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Red Internacional
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La maniobra que aceleró la salida de Fábrega del Banco Central. ¿Qué es el “contado con liqui”?

Se trata de una operación a través de la cual los operadores de bolsa o bancos compran en Argentina bonos y acciones nominados en pesos. El requisito es que esos bonos y acciones también coticen en bolsas en el extranjero, como Wall Street. Luego se venden fuera del país para obtener dólares. Es una operación especulativa para fugar dólares que el gobierno viene dejando correr.

Pablo Anino

Pablo Anino @PabloAnino

Viernes 3 de octubre de 2014

Como denunció Cristina Fernández de Kirchner cuatro entidades concentran las operaciones de “contado con liqui”. El Mariva realiza el 43% de las transacciones y Balanz Capital Sociedad de Bolsa otro 15%. También fueron señalados por la presidenta el Banco Macro y el Pagatonia. Estas entidades intermedian en la compra de acciones y bonos en pesos para luego liquidarlos en Nueva York a cambio de dólares. Son los agentes de la fuga de divisas.

Pero también la burguesía nacional y extranjera más concentrada está involucrada directa o indirectamente. Es que sus acciones son instrumentos de fuga. Entre las empresas que actúan en Argentina y que cotizan en Nueva York se encuentran el Grupo Financiero Galicia, Banco Francés, Banco Macro, Petrobras Energía, Pampa Energía, YPF, Telecom, Edenor, Tenaris, Cresud, Alto Palermo, Transportadora Gas del Sur.

Estas empresas se benefician porque la utilización de sus acciones como vehículo de la fuga eleva su cotización bursátil, tanto en Buenos Aires como en Wall Street. Es lo que está detrás de la suba incesante (más allá de la caída de ayer jueves) del Mercado de Valores de Buenos Aires (Merval), que se ubica al tope de las bolsas del mundo. Es la que más rendimiento ofreció durante 2014. Un milagro del gobierno que dice enfrentar a las corporaciones.

No se acaba ahí la lista de instrumentos usados para fugar. También se utilizan bonos del Estado que cotizan en Wall Street. Los más comúnmente usados son los Boden y el Bonar.

Una vez comprados los bonos o acciones con pesos, se transfieren esos papeles a cuentas en el extranjero para proceder a venderlos cobrando en dólares.
Los especuladores retroalimentan todo el tiempo el circuito reingresando los bonos y acciones que en un momento anterior se vendieron en el extranjero para que sirvan de instrumento de nuevas operaciones de “contado con liqui”.

El poder de la imaginación del capital para vaciar de dólares el país le gana ampliamente al supuesto intervencionismo del oficialismo que tanto “terror” causa entre el establishment económico.

Un síntoma de la escasez

La cotización del dólar que surge de operaciones de “contado con liqui” hace referencia a la diferencia del precio del papel entre el Mercado de Valores (Merval) de Buenos Aires y su precio en Wall Street. Su valor fuera del país siempre es menor. Esa brecha de cotización es el costo que asume el que quiere hacerse de dólares.

La operación de acuerdo a reglamentaciones del Banco Central no puede ser simultánea. Por lo cual, no se puede comprar títulos y acciones con pesos y venderlos inmediatamente para conseguir dólares. Hay que esperar unos pocos días para completar el ciclo. Las empresas buscan alargar el tiempo para disimular la operación. Pero la distancia entre el momento de compra y el de venta supone un riesgo para el que la realiza porque queda expuesto a las modificaciones en el tipo de cambio y en la cotización del bono o de las acciones.

Las operaciones de “contado con liqui” constituyen una suerte de fuga a través de una compra legal de bonos y títulos. Esos dólares ubicados en el exterior pasan a constituir “fondos de libre disponibilidad” que sirven para atesorar o cancelar obligaciones, tanto importaciones como deudas. Pero las que más las utilizan son las empresas imperialistas que quieren llevarse sus ganancias del país.

Recurren a ese mecanismo porque no consiguen, o enfrentan muchas trabas, para obtener dólares a través del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), que es oferente de divisas al tipo de cambio oficial.

Las raíces estructurales

La utilización del “contado con liqui” se fue generalizando a partir de la implementación de restricciones para la compra de dólares establecidas desde 2011 en el MULC. En la actualidad comprende más de un 10% de las transacciones en el MULC. En otro momento que la operación logró gran auge fue durante el “corralito” para sacar dólares del sistema bancario.

Como se dijo, la utilización del “contado con liqui” supone un precio implícito del dólar, que en estos días ronda los $14. Claro que en ese precio, igual que en el dólar “blue”, influye la apuesta a una devaluación de la oligarquía terrateniente que no liquida o retiene los granos en asociación ilícita con las grandes exportadoras multinacionales, las operaciones del capital financiero y la presión de los industriales.

Pero las propias restricciones del gobierno para el acceso al dólar comprimen la oferta y elevan las cotizaciones no oficiales del dólar. Las restricciones para el acceso al dólar comenzaron a aplicarse a causa de problemas reales de la economía.

La escasez de dólares se explica por cuestiones estructurales. El crecimiento económico requiere de importaciones crecientes. Es lo que se manifiesta en la industria automotriz y en la de electrónicos: cuanto más avanza la producción más importaciones de piezas importadas hay que hacer. La causa es el atraso productivo de esas ramas y su copamiento por el capital imperialista que en su disposición global de los negocios utiliza a nuestro país como un apéndice que actúa como armaduría de cosas que se producen en otro lado.

A esos problemas se le agrega el pago de la deuda que es una aspiradora de dólares (unos u$s200 mil millones en la “década ganada”), la crisis energética que requiere traer combustibles importados y las ganancias que las empresas imperialistas hacen en el país para luego enviar a sus casas centrales.

Es decir, que la especulación se desarrolla sobre la dilapidación de dólares que habilitó el gobierno durante la última década. Es el efecto del atraso y la dependencia.
En enero los bancos embolsaron $9.737 millones por el sólo efecto de la devaluación. Además, vienen haciendo enormes ganancias en concepto de intereses.

Cuando desde la izquierda proponemos expropiar todos los bancos y constituir una banca estatal única bajo control de los propios trabajadores bancarios, organizados en asambleas desde las bases, apuntamos a atacar las raíces de esa especulación gigante de la que son agentes los bancos y financieras en asociación con las multinacionales imperialistas de todas las ramas productivas.

Una banca estatal única permitiría que todos los recursos del sistema bancario no sean un canal para las maniobras especulativas, sino que se destinen a resolver los problemas más acuciantes de la población mediante créditos baratos de alcance universal para todo el que no tiene casa propia y préstamos para equipar los hogares o llevar adelante los planes que las familias obreras tienen para su futuro. También serían un instrumento clave para el desarrollo productivo del país. Pero medidas de este tipo, combinadas con otras como el monopolio del comercio exterior para confrontar las especulaciones de los “sojeros”, sólo podrán ser llevadas adelante por un gobierno obrero.


Pablo Anino

Nació en la provincia de Buenos Aires en 1974. Es Licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.

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