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Red Internacional
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Basta De Falsas Soluciones. Qué dice el proyecto de megagranjas porcinas que el Gobierno quiere firmar con China

Los detalles del "anteproyecto porcino 12 000 madres" que el Gobierno impulsa para asegurar el pago a los especuladores de la deuda a costa de contaminación y riesgos sanitarios en el país.

Valeria Foglia @valeriafgl

Domingo 30 de agosto de 2020 16:12

Sebastián Linero | Enfoque Rojo

Jorge Neme, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Cancillería, anunció días atrás que el nuevo embajador argentino en China, Luis María Kreckler, iba a firmar este martes 1º de septiembre el memorándum para la instalación de megafactorías para exportar carne porcina a China. En forma inusual para un convenio de tal envergadura, la cartera que conduce Felipe Solá tuiteó el domingo por la noche la postergación de la firma hasta noviembre con la excusa de que se agregaría un artículo de "protección ambiental".

Con el foco en los acreedores de la deuda, el Gobierno del Frente de Todos sellaría un acuerdo que ha sido resistido en las redes y las calles, incluso ante la represión de la Policía de la Ciudad. Se mantiene vigente la convocatoria de rechazo para este lunes 31 en distintos puntos del país, con epicentro en la Plaza de Mayo.

¿En qué consiste el plan oficial? El documento que se dio a conocer días atrás, llamado Anteproyecto porcino 12 000 madres, firmado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca que conduce Luis Basterra, hombre de Gildo Insfrán, no oculta su carácter cuando habla de “la construcción del mayor proyecto porcino de Argentina”, con “granjas de 12 000 madres, planta de acopio y acondicionamiento, planta de prensado de soja, planta de balanceado, generación de biodiésel”, entre otros aspectos.

Buscan que estas granjas industriales se instalen en territorios que no se hayan inundado en los últimos cincuenta años, con al menos cien hectáreas, en una región con capacidad para sembrar al menos 12 000 hectáreas de maíz y 5000 de soja y que puedan proveer un millón y medio de litros de agua por día. Sin cumplir estos requisitos, “la zona no será de elección”, anticipa el documento. Como dijo Neme semanas atrás, la idea siempre fue instalar lo que muchos llaman fábricas de pandemias” en el norte del país, aunque sin descartar la Patagonia. Se avizoran más quemas, deforestación y desmontes para expandir la frontera agropecuaria.

Entre otras demandas, el anteproyecto de la cartera de Basterra plantea la “cercanía de una población que permita tener la mano de obra tanto para la granja como para el frigorífico”. Prometen crear unos 380 puestos de trabajo directos, entre granja, frigorífico y otras dependencias, y unos 268 más ligados a la construcción de cada "complejo tecnológico". Semanas atrás el propio Neme había hablado de inversiones por 3500 millones de dólares, exportaciones por otros 2500 millones anuales, 9500 puestos de trabajo y unos 42 000 indirectos.

Pero entre muchos gráficos y fotos hay pocas explicaciones. En especial sobre los ítems que fueron consultados por los diputados Myriam Bregman y Nicolás del Caño, del PTS-FIT, a propósito del rol del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que conduce Juan Cabandié, o la existencia de estudios de impacto ambiental y mecanismos de participación pública, como los que están estipulados por la Ley General de Ambiente. Nada de nada.

En el texto aportado por Cancillería se sostuvo que “el proyecto apunta a generar capacidad para producir 900 000 toneladas en cuatro años”, lo que implica la suma “de 300 000 madres: 60 000 el primer año y 80 000 los tres restantes”. Si, como dice Agricultura, otro de los integrantes del equipo técnico que negocia el acuerdo, el plan es instalar megagranjas de doce mil madres cada una, estaríamos hablando de sumar decenas de nuevos establecimientos a gran escala y de tipo intensivo en norte y sur del país, cada uno de los cuales consumiría más de un millón de litros de agua por día en zonas de crisis hídrica, con aguas y terrenos ya sometidos a la contaminación de la megaminería y el fracking.

El anuncio de Neme, desmentido en la noche del domingo por Cancillería. se dio en un encuentro virtual organizado por el Movimiento Arraigo, donde también se dieron cita el canciller Felipe Solá, “alma mater” de este megaproyecto, Gabriel Delgado (fallido interventor de Vicentin) y el ministro Basterra, con la coordinación de Mariano Pinedo. Aunque fue publicitado como transmisión en vivo en YouTube, ante el repudio terminó como Zoom privado y días después fue subido a un canal de YouTube, con los comentarios cerrados. En dicha reunión Felipe Solá atribuyó las protestas a nivel nacional a la “sensibilización” ambiental de grupos de “jóvenes urbanos” con “una mirada muy urbana”, enfatizó, “respecto de cómo se produce en el sector agropecuario”, en sus propias palabras, “lo que se conoce como agronegocio”.

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Para el canciller, el reclamo contra el agromodelo contaminante y expulsivo equivale a querer eliminar las clases sociales: “Y eso no lo podemos hacer en cuatro años”. Lo que omite Solá es que desde hace décadas él ha sido gran impulsor del agronegocio, especialmente en 1996, como funcionario de Menem, con la introducción de la soja transgénica a pedir de Monsanto. El escenario de desmontes, desertificación, quemas intencionales y contaminación con agrotóxicos en el país le deben mucho a Solá, un especialista en “hacerse el boludo”.