Lunes 2 de octubre de 2017
Este 1-O la masiva movilización popular, con elementos de autoorganización, hizo fracasar el objetivo del Gobierno con la brutal represión de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Gracias a las ocupaciones de colegios y las concentraciones permanentes para defenderlos, pasamos del “votarem” al “hem votat” y el pueblo catalán pudo expresar su voluntad mayoritaria de conformar una república y abrir un proceso constituyente.
Desde la CRT llamamos a continuar la lucha contra la represión del Estado central y a defender este resultado, a pesar de que nuestro proyecto no es el de la república catalana, ligando estas peleas democráticas con una agenda de las reivindicaciones de la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares.
Hay que profundizar en la organización y lucha de los trabajadores. La huelga general del 3-O es una gran oportunidad. Debemos fortalecer y masificar los comités de huelga de los barrios y pueblos, extender la autoorganización a los centros de trabajo y estudio, mediante asambleas, paros y otras medidas de lucha y prolongar la huelga más allá del martes en todos los centros de trabajo que sea posible.
La ANC, Omnium y las direcciones de CCOO y UGT han querido convertir esta huelga en una “aturada” de la mano del Govern y la pequeña y mediana patronal. Una política pensada para borrarle el carácter de clase a esta medida de lucha, bloquear que los trabajadores la organicen en sus centros de trabajo y evitar que no se cuestione la hegemonía que desde 2012 mantienen los representantes históricos de la burguesía catalana.
Pero, ¿por qué tienen que hegemonizar esta lucha quienes suponen una minoría absoluta del pueblo catalán? Que la clase trabajadora y los sectores populares seamos quienes pasemos a hegemonizar este proceso.
Esto sería la única garantía tanto de que se pueda efectivizar el resultado del 1-O, como de que se pueda abrir un verdadero proceso constituyente, que no nazca tutelado por los representantes de las grandes familias y empresas como “ata” la Ley de Transitoriedad.
Si verdaderamente quiera impulsar una perspectiva anticapitalista, la CUP debería romper con su política de “mano extendida” con Junts pel Sí y apostar por una estrategia en este sentido.
Si el 1-O decidimos la relación con el resto del Estado, ahora queremos decidir todo lo demás. Por ejemplo, si hay que repartir las horas de trabajo sin reducción salarial para acabar con el desempleo, si se deben prohibir cualquier forma de precariedad laboral, si las viviendas de la banca y los especuladores deben expropiarse para solucionar el problema de la vivienda o de si se deben imponer impuestos a las grandes fortunas para financiar suficientemente una educación y una sanidad públicas y gratuitas.
Para ello es fundamental que las direcciones de CCOO y UGT rompan con esa política de conciliación con la patronal, y que junto a la izquierda sindical llamen a los trabajadores a extender la huelga más allá del día 3, convoquen asambleas y extiendan la autoorganización a los centros de trabajo.
Asimismo, la izquierda sindical y política del Estado español debe tomar como suya las demandas del pueblo catalán contra la represión y por el respeto al resultado del 1-O, convocando acciones como las que ya se han realizado en varias ciudades y paros, y exigiendo a las direcciones de CCOO y UGT el fin de su rol de “sindicatos de régimen” y la convocatoria de una huelga general en apoyo a Catalunya y por la apertura de procesos constituyentes libres y soberanos contra el Régimen del ‘78.