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Red Internacional
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OPINIÓN EN TRIBUNA ABIERTA. Que no te engañen, liberales y fascistas son aliados históricos

Frente al avance de la derecha, ahora con distintos nombres: liberales, libertarios y objetivistas, etc. (en el presente artículo se llamará “liberales” a todos estos), mostraremos su relación con la ideología fascista, y el peligro que representan para las mayorías trabajadoras y populares tanto en Bolivia como a nivel mundial. Discutir sobre este tema es importante ya que elementos de esta reaccionaria ideología se encuentran presentes al interior del bloque golpista en nuestro país.

Lunes 1ro de noviembre de 2021

Imagen: Es la serpiente de los libertarios con las fases que simbolizan al fascismo, y en vez de decir "Don’t tread on me" (no me pises) dice "Don’t tread on us" (no nos pises) haciendo alusión a que los liberales y fascistas pueden trabajar juntos. (Foto: https://archive.4plebs.org/)

Para esta razón, se verá qué dice uno de los máximos referentes del liberalismo, Ludwig von Mises, exasesor económico en Austria, incluso para el Gobierno austro-fascista o fascista clerical del canciller Engelbert Dollfuss entre 1933 y 1934. Mises llegó a tener una estrecha relación con el fascista Dollfuss. Asimismo, Mises indica en su libro Liberalismo lo siguiente: “No se puede negar que el fascismo y movimientos similares que apuntan al establecimiento de dictaduras están llenos de las mejores intenciones y que su intervención, por el momento, han salvado la civilización europea (de las conquistas sociales de los “bolcheviques” —socialistas—). El mérito que así se ha ganado el fascismo vivirá eternamente en la historia. (…) su política ha traído la salvación por el momento, (…). El fascismo fue un arreglo provisional. (…)”.

Se puede concluir que para el economista liberal, Mises, existen situaciones en las que las dictaduras fascistas y protofascistas son necesarias, así sean asesinas, para “salvar” la civilización europea u occidental, que es a lo que se refiere dicho autor. Con esto también se cae su supuesta defensa inclaudicable por la vida, que esgrimen de manera falsa cuando se habla sobre el derecho al aborto.

La idea de la supuesta necesidad de dicho tipo de dictaduras “transitorias” genocidas, fue transmitida de Mises a su discípulo Friedrich Hayek. Este último argumentó para defender la dictadura de Augusto Pinochet que la democracia burguesa, si bien es deseable, puede ser prescindible temporalmente, en especial para defender la propiedad privada de los medios de producción en manos de la burguesía. Creía que la democracia burguesa y la libertad (en el sentido que le atribuye el liberalismo) vendrían después, una vez se aseguraran los derechos de propiedad de los medios de producción. Pero la realidad muestra que estas consecuencias no son automáticas. Hoy prácticamente todas las economías del mundo preservan como baluarte sagrado la propiedad privada de los medios producción y sin dudas hay muchos regímenes opresivos y antidemocráticos también la mantienen, por ejemplo, Singapur o Corea del Sur. Y de manera contemporánea, está el filósofo liberal chileno, Axel Kaiser, que sigue la misma línea argumental ya expuesta por sus predecesores.

En la actualidad, en Argentina, se vio la emergencia de un nuevo personaje de los libertarios o paleolibertarios (del viejo liberalismo): Javier Milei —amigo íntimo de “los defensores de la libertad” que es como este tipo llama a Agustín Laje (quien está en contra del derecho de las mujeres y personas LGBT esparciendo mentiras y falacias en sus escritos) y Nicolas Márquez (este último empezaba sus programas con el himno fascista De cara al sol). Además, cuando el 15 de septiembre de 2021 en una entrevista en CNN preguntaron a Milei sobre su relación con personas protofascistas como Donald Trump, Jair Bolsonaro o VOX (partido español que de manera directa señaló no ser liberal, sino como conservador de derecha, es decir, protofascista), este respondió: “Yo haría foco de cuál es la línea común en lo que vos estás señalando y la línea común es la lucha contra el comunismo, contra el socialismo”.

De las palabras de Milei, se puede concluir que este sujeto sigue la clara línea que otrora mostraron liberales: apoyar dictaduras fascistas o protofascistas con tal de impedir el avance de las conquistas sociales de los trabajadores, mujeres, personas LGBT, personas racializadas, etc. porque reconocer esto es contrario a lo que ellos denominan como “civilización occidental”, que privilegia a los hombres blancos cisgénero y heterosexuales por sobre las demás subjetividades. Por esta razón, no es de sorprender que banderas libertarias hondearan junto con las banderas esclavistas de la Confederación en apoyo a Trump cuando instó a sus seguidores a tomar el Capitolio.

Y seguro, no faltará algún liberal deshonesto intelectualmente, como lo es Jesús Huerta de Soto, que indique que en realidad el fascismo es socialismo porque este término se refiere a cualquier intervención del Estado o Gobierno en la actividad económica y acción humana individual. Suponiendo que esto sea cierto, el famoso “Ensayo del lápiz”, del liberal de la Escuela de Chicago, Milton Friedman, en el que supuestamente muestra cómo el libre mercado llama a la cooperación, estaría demostrando lo contrario. En este se indica que la goma de borrar del lápiz está realizada con caucho de Malasia, llevado a esa región por el Gobierno británico. Entonces, bajo la definición tan laxa y deshonesta intelectualmente que dan libertarios, esa intervención, y por ende, la producción del lápiz serían socialistas.

Para empezar, una diferencia clara entre el fascismo y socialismo es que los primeros llaman a la conciliación de clases entre el proletariado y la burguesía para defender los intereses nacionales de los burgueses. Conciliación de clases, en pocas palabras, significa que el proletariado acepte su sometimiento a la clase burguesa. En cambio, los socialistas no apoyamos tal atrocidad. Lo que se promueve es la lucha por la liberación de la clase obrera de la explotación por parte de la burguesía impuesta por el sistema capitalista. Es decir, según la tradición legada por Marx y Engels, se aspira “a una sociedad sin clases, sin propiedad de los medios de producción (ni privada ni Estatal), sin dinero y sin un aparato Estatal separado de la sociedad”, tal y como se indica en el artículo “Milei y el anticomunismo. El catador de falacias frente al espejo” del semanario Ideas de Izquierda.

Aquí puedes leer: Milei y el anticomunismo. El catador de falacias frente al espejo

Algo que sí tienen en común liberales y fascistas es su divinidad: la propiedad privada de los medios de producción. Por ejemplo, el líder fascista Mussolini escribió sobre la propiedad privada, lo siguiente:

El fascismo considera la iniciativa privada, en el campo de la producción, como el instrumento más eficaz y más útil en el interés de la nación. (…) En rigor, el Estado fascista no asume gestiones directas; por lo tanto, no solo es contrario a las maquinaciones del sistema comunista, que destruye y sofoca las iniciativas, quitando a la vida económica el arrojo de la empresa privada, sino que también es contrario a las diversas formas de socialismo de cátedra, que aconseja la absorción progresiva de las empresas por parte del Estado [1]”.

Si uno observa este escrito de Mussolini, se puede dar cuenta que tiene total similitud que la de cualquier liberal hablando sobre la propiedad privada de los medios de producción y la inversión privada por parte de la burguesía. ¿Y esto por qué? Porque cuando las papas queman se les queman a los burgueses, estos pasan de una dominación “democrática” liberal a una dominación a través del terror (fascismo). En pocas palabras, no se quiere decir que los liberales sean fascistas, pero sí son aliados cuando se trata de conservar el dominio de la burguesía sobre el proletariado. Por esta razón, se afirma que son amigos históricos tal como se evidenció en las posturas de autores y referentes liberales.

Así que no te dejes engañar por los que pretenden quitarte los derechos sociales conquistados: un salario digno, no ser despedido de manera arbitraria, beneficios sociales, seguridad social y de salud para las y los trabajadores y sus familias, entre otros; y además frenar y retroceder en el avance de los derechos de las mujeres, personas LGBT, racializadas, con capacidades diferentes, etc. frente a las diferentes formas de opresión que sostienen al capitalismo: capacitismo, machismo, racismo, homofobia, transfobia, etc.

Por esta razón, es necesario organizarse para luchar, para no dejar que se quiten los derechos conquistados y conquistar más derechos básicos todavía pendientes, y para impedir que estas avanzadas reaccionarias -muy peligrosas- se sigan fortaleciendo. Porque la manera de ponerle freno al avance de la derecha y ultraderecha es en las calles mediante la autoorganización de las y los trabajadores del campo y la ciudad, las mujeres, las diversidades sexuales y de género, la juventud precarizada, las y los campesinos y pueblos indígenas originarios.

Dato de actualización

Como dato adicional que prueba el punto planteado en el artículo, el peligro del avance de la derecha (grupos liberales, conservadores, protofascistas y fascistas) para los derechos de los y las trabajadores, las mujeres, personas LGBT, pueblos indígenas originarios, entre otros, y la necesidad de organizarse para defender la conquista de derechos y avances sociales, es la entrevista que Agustín Laje le realizó a Javier Milei en su canal de YouTube el 24 de octubre de 2021. En la misma, a partir del minuto 16, Milei afirma que en su partido no hay “ningún abortista”. Esto se complementa a su nefasta postura de que si una niña violada aborta, debe ir a la cárcel por asesinato agravado. Para muestra basta un botón dice un popular dicho. Y con esto se puede evidenciar la nefasta “libertad” que tienen liberales sobre el derecho a decidir sobre su cuerpo las niñas violadas, en pocas palabras, quieren someterlas a torturas aunque la salud y desarrollo pleno de la niña se encuentren en peligro, además que romantizan la pedofilia.


[1Mussolini, B. (s. f.). El fascismo. Librería de San Martín.