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Red Internacional
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Mundo Obrero. ¿Qué hay detrás del “premio” de las horas extras?

En Matamoros Tamaulipas hay mas de un centenar de maquiladoras. Si uno pregunta, no existe trabajador o trabajadora que tenga una jornada de menos de 10 horas dentro de cada planta.

Viernes 14 de junio de 2019

Junto a lo anterior múltiples mecanismos para “optimizar el rendimiento productivo” conllevan ya un aumento de la explotación de la mano de obra. A ello se suma un flagelo más, la velada “libre opción” de las horas extra, como “premio” al desempeño laboral. La realidad es que muchas jornadas de trabajo se van con las horas extras de las 12 a las 14 horas.

La llamada “nueva cultura laboral”, discurso muy usado en el apogeo del neoliberalismo, lejos de irse del mundo del trabajo, vive el auge mas descarnado luego de décadas de perdida de conquistas y derechos de la clase obrera. Detrás del discurso de los incentivos salariales esta la verdad de la ganancia empresarial capitalista.

Hoy hablamos de Matamoros porque aquí, con la lucha del 20/32 se logró el 20 por ciento de aumento salarial y un bono de 32 mil pesos -en muchos casos en pagos diferidos- en la mayor parte de las empresas de esta ciudad fronteriza. El movimiento obrero de esta ciudad ya era una referencia histórica por ser el que conquisto para la industria maquiladora la jornada de 8 horas a finales de los años 80s del siglo XX.

Las cosas cambiaron, la realidad de la super explotación de la clase obrera matamorense esta lejos de disminuir y hoy por hoy, los patrones alistan e implementan nuevos mecanismos para recomponerse en una guerra para apagar el estado de ánimo que dejo la rebelión obrera surgida en esta ciudad.

¿Dónde se esconde la ganancia capitalista?

El salario mínimo debería ser igual al costo de la vida y acorde al aumento de precios. En México la canasta familiar está calculada en 6000 pesos solo para comer. Hay quienes pensarían que esta petición es una cifra exagerada y las empresas se espantaran y se irán de Matamoros o de algún otro lugar del país si esto ahí se conquistara.

La realidad es que el salario mínimo está por debajo del costo de la vida. En las fábricas de Matamoros se han generalizado las horas extras, sea trabajando 12 horas por día o yendo los fines de semana, como única forma de llegar a un sueldo aceptable.

En el caso de una trabajadora con planta y de operadores calificados, trabajando todos los fines de semana, cobran entre 10,000 y 12,000 pesos al mes, lo cual apenas alcanza para el costo de la vida tomando en cuenta el pago de impuestos, servicios, crédito de casa y otros gastos básicos.

Entonces, ¿por qué parece exagerado exigir un aumento salarial igual al costo de la vida? Porque los empresarios han logrado naturalizar que para llegar a un salario “digno”, es necesario un esfuerzo “extra” por parte del trabajador.

En realidad, detrás de esto se esconde uno de los principales mecanismos que tiene la patronal para aumentar la explotación de las y los obreros. La ganancia de los empresarios capitalistas tiene su origen en el trabajo excedente que realizan los obreros y que es apropiado sin pago por los capitalistas. A este excedente se le denomina plusvalía. Cuando el capitalista paga un salario para comprar fuerza de trabajo, pretenderá que ese trabajo que pone en movimiento produzca el excedente máximo posible.

El mecanismo más antiguo que el capitalismo conoce para lograr este objetivo está dado por la extensión de la jornada laboral. Cuando se aumenta la jornada laboral se aumenta el trabajo excedente. A este tipo de aumento de la plusvalía Karl Marx lo denominó plusvalía absoluta. Así sucede cuando la jornada de trabajo se incrementa por ejemplo de 8 a 12

horas: si suponemos que el tiempo de trabajo socialmente necesario para cubrir el valor de la fuerza de trabajo es de 4 horas, ahora el capitalista, haciendo trabajar al obrero 4 horas más, se apropia de lo producido en 8 horas de trabajo excedente, en lugar de las 4 que se apropiaba antes.

Se puede cuestionar que, en el ejemplo de Matamoros, las empresas acaban de otorgar un aumento del 20% y se paga por las horas extras un precio mayor que las horas normales, incluso en días feriados se pagan al doble y hay otros incentivos. Sin embargo, Marx decía que no hay que dejarse fascinar “por los altisonantes tantos por cientos en el tipo de salario, sino preguntar siempre cuál era la cuantía primitiva del jornal”.

Si partimos que el salario mínimo del contrato es menor a los 8000 pesos mensuales, en realidad la patronal ha impuesto que para percibir un salario acorde al valor de la fuerza de trabajo, un obrero debe trabajar mucho más que ocho horas diarias; por lo cual esta extensión de la jornada de trabajo, encubierta bajo las “horas extras”, es un claro ejemplo de mayor explotación, es decir, mayor extracción de plusvalía absoluta.

La batalla diaria entre el capital y el trabajo

La extensión de la jornada de trabajo encuentra un límite en la capacidad física de las y los obreros, en su posibilidad de sostenerse en pie; pero el patrón siempre intentará por todos los medios extender la jornada, sin prestar atención a los riesgos, ni a la salud de los obreros.

La realidad es que tampoco se preocupan de que los trabajadores se desgasten el doble o más, haciendo en un año el trabajo de dos. Como dice Marx “…la historia de la moderna industria demuestra que el capital, si no se le pone un freno, laborará siempre implacablemente y sin miramientos, por reducir a toda la clase obrera a este nivel de la más baja degradación.”

El otro límite que encuentran los patrones es la resistencia política de los obreros. Así como los capitalistas intentan extender al máximo el trabajo excedente, el interés de los trabajadores, por el contrario, es reducirlo al mínimo, razón por la cual se desarrolla una lucha incesante entre la fuerza de trabajo y el capital por la duración de la jornada laboral.

En Matamoros así como en muchas de las ciudades donde prima la industria maquiladora en el país, es una cuenta pendiente tomar la bandera de la lucha por reducir la jornada laboral, hoy por hoy se debería tomar la exigencia de la jornada de 6 horas cinco días a la semana, porque nuestras vidas, valen más que sus ganancias.