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Menemismo. ¿Qué fue el plan Bonex? La medida que apoya el equipo económico de Milei

Tras las PASO, se profundizó la crisis económica. Mientras que Massa hace un ajuste brutal con devaluación y Bullrich promete más ataques, Javier Milei también despliega su programa contra las grandes mayorías. El candidato de la “Libertad Avanza” ya había anunciado que Roque Fernández y Carlos Rodríguez serían parte de su gabinete en caso de ganar las elecciones; ambos realizaron declaraciones, recientes, favorables sobre el decreto mediante el cual se confiscó los depósitos de millones de personas en 1989. Un plan similar implicaría un nuevo saqueo para que la crisis la paguen los trabajadores y sus familias.

Matías Hof

Matías Hof @HofMatias

Jueves 17 de agosto de 2023 09:00

Carlos Rodríguez, Domingo Cavallo y Roque Fernández

Carlos Rodríguez, Domingo Cavallo y Roque Fernández

Javier Milei viene dejando más claro cuáles serían las consecuencias si logra llegar a la presidencia. Luego de haber presentado su plan de gobierno que incluye privatizar la salud, la educación y las jubilaciones; este miércoles anunció a Roque Fernández y Carlos Rodríguez, ex funcionarios de Carlos Menem, como futuros integrantes de su ministerio de Economía. Ambos integrarían el Consejo de Asesores económicos y ven con buenos ojos poner en práctica un nuevo plan Bonex.

Roque Fernández fue presidente del Banco Central y ministro de Economía, en ese orden, durante el gobierno de Carlos Menem. Se encontraba, junto a Domingo Cavallo, entre quienes idearon el plan Bonex. Entrevistado por Clarín además de afirmar que ve necesario “seguir eliminando el déficit, corregir tarifas, unificar el dólar”, marcó que “la convertibilidad sería equivalente a una dolarización. Pero la convertibilidad no se podía hacer si no se tenía el Bonex antes.”

Carlos Rodríguez, por su parte, declaró en relación a los depósitos bancarios en pesos que “rescatarlos sería otro Plan Bonex, y eso para los plazos fijos sería hacerles un favor”. Un “favor” que costaría muy caro a cientos de miles de personas, veamos porqué.

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El 28 de diciembre de 1989 mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia el Gobierno (a través de los bancos) le entregó a los tenedores de plazos fijos que superaran el millón de australes (la moneda de curso legal en ese momento) un bono con vencimiento a 10 años a cambio de los fondos que tenían depositados. El canje fue realizado de forma compulsiva y la única forma de acceder al dinero de forma rápida era vender los Bonos Extranjeros (Bonex), pero su cotización se derrumbó un 70 % (valían 30 centavos por cada dólar), constituyendo una pérdida enorme para millones de personas.

Como los depósitos a plazo fijo podían hacerse a apenas siete días, muchos trabajadores se quedaban con el dinero justo para vivir una semana y llevaban el resto al banco para estirarlo con los intereses. Esto era así porque se encontraban en medio de la hiperinflación que destruía el poder de compra de los salarios día a día, la inflación mensual superaba el 300 %. Por eso, fueron muchos los pequeños “ahorristas” los que sintieron de lleno el impacto: perdieron el dinero para ir al almacén o viajar en colectivo.

Un paso previo a la convertibilidad

La hiperinflación llegó a su punto más crítico durante 1989, la inflación de los precios minoristas fue 4.923 %; los salarios reales compraban un 35 % menos que en 1984; la desocupación trepó casi dos puntos hasta el 8,4 %; la economía retrocedió 4,4 % (segundo año consecutivo de recesión); en julio se necesitaba medio salario obrero para pagar los servicios públicos; en pocos meses, el porcentaje de personas bajo la línea de pobreza subió del 25 % al 47,3 %.

El plan Bonex no fue suficiente para salir de la hiperinflación que en 1990 acumuló una suba de precios superior al 1.300 %. Bajo el efecto disciplinador de la crisis, Menem junto a Cavallo (y también Roque Fernández) aprovecharon que el plan Bonex había reducido la existencia de australes para cambiar de moneda y pasar al peso convertible en dólar, la llamada convertibilidad (un peso, un dólar). Así lograron bajar la inflación, pero haciéndole pagar el costo a las grandes mayorías; no sólo apropiándose de sus ingresos, realizaron cientos de miles de despidos de empleados públicos y modificaron las leyes laborales para dar lugar a la expansión de la precarización. Además, para sostener el tipo de cambio, privatizaron los servicios públicos y multiplicaron la deuda externa.

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¿Un nuevo saqueo?

La convertibilidad tuvo una agonía de cuatro años desde 1999. Durante los últimos meses de De la Rúa en el poder los grandes empresarios fugaron todos los dólares que pudieron al exterior mientras al pequeño ahorrista lo encarcelaban con el “corralito”. Con la megadevaluación practicada por el Gobierno de Duhalde, el salario perdió un 30 % de poder de compra en 2002. El porcentaje de personas bajo la línea de pobreza pasó de ser 28,9 % en octubre de 2000 a 35,4 % en el mismo mes de 2001; pero el máximo nivel se registró en octubre de 2002 con una tasa de 54,3 %.

Milei y su equipo plantean una situación similar, ante la inflación en escalada, la crisis de deuda externa y las presiones devaluatorias quieren utilizar viejas recetas neoliberales. En la actualidad el 40 % de la población ya se encuentra sumergida en la pobreza, pero a los menemistas reciclados bajo la cobertura de los “libertarios” sólo buscan llegar al gobierno para intentar garantizar los intereses del FMI y los grandes empresarios lo más rápido posible.

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