Puyalón de Cuchas, organización independentista aragonesa que se reivindica “anticapitalista”, anuncia en un breve comunicado de su web la “ruptura definitiva del acuerdo electoral firmado con Podemos Aragón en junio de 2016”.
Lunes 16 de abril de 2018
La organización soberanista formó, en ese momento, una plataforma con el nombre de “Chuntos Podemos”, que recogía un acuerdo programático de mínimos con el partido de Pablo Iglesias para las elecciones generales. Puyalón considera que la formación “ha roto los compromisos que firmó”. Por el momento, ni Podemos ni su representante en Aragón, Nacho Escartin, hizo declaración alguna sobre la ruptura.
Sin explicar específicamente bajo qué condiciones concretas se acordó llevar adelante los acuerdos, la opinión de los soberanistas es que “están lejos de desarrollarse”. Concretamente, la “supresión de las Diputaciones Provinciales, creación de una banca publica aragonesa, profundización en un Marco de Relaciones Laborales”, así como el “pago de la deuda histórica del Estado con Aragón o la exigencia de la cooficialidad de las tres lenguas”. Sin embargo, para Puyalón la “linea roja” de los incumplimientos ha sido sin duda “el papel jugado por Podemos en el conflicto catalán” y “su negativa a reconocer el referéndum del 1 de Octubre”.
Papel que se viene expresando ademas no solo en su intento de formar un gobierno autonómico con el constitucionalista PSC, que junto a Ciudadanos y el PP firmó la aplicación del 155, sino en su negativa a movilizar en contra de las medidas de Monarquía constitucionalista y el reciente discurso criminalizador contra los CDR´s en boca del portavoz de Podemos Cataluña. Según la organización, que se considera “soberanista y anticapitalista”, “la linea reformista y “patriótica española” no encaja ni encajará con los objetivos de nuestra formación”.
Una “desvinculación” sin balance
De esta forma, en el marco de una devaluación de la marca Unidos Podemos en las ultimas encuestas y su discurso cercano al de los constitucionalistas del Régimen, Puyalón viene haciendo un intento por resituarse políticamente a la izquierda. El comunicado es un paso totalmente saludable de los compañeros, con el que poder recuperar un debate entre las corrientes que nos reclamamos del anticapitalismo. Sin embargo, el anuncio de su “desvinculación” esta lejos de plantearse un balance serio no solo a su táctica electoral sino a su estrategia de fondo.
En este sentido, la supuesta “desvinculación” viene de la mano de omitir tanto una critica al rol de IU y el PCE -que vergonzosamente exige al partido de Iglesias un posición mas firme y mas a la derecha en cuanto al derecho de decidir, como también una extraña omisión al hecho de que Puyalón sigue manteniendo una alianza electoral con Podemos e IU en la coalición de Zaragoza en Común. Coalición que sigue gestionando el Ayuntamiento “del Cambio” en esta ciudad .
Insólitamente, tampoco hay, en el comunicado oficial, una explicación de porqué el principal aliado en un Gobierno estatal haya “incumplido” los acuerdos, dejando la puerta abierta a a futuras experiencias similares.
“El que avisa no es traidor”
Muy a pesar de Puyalón, la realidad es que los acuerdos que firmaron en junio de 2016 encajaban perfectamente con la “linea reformista y “patriótico española”” de Podemos. Uno podría pensar que la principal demanda democrático radical arrancada a Podemos fue el compromiso de “defender el derecho a decidir de los pueblos”.
Pero la realidad es que Puyalón acordó liquidar esta demanda en cuanto a renglón seguido firmó el programa estatal de Podemos titulado “50 pasos para gobernar juntos”. Allí se plantea que se promoverá “la convocatoria de un referéndum con garantías en Cataluña para que sus ciudadanos puedan decidir el tipo de relación territorial que desean establecer con el resto de España”.
Sin embargo, desde el principio se ubica “en el marco del cambio constitucional” y aclara lo que quiere decir eso de “con garantías”: “Garantía constitucional del derecho de los gobiernos autonómicos a celebrar consultas a la ciudadanía sobre el encaje territorial de país cuando una mayoría lo pida con intensidad”. Es decir, se seguían manteniendo en el guión de supeditar el derecho a decidir a que las Cortes y el Régimen del 78 así lo aceptasen o por la vía objetiva de que fuese aprobado ese derecho por el resto del Estado español.
Desde el punto de vista formal, ¿Acaso no es precisamente lo que ha defendido Podemos en los últimos meses? No reconocer el referéndum del 1 de octubre por el simple hecho de que no tiene la “garantía constitucional” del estado español entra dentro de esta estrategia constitucionalista, que firmaron los anticapitalistas de Puyalón sin cuestionamiento alguno y que ya dijimos en su momento.
Sin embargo, uno podría hacerse el despistado y decir que a eso no se referían cuando firmaron lo de iniciar “un proceso de cambio constitucional”. Pero esos son los resultados de la ambigüedad estratégica en la política, en la que no queda claro qué sujetos sociales y gobiernos llevaran adelante las demandas democráticas. En cambio Iglesias, tuvo bien claro, y de manera pública (como ya sabia Puyalón), su intención de negociar este programa dentro del régimen del 78 y, si es posible, con el acuerdo del partido de Pedro Sánchez.
El PSOE no dudó en formar a los asesinos del GAL. Después de esto, no cabe disimular que los Acuerdos de Junio adolecen de por sí de un programa democrático radical, cuyo punto del Acuerdo titulado “transparencia y Regeneración Democrática” viene seguido de tres lineas que hablan ambiguamente de las “instituciones al servicio de la ciudadanía” sin cuestionar absolutamente nada de la actuales instituciones del 78 (como la Monarquía, el reaccionario Senado o el mismo aparato policial y judicial, entre otros).
Podemos y la larga lista de incumplimientos
Pero no es lo único de lo que adolecían los acuerdos. Un tanto de lo mismo paso con el programa social. Los “50 pasos para gobernar juntos” que firmó Puyalón liquidaba la demanda popular del “No pago de la deuda” por la de “restructuración de la deuda” que solo daba cuenta de la deuda privada y del 6% del total. Esta renuncia no era nueva, ya que mucho tiempo atrás Iglesias puso de ejemplo la firma del Memorándum de la Troika por parte de Syriza como ejemplo a seguir en el Estado español.
Es decir, la principal demanda quedaba liquidada, juntos a otras demandas que Podemos ya venia renunciando públicamente (como la salida de la OTAN y de las misiones imperialistas en el extranjero, la pelea por la república o la nacionalización de los sectores energéticos). Por otro lado, este programa no tenia la intención de luchar contra las Reformas Laboral del PP y el PSOE, y mucho menos contra la precariedad.
Y en la recta final por ver si Podemos conseguía formar gobierno con el PSOE tras las elecciones del 21D, Iglesias fue capaz de renunciar sin problemas a la derogación de la reforma laboral de 2010, el pensionazo o el copago farmacéutico con tal de tener un supuesto “gobierno del cambio” con los que llevaron a la cárcel a Andrés Bodalo.
Lo que resulta nefasto es que bajo estas circunstancias los “anticapitalistas” de Puyalón fueran capaces de poner su sello. De hecho, los Acuerdos de Junio, por conceder una posible explicación, no son ni siquiera un intento por imponer a Podemos un giro a la izquierda. Los Acuerdos no tienen nada que ver con un programa anticapitalista que haga cargar las crisis sobre los capitalistas. En realidad, no es extraño que precisamente sean unos acuerdos encajables para un “Gobierno del Cambio” de la mano de Sánchez.
Hasta la “creación de una banca publica” estatal o aragonesa podía ser defendida por un gobierno del régimen mientras a nadie se le ocurriese nacionalizar todas las redes bancarias españolas que son las que nutren el poder económico. Y hasta “la supresión de las Diputaciones provinciales” era una demanda que en cierto sentido, aunque con otras motivaciones, el PSOE (como ya lo hizo C’s) podría negociar para recortar el gasto publico. Y un tanto pasa con la ininteligible promesa de la “recuperación de los derechos” en un “Marco Aragonés de Relaciones Laborales”.
En lo que se refiere a los otros puntos del Acuerdo, ni se exige la expropiación de las ex-empresas publicas, ni se exige que los servicios públicos (sanidad, educación,...) sean totalmente gratuitos, ni tampoco se exige el fin de la educación concertada y el pase a una red publica única.
Por decir, ni tan siquiera se plantea prohibir la subcontratacion, imponer una ley estatal de remunicipalización sin indemnización, y tampoco se plantea, ni por asomo, una ley de socialización del suelo de las ciudades. Un problema clave para empezar a imponer una salida estructural al problema de la vivienda, ademas de la expropiación de las viviendas vacías en manos de los banqueros.
¿Construir una herramienta anticapitalista y revolucionaria o una herramienta al servicio del neoreformismo?
En Noviembre de 2011 los compañeros de Puyalón, junto a Izquierda Anticapitalista, planteaban saludablemente “que tenemos que derribar al capitalismo si queremos conseguir las demandas mas elementales”.
Lo cual es cierto, sino fuera por dos cuestiones fundamentales interrelacionadas: ni los Acuerdos de Junio de 2016 (ni tampoco el firmado con el ZEC) tienen que ver con un programa reivindicativo que ofrezca solución a las “demandas elementales”, ni tampoco se entiende como es posible desarrollar este pronostico estratégico de la mano de aquellos que precisamente no quieren “derribar al capitalismo”.
Paradójicamente, en un comunicado de Marzo de 2012 Puyalón planteo que “la socialdemocracia (PSOE, CHA, IU, UGT, CCOO) es la herramienta necesaria para mantener esclavizada a la sociedad en su conjunto”. Y a pesar de esta tajante caracterización, no tardaron mas que algunos pocos meses en declarar una coalición con IU, y mas tarde con Podemos. Y desde ese sorprendente trampolín hicieron una doble pirueta desde la cual llamar a un gobierno del cambio con el PSOE.
Por otro lado, ni PSOE, ni IU-PCE (que son sus representantes naturales) ni Podemos han cuestionado el rol de la burocracia sindical, que es la sostenedora real del Régimen, y la que juega un rol clave en Cataluña para bloquear la confluencia del movimiento obrero con el movimiento democrático catalán así como del movimiento de las mujeres. Desgraciadamente, esa es la “herramienta necesaria” que legitimó Puyalón y que no llega a cuestionar hasta el final.
El cortocircuito de origen no se debe a la lealtad de los aliados sino mas bien a una especie de concepción frentepopulista (que no tiene nada que ver con el frente único extraparlamentario) que arrastra Puyalón a negociar inevitablemente con las direcciones que no tienen propósito de poner en cuestión los negocios capitalistas del Régimen como norte estratégico.
Y por otro lado, lleva a utilizar los escaños o puestos institucionales (totalmente legítimos) no como altavoz para desarrollar la lucha de clases (única garante de cambiar la relación de fuerzas), sino a la simple y llana negociación de la aritmética parlamentaria, que lleva a un callejón sin salida.
Es evidente que eso no quiere decir que se este favor de la “guetificación” de la que hablaba Lerín y por esa razón los compañeros de la Corriente Revolucionaria de los Trabajadores y las Trabajadoras (CRT) llamamos a un Frente con otras organizaciones con el nombre de “No Hay Tiempo Que Perder”, y en enero volvimos hacer un llamamiento a fortalecer este frente anticapitalista y revolucionario contra el neorreformismo.
En ese sentido, llamamos a los compañeros de Puyalón de Cuchas a participar de este debate abierto.
Asier Guerrero
Delegado sindical de CGT Telepizza y militante de CRT