Las elecciones pasadas no resultaron cómo esperaban los distintos partidos tradicionales. Las tres fuerzas políticas (PRI, PAN y PRD) esperaban más votos de los que obtuvieron, por lo que han salido a relucir distintas disputas internas, especialmente en el PAN y el PRD.
Martes 23 de junio de 2015
El PAN ha quedado muy lejos de los 16 millones de votos que obtuvo en la elección presidencial de 2012; en estas elecciones intermedias obtuvo al rededor de 8 millones de votos, es notorio el desgaste y la falta de credibilidad de un partido responsable de la brutalidad del Estado y el ataque a las conquistas de los trabajadores.
Acción Nacional esta pagando las consecuencias del par de sexenios que estuvo a cargo de la presidencia y que fueron marcados por la represión y la violencia, el último periodo del gobierno de Fox se caracterizó por la represión a los movimientos sociales como Atenco y la APPO. Calderón tiñó de rojo el país con su gobierno declarando una guerra al narco que cobró más de 150 mil vidas.
La crisis interna del PAN
La crisis y la disputa interna por el control del partido se da entre dos sectores. Por un lado los allegados a Calderón y por otro los de Gustavo Madero, ambos con una larga historia en el partido y que su disputa los ha llevado a protagonizar fracasos como las aspiraciones presidenciales de Josefina Vázquez Mota en el 2012.
A semanas de la elección, la pugna por el control del partido ha llegado hasta los tribunales. Senadores del PAN interpusieron una demanda por despojo en contra del nuevo tesorero de su bancada Jorge Luis Preciado que fue promovido por Ernesto Cordero.
Acción Nacional pierde terreno cada vez más debido a las gestiones desastrosas que ha tenido como gobierno en el ámbito federal y en el local, como la gubernatura de Guillermo Padrés en Sonora a quien los escándalos de corrupción y desviación de recursos le costaron la elección. Aunque se ha anunciado que no se firmara otro pacto como el “Pacto por México” el peso que tiene en las cámaras el PAN será puesto al servicio de la aplicación y aprobación de las reformas estructurales que requieran los empresarios para garantizar sus negocios.
Ante el escenario complicado que se abría en la contienda electoral, los panistas echaron mano de la figura de Calderón como ex-presidente quien se dedicó a apoyar en actos públicos a algunos de los candidatos a gobiernos locales, principalmente a su hermana en Michoacán. Calderón con su discurso en contra de los Derechos Humanos no les fue suficiente para poder asegurar las gubernaturas en juego.
El calderonismo se sube al carro de las campañas adelantadas con Margarita Zavala por delante anunciando sus aspiraciones para contender por la presidencia en el 2018 y así darle continuidad a la política de sangre que desató Felipe desde el 2006. De esta manera evita el posible descalabro en la contienda interna por la presidencia del partido en contra de Ricardo Anaya.
El PAN en contra de los trabajadores
El PAN es un partido patronal que desde su surgimiento se ha identificado con las posiciones ultra-conservadoras del país. La derecha ha encontrado un refugio en este partido para atacar las distintas conquistas del pueblo trabajador. La primera reforma estructural aprobada en los últimos años fue la laboral que se firmó en el periodo de Calderón, sin olvidar los más de 40 mil despedidos de Luz y Fuerza del Centro por medio del famoso decreto presidencial que dejó a estos miles de familias en la calle.
El PAN no es ninguna opción para el pueblo pobre y trabajador, desde sus orígenes ha sido puesto al servicio de los empresarios y en contra de las conquistas ganadas por la clase obrera con la movilización, lejos de ser una alternativa de cambio es garante de la aplicación de los planes en contra de la clase obrera.
Los trabajadores, estudiantes y el pueblo pobre, tenemos que organizarnos de manera independiente de todos los partidos que integran el Congreso para poner un alto a las políticas de hambre y de miseria que votan desde sus curules. Todos ellos, aunque se disputen los puestos de gobierno son aliados en los momentos de aprobar las reformas de despojo y privatización.
