Trump, Peña Nieto y AMLO –como presidente electo– dieron a conocer su satisfacción por el resultado de la negociación del nuevo acuerdo comercial que sustituirá al TLCAN. Esto es lo que sabemos según la información oficial publicada por la Oficina de Representante Comercial de Estados Unidos.
Martes 28 de agosto de 2018 03:24
Uno de los primeros acuerdos que se hicieron el año pasado en la mesa de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue que el contenido de las pláticas debería de mantenerse en secreto por todos los participantes de las mismas.
Este lunes 27 por la mañana el mundo se enteró de que los equipos de Estados Unidos y México (con representantes del próximo gobierno de AMLO) habrían alcanzado un acuerdo.
Esta negociación aún no contempla a Canadá, por lo que solamente se ha alcanzado un acuerdo bilateral que pone sobre la mesa el espíritu trilaterial del acuerdo inicial firmado hace 24 años, que en los hechos ha tenido más impacto ideológico que económico.
Ante la falta de un documento público final y con carácter formal, ratificado por ambas partes, los diarios han reflejado fundamentalmente los dichos de los representantes a la prensa nacional e internacional.
Tales dichos han entrado ya en contradicciones. Por ejemplo, Ildefonso Guajardo ha señalado que es un acuerdo que favorece el libre comercio, mientras que los aranceles recientemente impuestos por Trump al comercio de aluminio al parecer se mantendrán. Por otro lado, se ha hecho una amplia mención respecto al tema energético, pero sobre tan importante negocio las autoridades de la oficina comercial de Estados Unidos han preferido guardar silencio.
La renegociación de lo que por 24 años fue el TLCAN ha sido presionado por los tiempos políticos de Estados Unidos y de México, incluso más que por un consenso económico sobre sus beneficios para los capitalistas industriales, agrícolas y financieros de ambas nacionales.
En México, el acuerdo es un tema explosivo en la transición presidencial. Sin duda alguna los designios de la expoliación imperialista se habrán expresado con mucha fuerza en la redacción que aún no se conoce. Para no asumir tales afrentas el gobierno de AMLO seguramente preferirá echarle “la bolita” al de Peña Nieto y aprobarlo de una vez.
En la página web de la Oficina del Representante comercial de Estados Unidos presidida por Robert Lighthizer existen tres documentos -para la noche del 27 de agosto- de información pública sobre el acuerdo. La primera “hoja de información” se refiere a las líneas generales del acuerdo, la segunda hoja contiene información para la manufactura y la tercera para la agricultura.
Los ejes fundamentales para EEUU en la modernización del acuerdo
El nuevo acuerdo profundiza aspectos económicos con los cuales se ha tratado de recomponer la ganancia frente a la crisis alrededor del mundo. Como parte de los ejes fundamentales del acuerdo 2.0 Estados Unidos recalca los avances para establecer reglas a la “propiedad intelectual”.
El acuerdo le brinda mayores posibilidades de intervención al Estado para garantizar las ganancias derivadas de los secretos comerciales, la propiedad intelectual de las grandes farmacéuticas, las marcas comerciales, música, películas, los nuevos negocios tecnológicos, las señales satelitales, de cable, entre otros.
Otro de los nuevos temas a incluirse, como parte del avance tecnológico, se refiere a las nuevas reglamentaciones al comercio digital. Estados Unidos afirma que la renegociación contiene “las reglas de disciplina más fuertes sobre comercio digital de cualquier acuerdo comercial”.
Esta información del gobierno de EEUU también afirma que el nuevo acuerdo exige a México una mayor desregulación para los negocios financieros, uno de los sectores económicos donde Estados Unidos tiene un inmenso capital acumulado que busca de espacios de valorización alrededor del mundo.
Como parte de las nuevas disposiciones, se resaltan las medidas para exigir que en México se adopten medidas legislativas sobre el mercado de trabajo que disminuya la brecha salarial entre ambos países. También se señalan nuevas disposiciones relativas al medio ambiente, aunque es absolutamente omiso sobre los impactos económicos de ella.
El campo y los agrobusiness en el acuerdo 2.0
En esta “hoja de información”, la oficina del representante comercial de EEUU reconoce que en temas de agro-negocios a este país no le ha ido nada mal. Pero que la nueva negociación incluye mejoras aún más benéficas para ellos.
En los acuerdos para este sector económico existe una característica: no aranceles ni subsidios, tal como en las reglas de la Organización Mundial del Comercio. La mayoría de los aspectos que EU reconoce para este capítulo se centran en este tema, opuesto a lo que ocurre en la industria manufacturera.
Como un punto de vital importancia en términos de seguridad alimentaria, Estados Unidos señala que el nuevo capítulo sobre el tema habrá de introducir reglas para poder comerciar con “todas” las recientes innovaciones en biotecnología agrícola, incluyendo alimentos genéticamente modificados.
La industria de alimentos y bebidas también encuentra un nuevo aliciente al comercio tras eliminarse las barreras arancelarias para las bebidas alcohólicas, licores y nuevas protecciones a fórmulas de alimentos patentados.
La industria manufacturera y el acuerdo 2.0
Para el sector automotriz, los medios han dado a conocer el anunciado acuerdo de un alza en el porcentaje de la regla de origen que ahora deberá alcanzar el 75% de la producción de cada vehículo, tratando de evitar así que aumenten los productos importados de la zona asiática, fundamentalmente, y busca así modificar las cadenas de producción y suministro.
Gran parte de los nuevos acuerdos se basan en modificaciones a las reglas de origen. Por ejemplo, para amplios grupos de la producción industrial y manufacturera los acuerdos se basan en “hacer más estrictas” estas reglas, trasladando las normas del TLCAN 1.0 y el Acuerdo Transpacífico (TPP) al nuevo acuerdo.
En esta sección se reconoce una nueva “norma de contenido de valor laboral”, buscando que hasta el 45% de las partes de las mercancías sean producidas en países con salarios superiores a los 16 dólares (es decir, Estados Unidos o posiblemente Canadá si se integra al acuerdo). De esta forma se determinaría por la vía del salario y la variable tecnológica los espacios en donde puede participar la producción a realizar en México.
En la industria textil, una de las industrias que peor comportamiento han tenido Estados Unidos, también se agregarán nuevas reglas de origen para garantizar que las prendas de conjunto y sus productos intermedios sean elaborados en la región. La industria textil es una en la que más han penetrado las mercancías chinas. Esta “hoja de información” de la USTR también menciona que en otros sectores industriales -no especificados- también cambiarán las reglas de origen.
Silencio sobre el tema energético
Sobre el tema energético la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos prefirió guardar silencio, aunque se sabe que fue parte central de los debates e incluso encontró posiciones dentro del próximo partido en el poder.
La historia de los acuerdos comerciales en México siempre dejó fuera este aspecto, por considerarlo un tema de seguridad nacional. La Reforma Energética abrió paso en términos constitucionales para que los privados y extranjeros puedas participar de las ganancias derivadas de la extracción de nuestros recursos naturales.
Hace falta conocer el documento final para saber qué tanto se arrodilló el gobierno de México frente a los designios imperialistas de Trump y los cambios que afectarán a México en la estructura económica así como en el empleo y la vida de millones de trabajadores cuyos empleos dependen de la dinámica e integración en ambos países.