para la reforma de las pensiones.

Señaló después, como un triunfo, que el acuerdo presentado esfumara “el fantasma de la nacionalización o estatización de los fondos de ahorro de los trabajadores”, con lo que se había querido atacar -por derecha- a la iniciativa desde que fuera anunciada por AMLO.

Habló también de las bondades del proyecto para diversificar los fondos de pensiones de las afores, “porque actualmente no pueden invertir en todo, hay restricciones”.

La riqueza la producimos los trabajadores

Así, mientras todos la presentan como una gran reforma, a pesar de que pueda mejorar en alguna medida (muy poco para los que menos ganan) las pensiones, la misma deja intacta la privatización del sistema y diversifica las posibilidades de que se utilice el dinero de los trabajadores para invertir, enriqueciendo más, de paso, a las afores, por más que reduzcan sus comisiones.

Y mientras el CCE se para el cuello y los políticos se felicitan unos a otros, lo que queda oculto es que toda la riqueza de los empresarios, toda, es producida por los trabajadores que explotan, por lo que no podemos conformarnos, por lo pronto, con nada menos que el retorno al sistema solidario de pensiones.