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Red Internacional
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Política. ¿Por qué los ricos no pagan los costos de la crisis?

A la crisis del sistema sanitario se le suma la recesión económica en el país. Los planes y medidas del gobierno apuntan a que la clase trabajadora y el pueblo paguen los costos. Pero deben pagar quienes se han enriquecido estos últimos 30 años de neoliberalismo.

Miércoles 8 de abril de 2020

El plan de protección del empleo y los bonos de hambre como el bono COVID 19 del gobierno apuntan a que sean las y los trabajadores, formales e informales, quienes paguen los costos de la crisis sanitaria y económica que se avecina.
Despidos, suspensiones del contrato laboral y reducción del salario: imágenes que vemos día a día, pero que no son más que el preludio de los complejos tiempos que se avecinan. Esto, si el gobierno logra pasar todas sus iniciativas.

Y hasta ahora, la oposición, desde la DC hasta el Partido Comunista, no ha presentado mayor “contrapeso”, ya que mientras sacan declaraciones comunes exigiendo nuevas medidas al gobierno, votando junto a la UDI el proyecto anti-trabajadores de la ley de protección del empleo.

En Chile hay enormes riquezas. Según la revista Forbes, las 10 principales fortunas del país concentran 36.300 millones de dólares, incluyendo las fortunas de los Luksic y del propio Sebastián Piñera, que asciende a los 2.800 millones de dólares. Esa es su fortuna personal, sin considerar el valor de las empresas que manejan.

Según Fundación Sol, el 1% de los más ricos estimados en 178.000 personas, tienen ingresos mensuales cercanos a los 15 millones de pesos por persona, y concentran el 33% del ingreso nacional.

Son los dueños del agua, de las AFP, de los medios de comunicación, de equipos de fútbol, ISAPRES, clínicas, universidades, supermercados, inmobiliarias, bancos, mineras, pesqueras y forestales. Son los ganadores de los 30 años que se impugnaron en la rebelión. Los que triunfaron con la herencia de la dictadura.

Y hoy, cuando la salud, las condiciones de trabajo, e incluso la vida de millones está en juego, son ellos quienes deberían pagar los costos, esos que se han enriquecido a costa de las privatizaciones de la dictadura, de la depredación del medioambiente, usando la herencia de la dictadura a su favor, a costa del sudor y la sangre de millones de trabajadores y trabajadores.

¿Cómo podrían pagar los costos? Veamos.

1) Con un impuesto extraordinario del 20% a las 10 mayores fortunas del país podríamos recaudar inmediatamente 7.260 millones de dólares. Con ese dinero podríamos construir 40 hospitales como el Hospital de La Florida. Podrían terminarse de una vez por todas con la falta de ventiladores mecánicos, ya que con esa suma podrían hacer más de 490 compras iguales a la que hizo el gobierno de 872 nuevas unidades.

2) En otro caso, los “súper ricos” del país representan a 23.842 personas que tienen un patrimonio superior a 1 millón de dólares. En total suman un patrimonio de 185.480 millones de dólares. Con un impuesto extraordinario a su patrimonio podríamos recaudar 9.274 millones de dólares para entregar un subsidio mensual de 500 mil pesos por 3 meses a los 2,6 millones de trabajadores informales que están totalmente desprotegidos, a los 850 mil subempleados y a los 730 mil cesantes que hay en el país y para trabajadores de pequeñas empresas donde se vean amenazados sus salarios y seguiría quedando dinero.

3) Otro sector, enriquecido por las mismas deudas: Según la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), los bancos tuvieron ganancias el 2019 por US$ 3.403 millones. Un impuesto del 20% a las ganancias de los banqueros nos permitirá recaudar una cifra total de más de 680 millones de dólares, para financiar a los 500 mil llamados “micro emprendedores”, es decir, pequeños almacenes o negocios familiares o de barrio, con un subsidio de 500 mil pesos por dos meses.

4) Veamos las grandes transnacionales del cobre. 10 empresas sólo entre el año 2005 y el 2014 se llevaron utilidades al extranjero por 120 mil millones de dólares. Y los años posteriores ganaron más. En 2018 las utilidades de las grandes empresas del sector sumaron US$13.780 millones de dólares.¿Qué haríamos si todos estos recursos estuvieran en manos del Estado y controlado por los trabajadores y las comunidades? Hay que arrebatar nuestra principal riqueza de las manos de las grandes transnacionales como BHP, AngloAmerican o el grupo Luksic, sin ningún pago, para poner esos recursos para salud, salarios, educación y vivienda.
Todas esas cifras estratosféricas de los “ganadores del modelo” contrastan con la realidad del “otro Chile”, el de los trabajadores, de los informales, pensionados, de los sectores populares.

Ese Chile donde el 70% gana un salario inferior a los 550 mil pesos; donde el 70% jubilados recibe pensión menor a $270.000 y donde hay 11.5 millones de endeudados; el país de las familias agobiadas por las deudas bancarias, por el pago de todos esos servicios básicos privatizados, por los salarios y pensiones de hambre.
Mientras han ganado millonarios recursos a costa del saqueo y la explotación, quieren convencer que debemos “apretarnos el cinturón”, que es mejor perder salario que el trabajo para que las empresas se recuperen porque así luego vendrá una recuperación. Ellos nunca pierden. Mientras el Estado les entrega “ayuda” con dinero, nosotros bajamos nuestros ingresos o somos arrojados con nuestras familias a la calle. Pero se vendrá peor, pues todas estas medidas solo llevarán a más recesión mientras ellos especulan con el dinero público.

Estas cuatro medidas elementales, con impuestos extraordinarios a los ricos, banqueros y mineras privadas, van en una perspectiva completamente distinta, en beneficio de las grandes mayorías trabajadoras y para que esta crisis la paguen los grandes empresarios. Salud, trabajo, salarios y pensiones, son vitales para resguardar la vida de la clase trabajadora que hoy se ven amenazadas por la crisis sanitaria y económica que los capitalistas ya están descargando.

Con la propia lucha y organización de las y los trabajadores, estas medidas podrían ayudar a avanzar a la clase trabajadora en la perspectiva de poner fin al saqueo y explotación de las transnacionales y grandes grupos económicos, nacionalizar sin pago y bajo control obrero las grandes riquezas y recurso estratégicos, como parte de un programa integral de la clase trabajadora para que la crisis la paguen los capitalistas, y en la perspectiva de poner fin a este sistema de explotación y opresión,ñ.

Como decía León Trotsky: “Se trata de preservar al proletariado de la decadencia, de la desmoralización y la ruina. Se trata de la vida y la muerte de la única clase creadora y progresiva y, por eso mismo, del futuro de la humanidad. Si el capitalismo es incapaz de satisfacer las reivindicaciones que surgen infaliblemente de los males por él mismo engendrados, debe morir”.


Pablo Torres

Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.

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