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Red Internacional
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Debate. ¿Qué campaña por aborto legal es necesaria en Costa Rica?

El 8 de agosto de 2018 hubo una movilización mundial por el derecho al aborto, el 8A fue la fecha en que la marea verde de las argentinas se extendió en un mismo grito por el mundo. En Costa Rica, el debate sobre el derecho a decidir se puso al centro de la vida política y a más de un año de ese primer 8A, es necesario preguntarnos qué política y qué métodos son necesarios para conquistar el derecho al aborto.

Martes 3 de marzo de 2020 22:50

Alrededor de los esfuerzos de organización del 8A surgió un espacio llamado Aborto Legal Costa Rica (ALCR) donde confluyeron activistas feministas, agrupaciones del movimiento de mujeres, y de la cual formamos parte desde Pan y Rosas en un inicio. Nos referimos en este artículo a esta experiencia y a las tareas planteadas para poner en pie una verdadera marea verde en el país.

¿Por qué aún no hay marea verde en Costa Rica?

Pan y Rosas en conjunto con representantes estudiantiles impulsó la convocatoria que dio inicio a la experiencia de ALCR. Fue una reunión abierta para organizar la movilización del 8A en solidaridad con la gran campaña por el derecho al aborto legal que construyeron desde hacía más de una década en Argentina y que estaba incomodando enormemente a la Iglesia y su poder político en la región. No quedaba duda de la necesidad de unificar esfuerzos para seguir el ejemplo de las compañeras.

Decenas de activistas decidieron lanzar una plataforma para luchar por el derecho a decidir y a partir de ese momento se expresaron los viejos debates sobre qué campaña y cómo impulsar el reclamo.

El grupo ACCEDER de feminismo ligado al estado y el gobierno es el que está más a la derecha dentro del movimiento de mujeres. En ALCR impusieron una orientación política que consideramos equivocada, pues le dejó el camino abierto a los chantajes del gobierno. En ese sentido, es lamentable que organizaciones como Las Rojas cubran por izquierda la orientación política de ACCEDER en el espacio.

Esa orientación fue la de plantear una perspectiva de “quemar etapas”: exigir la interrupción terapéutica (ITE) y renunciar a impulsar una campaña por la legalización del aborto, bajo el argumento de que el país no estaba preparado. Una posición que estaba en contra de reflejar el contenido político expresado por la campaña de las argentinas, que mediante la movilización en las calles, con independencia del gobierno se consiga acumular fuerzas suficientes para impulsar el derecho al aborto.

Y también, en contra de que una corriente como Pan y Rosas sea capaz de poner toda esa fuerza en función de un proyecto para acabar con el sistema patriarcal y capitalista de raíz. Los intereses políticos y de clase se funden, y así las “figuras” del feminismo acostumbradas a sentarse en las mesas de diálogo para negociar con el PAC y esperar que éste deje caer algunas migajas para las mujeres, acostumbradas a sus puestos dando consultorías para instituciones del estado, le temen a perder ese lugar dentro del escenario político.

Cuando estalla la huelga contra el ajuste del FMI en 2018, esta orientación se profundiza para dar pie al chantaje del gobierno PAC con el que se condenó al movimiento de mujeres a sufrir más retrasos en el camino a conseguir el derecho al aborto. Representantes del gobierno acordaron con ACCEDER que la campaña de ALCR no se sumaría a la lucha contra el ajuste del FMI, a cambio de que Alvarado firme la norma técnica de la ITE. El resultado lo conocemos, la firma de la ITE llegó más de un año después y está muy lejos de garantizar el derecho a decidir.

La convocatoria al 8M que firman tanto ALCR como ACCEDER y Las Rojas, olvida que el gobierno existe, pues ni siquiera está mencionado en su comunicado. Ni qué decir del ajuste o los reclamos de las trabajadoras, que tampoco merecieron mención. Se trata de una renuncia a que los reclamos de las mujeres sean masivos y, en consecuencia, una renuncia a conquistar derechos.

Los métodos organizativos

Un aprendizaje más que se puede extraer de la campaña de las argentinas es que fue precisamente luego de años de lobby y negociaciones infructuosas con gobiernos que se pintaban como “progresistas” aliados de las mujeres, que se llegó a la conclusión de que la fuerza para imponer el reclamo está en la organización independiente y la movilización.

Contrario a lo que piensa el feminismo liberal y el autonomismo, en el movimiento de mujeres siempre habrá debates y enfrentamientos políticos entre las diferentes orientaciones estratégicas, es por esto que es necesario contar con mecanismos democráticos para el debate y toma de decisiones.

Dentro de ALCR esto quedó en evidencia, mientras desde Pan y Rosas sostenemos que es necesario un método asambleario y amplio, donde queden expresadas las luchas reales de las mujeres; las mismas que impiden que se extienda la marea verde impulsan un método que les permite esconderse cómodamente en reuniones cerradas y acuerdos tomados en redes sociales.

Un ejemplo claro de lo dañino de estos métodos es la censura a las vocerías de izquierda dentro del espacio, ACCEDER impulsó una votación en la que se negaba a las vocerías hablar de las mujeres trabajadoras y denunciar el ajuste del gobierno, expulsando de forma antidemocrática a una perspectiva política para no debatir y dirimir las diferencias. Es así como imponen orientaciones que debilitan al movimiento de mujeres, porque por ejemplo en una asamblea masiva donde las trabajadoras y estudiantes que se rebelaron contra el ajuste expresen sus reclamos, no quedaría lugar para los chantajes del gobierno.

Por una verdadera marea verde

Un esfuerzo de organización hacia una campaña nacional por aborto legal es la forma de sumarnos desde Costa Rica al fenómeno internacional que es la marea verde exigiendo el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, con total independencia política del gobierno y aliándose con las mujeres trabajadoras, las jóvenes y en general con quienes luchan contra el ajuste del FMI. La orientación de funcionar “quemando etapas” no le ha hecho ningún favor al movimiento de mujeres, es momento de abandonarla para impulsar una verdadera marea verde en Costa Rica.

Llamamos al movimiento de mujeres a sumarse a la Gran Concentración de Mujeres este 8M, que es un acto político para poner en pie una fuerza independiente del gobierno en las calles, levantar el grito por ¡Ni Una Menos! y exigir nuestro derecho a decidir, al aborto legal, seguro y gratuito.