La publicación en el sitio WikiLeaks de documentos e instructivos de ciberataque de la CIA volvió a causar un revuelo internacional. Cuál es el efecto y qué pone en evidencia la nueva filtración.
Diego Sacchi @sac_diego
Martes 14 de marzo de 2017
Cuando el sitio Wikileaks anunció que pondría al acceso del público una serie de documentos, instructivos y manuales de operaciones de la CIA sobre ciberataques, el revuelo fue inmediato. Julian Assange presentaba la filtración como "el mayor arsenal de virus troyanos del mundo. Puede atacar a casi todos los sistemas”.
RELEASE: Vault 7 Part 1 "Year Zero": Inside the CIA's global hacking force https://t.co/h5wzfrReyy pic.twitter.com/N2lxyHH9jp
— WikiLeaks (@wikileaks) 7 de marzo de 2017
La Agencia de Inteligencia estadounidense respondió rápidamente que este tipo de filtraciones "dan armas al enemigo para hacernos daño". Llamativamente el presidente estadounidense Donald Trump no realizó declaraciones directamente. Fue su vocero, Sean Spice, quien preguntado por la cuestión respondió que Trump está "extremadamente preocupado" y agregó "El presidente ha indicado que cualquiera que filtre información clasificada deberá ser sometido a la ley en grado máximo. Perseguiremos a la gente que filtre información confidencial, y lo haremos en el máximo grado que permita la ley".
El gobierno chino y el ruso, expresaron su preocupación. “Debemos tener en cuenta la capacidad de la CIA para interferir comunicaciones,” dijo el canciller ruso Sergey Lavrov. “Cuando tengo una conversación sensible dejo de lado a mi celular”.
Lejos de los primeros intentos por responsabilizar de la autoría de la filtración a agentes extranjeros, en especial se apuntaba contra Rusia, la CIA y el FBI están llevando a cabo una investigación en la que apuntan hacia un antiguo colaborador que habría robado los documentos.
Pero más allá del grandilocuente anuncio de Assange o las posteriores repercusiones producto de que los instructivos detallaban como atacar desde teléfonos celulares hasta TV digitales, pasando por plataformas como Android o IOS de Apple, la información filtrada está lejos de las anteriores realizadas por el ex agente de la NSA Edward Snowden o la ex soldado Chelsea Manning. Tanto Snowden como Manning habían filtrado documentos donde se detallaban operaciones del espionaje estadounidense contra otros gobiernos, incluidos los aliados.
Según el análisis de varios expertos el contenido corresponde a datos de segundo orden, algunos muy antiguos y otros relacionados con debilidades conocidas e incluso ya resueltas. No se trata, según The New York Times, de documentos clasificados como alto secreto, ni de tecnología nueva.
Entonces ¿Cuál es el efecto más importante de la filtración?
Las agencias de inteligencia se meten en la política estadounidense
La afirmación de Assange de que “La CIA ha perdido el control de su arsenal de armas cibernéticas” viene a caer justo cuando la relación entre las agencias de inteligencia y el gobierno de Trump se encuentra en un momento delicado.
Trump había atacado al FBI en las redes sociales luego de que divulgase que su Jefe de Gabinete había hablado con el director de esa agencia para que negara los contactos con Rusia de varios miembros del gabinete de presidencial. Vale recordar que Michael Flynn, el asesor en seguridad de Trump, debió renunciar luego de las revelaciones de la prensa sobre los contactos que tuvo con el Kremlin y que mintió al respecto de ellos a altos cargos del Gobierno.
The FBI is totally unable to stop the national security "leakers" that have permeated our government for a long time. They can't even......
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 24 de febrero de 2017
Las filtraciones a la prensa, que Trump adjudica a las agencias de inteligencia, sobre contactos secretos de funcionarios del nuevo gobierno con diplomáticos Rusos y la investigación sobre una supuesta injerencia rusa en las elecciones de Estados Unidos, han sido una permanente fuente de inestabilidad y crisis para la nueva administración, que aún no completó dos meses en el poder.
Te puede interesar: Trump, la renuncia de Flynn y las rivalidades del “Estado profundo”
Lo que queda a la vista es el rol central que adquirieron los mecanismos de la inteligencia estadounidense, no solo para las operaciones que se realizan en el exterior sino para las que se hacen dentro de los Estados Unidos. Mientras la CIA y el FBI ponen en dificultades hoy a Trump, fue el FBI el que diez días de las elecciones reabrió una investigación contra Hillary Clinton, lo que fue aprovechado por Trump en el último tramo de campaña.
"No existe la privacidad absoluta en Estados Unidos"
Esa afirmación no está sacada de alguna adaptación de la novela de George Orwels 1984, la dijo el director del FBI, James Comey, durante una conferencia en Boston a poco de conocerse la filtración en Wikileaks.
El sinceramiento del director de una de las principales agencias de inteligencia estadounidense muestra la injerencia legal e ilegal de estos aparatos de espionaje sobre la vida de millones. Cuestión que algunos han querido reducir a países como China, Corea del Norte u otros donde la infiltración en comunicaciones privadas de personas u organizaciones se realiza abiertamente.
Lejos de quedar reducido a países donde Estados Unidos dice que las “libertades democráticas” no estarían garantizadas, la creciente invasión a la privacidad, el espionaje social y las medidas bonapartistas se extendieron como instrumento de control social no solo al interior en la principal potencia imperialista, sino entre varios de sus principales aliados en Europa y otras partes del mundo.
Bajo el pretexto de la lucha “contra el terrorismo” las principales potencias han aumentado el accionar de los servicios de inteligencia contra sus propios ciudadanos.
El control social mediante la tecnología continuara creciendo a medida que se generalice la información digital en la vida cotidiana de toda la población. El espionaje y los servicios de inteligencia son parte intrínseca de los Estados capitalistas y la utilización cada vez mayor por parte de los gobiernos contra su propia población erosiona aún más las libertades dentro de los ya estrechos marcos de las degradadas democracias capitalistas.
Diego Sacchi
Nacido en Buenos Aires en 1977, militante del Partido de Trabajadores Socialistas desde 1994. Periodista, editor en la sección Internacional de La Izquierda Diario y columnista de temas internacionales en el programa de radio El Círculo Rojo.