Sergéi Kislyak cesa sus funciones en Washington por órdenes del presidente ruso Vladimir Putin. Pesan sus vínculos con el entorno de Trump.
Domingo 23 de julio de 2017 19:39
Un mensaje parco en la cuenta de twitter de la embajada rusa en Estados Unidos anunció su salida: "fin de misión". El personaje central en el escándalo de la injerencia rusa en los comicios presidenciales estadounidenses.
Si bien no se anunció quién tomará su cargo, el nombre de Anatoly Antonov, un ex viceministro de Asuntos Exteriores, se ha empezado a escuchar con fuerza.
La cercanía con Kislyak provocó la caída de varios funcionarios de la administración Trump. Michael Flynn -teniente general, ex director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa y consejero de Seguridad Nacional de Trump- fue el primero. Se reunió con el exembajador y cuando se dio a conocer que su informe sobre el encuentro era falso, se vio obligado a renunciar tras sólo 24 días en su cargo.
El segundo fue el fiscal general Jeff Sessions, cuya relación con Trump está muy tensa. Cuando compareció ante el senado estadounidense al momento de la confirmación de su puesto, nada dijo sobre sus dos reuniones con Kislyak. Cuando estos hechos trascendieron, se suscitó un escándalo y por eso se excusó de indagar la trama rusa, cuestión que llevó a la designación del fiscal especial Robert Mueller, investigación que ha provocado una grave crisis en la administración Trump.
Apenas este viernes 21 de julio, el Washington Post informó que Kislyak afirmó que trató temas relacionados con las elecciones con Sessions durante sus encuentros. El periódico estadounidense citó a funcionarios -que pidieron mantenerse en el anonimato- quienes señalaron que se interceptaron mensajes entre ambos.
Esto no fue todo. Se hizo pública la reunión entre Kislyak y Jared Kushner, el yerno del presidente. Kushner le solicitó en la Torre Trump, la apertura de un canal de comunicación secreto y directo con Putin. Ahora Kushner está citado para declarar el próximo 24 de julio ante el Comité de Inteligencia del senado estadounidense. Lo complica además que se reunió con un prominente banquero ruso, consejero delegado del banco nacional ruso Vnesheconombank y egresado de la academia de los servicios secretos rusos, como explicamos acá.
La cereza del postre: Kislyak el pasado 10 de mayo ofició de mediador en una reunión en Oficina Oval entre Trump y Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso, en la que el presidente estadunidense les dio a conocer a ambos información clasificada, lo que motivó otro escándalo.
De la Guerra Fría al siglo XXI
Mucho se especula sobre la figura de Kislyak: un diplomático tradicional o jefe de la operación secreta para interferir en las elecciones estadounidenses de 2016.
Diez años estuvo en su puesto, y el Kremlin lo retira en medio de sospechas por sus múltiples vínculos con allegados del presidente Trump.
Dentro de unos años tal vez su figura protagonice una nueva película de espías, donde suceda lo impensado: que Moscú mueva los hilos de los comicios estadounidenses, su antiguo enemigo.
Kislyak, bautizado, como el “embajador más radiactivo de Washington”, tiene sobre sí la sombra del espionaje. Se inició en la carrera diplomática en la Guerra Fría, tuvo primero un puesto medio en Nueva York y ascendió hasta ser representante de Rusia ante la OTAN, embajador en Bruselas y viceministro de Exteriores.
Se lo conoce también por la defensa de las políticas más controvertidas de Putin, entre ellas la anexión de Crimea y la represión de opositores y homosexuales.
Ahora, ni la administración estadounidense ni el gobierno ruso han explicado por qué se lo retira de la embajada.
Trump mantiene su cercanía con Putin, algo que no es visto con buenos ojos por sectores del establishment estadounidense. Eso explica el filtrado continuo de información a la prensa. La plática de Jeff Sessions, el fiscal general, con Kislyak sobre temas electorales dada a conocer la semana que pasó, lo ha puesto en la cuerda floja.
Desde la Casa Blanca este domingo se emitió un comunicado donde se desmiente que Trump esté considerando indultar a su familia, a sus asesores o a sí mismo en la investigación sobre el “rusiagate”. Apenas este sábado 22 de julio, Trump afirmó vía Twitter que “el presidente de EE.UU. tiene el poder absoluto de perdonar” crímenes federales. Se profundiza la crisis política en Estados Unidos al calor del “Rusiagate”.
Con información de The Washington Post, Excélsior, La Vanguardia y El País