¿De dónde salió y de qué se trata la guerra favorita del presidente Javier Milei? Feminismo, ajuste y desigualdad. Columna de Cultura en El Círculo Rojo.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Viernes 8 de marzo 10:12
· La guerra contra el feminismo es una de las favoritas del presidente Javier Milei. Aprovechamos el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, para hablar sobre el fantasma que tanto le gusta nombrar: la “ideología de género”.
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· Lo primero que hay que decir es que no existe tal cosa como la “ideología de género”. No existe manual o libro que la explique ni escuela, corriente de pensamiento o grupo de personas que la enseñe o la apoye.
· Lo segundo es que no es un invento de Milei. De hecho es un ingrediente indispensable de las recetas y discursos utilizados por las nuevas derechas en muchas partes del mundo. Los primeros sectores en utilizarla fueron los antiderechos y las iglesias. De hecho uno de los voceros más importantes de la batalla contra la “ideología de género” es el Papa Francisco, que la describe como “el peligro más feo de hoy”.
¿Cuándo apareció la ideología de género?
· El término se instala a mediados de los años 1990, después de que en dos conferencias internacionales (la de la ONU sobre Población y Desarrollo en 1994 y la cuarta conferencia mundial sobre la mujer en 1995) se hable sobre los derechos reproductivos como derechos humanos.
· La sola mención, como expresión de la presencia de debates abiertos por el movimiento feminista desde las décadas anteriores, fue suficiente para encender las alarmas de la reacción. Se pone en movimiento la maquinaria conservadora. Lo mismo pasó cuando se despenaliza el aborto en Estados Unidos (y surge el movimiento contra el derecho al aborto, autodenominado “provida”) y cuando se sanciona la ley de Educación Sexual Integral en Argentina (y aparece el movimiento antiderechos, autodenominado “profamilia”).
¿Qué es exactamente?
· La “ideología de género” se apoya en dos pilares: es antinatural y destruye la cultura que conocemos.
· En 1997, el entonces cardenal Joseph Ratzinger (luego Papa Benedicto) dice en el libro La sal de la tierra que la “ideología de género” busca “liberar al hombre de su biología”. Estos sectores usan la palabra biología para determinar que cualquier actividad o relación fuera del “diseño biológico” de macho-hembra es antinatural (acá se incluye la homosexualidad, las personas trans y general el sexo no reproductivo).
· El mismo año, la periodista Dale O’Leary, de la Asociación Médica Católica de Estados Unidos agrega un elemento clave: la ideología de género y el feminismo son parte de un movimiento neomarxista (con esta idea está muy relacionada la narrativa de la batalla o la guerra, ¿quién no querría defender la cultura y la vida cotidiana en la que crecen sus hijos?).
· Si les interesa este tema, les recomiendo que lean “El fantasma de la “ideología de género” , un artículo de la filósofa Danila Suárez Tomé de Ecofeminita.
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· Todo lo que escuchamos son variaciones de esas dos ideas: es antinatural y destruye la cultura.
¿Cuál es el objetivo?
· La batalla contra la “ideología de género” provee una agenda muy útil para mostrar iniciativa desde partidos, candidatos y gobiernos. Javier Milei anunció como parte de esa “batalla” el cierre del Ministerio de mujeres (el “curro del feminismo”), la eliminación del Inadi (la “policía del pensamiento”) y, en esa estela, el cierre de la agencia de noticias Télam (agencia de “propaganda ideológica”).
· Es mucho más efectivo señalar culpables de una situación (como el empeoramiento de las condiciones de vida) que reconocer que el ajuste fiscal lo están pagando las jubilaciones y los salarios de la mayoría de la población.
· Apunto algo interesante que menciona la socióloga Eva Illouz en su libro La vida emocional del populismo. Ella habla del “privilegio agraviado” (que consiste en denunciar un privilegio perdido o el privilegio de otras personas) y explica que genera confort que otra persona pierda lo que vos pensas que es un privilegio. ¿Cuál es el privilegio? Ser beneficiaria de un programa social, recibir un subsidio por atravesar una situación de violencia de género o acceder a la jubilación mediante una moratoria.
· Utilizo estos tres ejemplos: programas sociales, violencia machista y moratoria de jubilaciones porque son áreas en las que las mujeres son la mayoría de las personas beneficiarias. La trampa es que no se trata de un privilegio, son mayoría porque las mujeres y las personas LGBT estamos sobrerrepresentadas (somos demasiadas) entre las personas pobres, las que no completan los aportes y ni hablar de las víctimas de violencia machista. Pero esto es mucho más engorroso e incómodo para explicar.
· Allí reside el verdadero objetivo de “combatir la ideología de género”, que es político: desprestigiar al movimiento feminista, la movilización de las mujeres y de cualquier sector que denuncie la opresión y la desigualdad.
Dos guerras, la misma guerra
·Desde el día cero, el gobierno de Javier Milei apuntó contra nuestro movimiento y emprendió dos guerras. Una es económica y somos parte de un blanco masivo: salarios licuados por la inflación, aumentos de tarifas y recortes de programas sociales (somos la mayoría de los sectores afectados porque las mujeres somos demasiadas entre las personas pobres, el trabajo informal y las jubilaciones mínimas). La otra es cultural y política, quieren convencer a la población de que su vida es peor porque se eliminó la criminalización del aborto, porque no es legal discriminar a alguien por su identidad o su sexualidad.
· La clave del éxito de esas guerras es mantenerlas separadas, por eso unirlas es más importante que nunca.
Nos vemos en la calle. Marchá con Pan y Rosas en todo el país y el mundo.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.