El expresidente ha realizado un breve discurso a las 9h y ha vuelto a desaparecer.
El departament d’Interior de ERC, junto al ministerio del Interios de PSOE-Sumar, despliegan un enorme dispositivo de Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil para tratar de detenerlo. El último episodio de la persecución al independentismo para dar cumplimiento a la orden de detención de Llarena en contra de la Ley de Amnistía.
Jueves 8 de agosto de 2024
Como estaba anunciado, el expresident catalán; Carles Puigdemont, ha vuelto de un exilio de siete años esta mañana. A las 9 de la mañana ha reaparecido en el Arc de Trionf de Barcelona, a unos centenares de metros del recinto de la Ciutadella donde está la sede del Parlament catalán.
Acompañado por dirigentes de su partido, Junts, ha subido al escenario que presidía la concentración de unas 3.500 personas, según la Guardia Urbana. En un discurso de apenas 6 minutos ha denunciado como la Judicatura, en este caso el juez del Supremo Pablo Llarena, se niega a aplicar la Ley de Amnistía manteniendo vigente su orden de detención por el delito de malversación.
Al finalizar el parlamento, desde la organización se ha pedido a los asistentes que acompañaran al expresident a la entrada del recinto de la Ciutadella. Centenares de personas han hecho de comitiva de un nutrido grupo de cargos de Junts, entre los que no estaba Puigdemont. El expresident habría subido a un vehículo y se habría marchado del lugar.
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El desconcierto en el operativo de Mossos d’Esquadra, de más de 300 efectivos, se ha comenzado a hacer patente conforme se acercaba la hora de inicio del pleno de investidura, previsto para las 10h. Esperaban a Puigdemont en la entrada de la Ciutadella para proceder a su detención, pero este no ha aparecido.
En ese momento se ha activado una operación jaula sin precedentes desde los atentados de las Ramblas en agosto de 2017. Cientos de dispositivos han bloqueado las salidas de Barcelona, los puestos fronterizos y vías de comunicación de salida de Catalunya, incluyendo puertos y aeropuertos. Miles de coches han sido registrados y se ha procedido a la detención de un agente de Mossos acusado de haber colaborado en la huida.
Paralelamente los Mossos que custodiaban las entradas a la Ciutadella han realizado varias cargas policiales con uso de gas pimienta para intentar disolver a los concentrados en apoyo al expresident.
Cabe recordar que los delitos pendientes sobre Puigdemont, son delitos no graves y en ningún caso suponen un peligro social. A pesar de ello, el departament d’Interior en manos de ERC y el ministerio del Interior de PSOE-Sumar, han autorizado el despliegue de un verdadero estado policial solamente previsto para casos de terrorismo y grave riesgo para la vida de las personas.
Hasta el momento se desconoce el paradero de Puigdemont. Entre tanto se está desarrollando la sesión de investidura de Salvador Illa, que previsiblemente logrará la presidencia de la Generalitat con los votos de PSC, ERC y Comuns.
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Hemos asistido al último episodio de la autoritaria represión del Régimen del 78 contra el independentismo catalán, esta vez de las manos del PSC, Comunes y la misma ERC. Las tres fuerzas que lideran la restauración de la normalidad autonómica se están esforzando en hacer cumplir los mandatos prevaricadores de uno de los jueces más significados del lawfare contra el independentismo.
Por otro lado, como escribía Santiago Lupe ayer, la maniobra del regreso está muy lejos de suponer un intento de retomar la lucha por el derecho de autodeterminación. La maniobra de la derecha catalana tiene mucho más que ver con la disputa que sostienen con ERC en torno a cual de las dos fuerzas lideraran el bloque independentista en el nuevo marco autonomista.
En las próximas horas se resolverá la que es hasta ahora una incógnita, el paradero de Puigdemont y como habría logrado escapar al exilio, si ese ha sido su destino.
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