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Puan: de los pasillos de una facultad al cine

Brenda Hamilton

Ana Florin

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Puan: de los pasillos de una facultad al cine

Brenda Hamilton

Ana Florin

Ideas de Izquierda

Recomendamos ver el estreno de la película argentina Puan, dirigida por María Alché y Benjamín Naishtat, que viene de conseguir dos premios en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y que ya se puede ver en cines de todo el país.

La icónica facultad de Filosofía y Letras de la UBA, ubicada en la calle Puan 480, ya tiene una película que nos retrata su universo tan llamativo. Con las actuaciones de Marcelo Subiotto, Leonardo Sbaraglia, Alejandra Flechner, Lali Espósito, Julieta Zylberberg, Cristina Banegas y Andrea Frigerio, entre otros grandes actores que le dan un tono particular a una película en la que se combinan tanto el humor como la reflexión.

Se prende la pantalla y empieza a sonar “Dos Cero Uno”, uno de los hitazos de Charly García en Clics Modernos, que probablemente haya sonado varias veces en el patio de la facultad. La letra de la canción va acompañando varios momentos de la película y la vida de sus personajes, que por momentos se cansan de andar haciendo apuestas y se ponen a estudiar, para después volver a las fuentes sin dejar de protestar.

La trama principal de la película es la competencia entre dos docentes por quién se va a quedar con la titularidad de la materia Filosofía Política, después de fallecer el histórico jefe de cátedra de la misma. Ahí nos encontramos con Rafael Sujarchuk (Sbaraglia), que es un aggiornado filósofo moderno que viene de trabajar en universidades alemanas y regresa al país casualmente en ese momento, sin dejar pasar la oportunidad para lucirse junto a su novia que es una de las estrellas jóvenes del momento (Espósito). Él va a competir con Marcelo (Subiotto), quien fuera discípulo y mano derecha del recientemente fallecido Caselli, y representa el estereotipo de un docente más tradicional, que se la rebusca para llegar a fin de mes entre clases de filosofía en los barrios y clases particulares a señoras acomodadas, ya que con el sueldo de la UBA no le alcanza.

El conflicto entre ellos va escalando de forma muy tragicómica por momentos, dónde cada uno va consiguiendo aliados para el concurso. En los pasillos de la facultad se comenta que esta competencia podría estar basada en hechos reales o fuertemente inspirada en ellos. Si es una historia real o no, no lo sabemos, pero sin dudas este tipo de prácticas existen en el mundo académico.

Durante la película, seguimos a Marcelo, un antihéroe poco canchero al que las cosas no le salen demasiado bien y que muestran que no hay mucho glamour detrás de ser docente universitario. Está casado con una trabajadora de la fábrica recuperada Madygraf, interpretada por la actriz Mara Bestelli, que tiene una escena destacada donde sale en televisión respondiendo a dichos machistas de una conductora de la tele. Entre los dos se los ve haciendo malabares para conseguir un buen lugar dónde vivir y llegar a fin de mes. Entre los conflictos de la vida cotidiana, el personaje de Marcelo también nos hace reflexionar sobre la paternidad junto a su ocurrente hijo, interpretado por el joven Gaspar Offenhenden, al que quizás recuerden de la serie sobre la vida de Fito Páez.

Es una comedia de enredos que muestra cómo la realidad social se cuela en las aulas de la facultad, y a su vez lleva el conocimiento fuera de la misma, rompiendo lo que muchas veces parece una burbuja. Tan es así que –sin intención de spoilear– hacia el final de la película, las y los protagonistas se ven ante la necesidad de pelear contra el vaciamiento de la Universidad de Buenos Aires, algo que en un contexto de devaluación del presupuesto universitario y de discusión sobre la voucherización de la educación pública parece de lo más realista.

Aunque es una ficción, se ven algunas cosas típicas de Puan como las asambleas, los cortes de calle y hasta las palomas, entre otros detalles, pero otras como la unidad final que se da de absolutamente toda la comunidad educativa casi sin conflictos es algo que desde nuestro punto de vista se presenta un poco edulcorado. Sin dudas es una facultad que muchas veces fue trinchera de distintos conflictos educativos en los que su estudiantado jugó un papel central, como también refleja la película al mostrarnos un poco la organización del centro de estudiantes y sus pasadas por curso hablándole al resto de los estudiantes.

En ese sentido, no queremos dejar de mencionar que el compromiso social de la película se expresó también en la alfombra roja, ya que en la gala del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, sus directores María Alché y Benjamín Naishtat aprovecharon la ocasión para manifestar junto a otros realizadores cinematográficos el apoyo al cine nacional frente a las amenazas de cierre del Incaa. Además dedicaron los premios allí recibidos para la educación pública y la defensa de la misma.

Esta producción viene de triunfar en dicha premiación con dos galardones como mejor guion y mejor actor para el papel que interpreta Marcelo Subiotto. Actualmente se encuentra en camino para competir como representante argentina en los Premios Goya que se realizan en febrero del próximo año.

La vida de Puan salió en pantalla grande, pero esta no es la primera vez; la facultad ya ofició de telón de fondo de otras interesantes producciones argentinas como Cetáceos, en la que Elisa Carricajo interpreta a una docente de la facultad, o el documental Las Facultades en el que no casualmente también nos encontramos a María Alche como estudiante. O en series como El fin del amor que nos regaló memes de Lali Espósito dando clases en las aulas de Filo. Pero en este reciente estreno, la facultad es mucho más que una locación, ya que su particular mundo se vuelve el centro alrededor del cual gira y se construye prácticamente toda la película. Porque como bien sintetiza el personaje de Marcelo Subiotto en una de las escenas memorables, “El único lugar en el que soy algo es en Puan”.


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Brenda Hamilton

Profesora de Historia (UBA). Integrante del Comité Editorial del suplemento Armas de la Crítica.
Profesora de historia (UBA). Miembro del comité editorial del suplemento Armas de la Crítica.

Ana Florin

Politóloga UBA - Estudiante de Maestría de Análisis Político Integrante del Comité Editorial del suplemento Armas de la Crítica