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Red Internacional

Se Tenía Que Decir. ¿Qué pasó el 9 de Julio de 1816?

Derribando algunos mitos de la Declaración de Independencia en 1816

Jueves 9 de julio de 2020 | Edición del día
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Lo que en aquella época se llamaba “Provincias Unidas del Río de La Plata” declaró su independencia de la monarquía española que la había colonizado por casi 300 años.

La “historia oficial” lo considera como el momento fundacional de la soberanía de nuestro país. Pero ¿cómo llegamos al Congreso de Tucumán de 1816?

Primero hay que decir que este territorio estaba gobernado por España, pero existían sectores locales que tenían sus propios intereses y aunque eran poderosos, no controlaban el poder político.

Digamos que luego de 1810, se forma el gobierno patrio como respuesta a la crisis en España que había sido invadida por Napoleón. Los conflictos internos que se desataron y la resistencia de los realistas a ceder en cualquier tipo de autonomía, fue convenciendo al gobierno criollo, los nacidos en este territorio, de avanzar en la ruptura. O sea, la ruptura con España no era algo premeditado.

Para que se den una idea, en 1814 cuando Fernando VII vuelve al trono, decide recuperar sus dominios españoles, enviando y fortaleciendo sus ejércitos para lograrlo. Y en 1815, las Provincias Unidas (como se llamaba a nuestro territorio) estaban aislada. Chile y Perú estaban bajo control realista, leales a Fernando VII; Paraguay era autónomo desde 1811 y la Banda Oriental y el Litoral con Artigas quienes tenían un sistema alternativo.

Es en este contexto tan difícil, los criollos deciden convocar un Congreso en Tucumán, para adoptar una Constitución, que asegurara la legitimidad al gobierno, y declarar la Independencia de las Provincias Unidas de SudAmérica.

Por eso tampoco podemos hablar de que nace una nación, ni de la República Argentina como la conocemos hoy.

Es este momento, hacia 1816 la mayoría de los criollos estaban de acuerdo en que había que lograr asegurar la una autonomía de España política y económica para poder comerciar con otros países, como por ejemplo Inglaterra.

Había sectores que buscaban la protección de Inglaterra. Y no era para menos. Ya comenzaba a ser la potencia económica del futuro. A pesar de que ya era conocida en el antiguo virreinato, cuando Inglaterra buscó asegurarse su influencia invadiendo e intentando conquistar la ciudad. ¿Se acuerdan de que en la escuela nos contaban que las mujeres tiraban aceite hirviendo de las ventanas para echar a los ingleses? Buenos, esas invasiones inglesas de 1806 y 1807 habían sido derrotadas por los habitantes de la ciudad, el llamado “bajo pueblo”, que junto a los criollos, organizaron algo así como milicias urbanas para expulsar a los ingleses.

¿Qué significó la independencia?

¿El nacimiento de una nueva nación? Ni tanto pero ni tan poco.

Podemos decir que la independencia significó un avance en la transformación política de la región, lejos del yugo español, abriendo un momento de grandes cambios como el que se vivía en gran parte del territorio. Incluso como pregonaban algunos de los líderes independentistas americanos que vislumbraban construir una Patria grande, toda América liberada.

Por eso no fue el nacimiento de la nación que aún no estaba constituida, sino la liberación de España. Pero que en lo central no se propuso trastocar las bases social es del régimen que existía hasta el momento, sino que tuvo un carácter esencialmente político. Las clases dominantes continuaron siendo los antiguos terratenientes y comerciantes hispano-criollos, igual que en la Colonia, junto a estancieros y ganaderos.

¿Qué vino después?

Se profundizó la pelea contra los ejércitos realistas. En gran parte de la región se dieron grandes batallas y hazañas como el cruce de los Andes. Pero comenzaban a marcarse diferentes posiciones sobre cómo organizar y dar legitimidad al nuevo gobierno que nacía.

Algunos sectores querían una monarquía o ser parte de una monarquía como la Inglesa, o formar una monarquía propia con una figura de rey local tipo Inca que garantizara la unidad de la región, otros tenían una idea de organización federalista. Algunas de esas ideas fueron defendidas por Belgrano, San Martín, Artigas, Güemes cada uno con diferentes proyectos. Lo importante es marcar que comienza un período de debate y de lucha por cómo darse una organización política. Y cada sector va a expresar sus intereses.

Esto ya empieza a expresarse en el Congreso de Tucumán, en el que no participaron todos los sectores, sino que estuvo dominado por la élite de buenos aires y algunos sectores del interior. No se hizo en Tucumán por dar espacio a esa región sino como un mensaje a los realistas que avanzaban por el norte.

Un dato: la casita de Tucumán que todos pintamos de verde y amarillo en la primaria nunca tuvo esos colores y lo que se visita ahora es una reconstrucción, como el Cabildo, porque el edificio original se demolió, quedando solo la sala central.

Después de 1816 la vida se fue transformando, hubo muchas batallas y también sectores que pelearon por transformaciones más radicales, pero más rápido que tarde los criollos, fundamentalmente ganaderos y comerciantes fueron afianzando la dependencia de Gran Bretaña, algo que se irá profundizando hacia finales del siglo XIX y el siglo XX.

Otro mito escolar es que las mujeres se limitaban a coser banderas, tocar el piano, o donar sus joyas al ejercito, las más pudientes económicamente. En realidad hubo una participación muy activa de ellas en la guerra de la independencia. Por eso quiero rescatar la figura de Juana Azurduy porque fue una mujer que luchó con mucho coraje, y porque que en unos días, el 12 de julio, se recuerda su nacimiento en 1780 en Sucre, Bolivia.

Fue una mujer verdaderamente revolucionaria. Juana tenía sangre originaria, su mamá era indígena y se había criado escuchando las historias de las rebeliones contra los realistas como la de Tupac Amaru.

En 1810 se incorporó al Ejército Auxiliar del Norte, bajo el mando de Belgrano, que tenían como objetivo liberar el Alto Perú. Junto a su marido lograron reclutar una milicia de diez mil soldados para pelear contra los realistas en el norte. Cuentan que dirigía una batalla embarazada de su cuarta hija y que parió en medio del combate.

En marzo de 1816 Juana dirigió un cuerpo de jinetes que incluía varias mujeres con el objetivo de recuperar armamento. Quizás haya sido solo casualidad pero un 8 de marzo el ejército que ella lideraba tomó el cerro de Potosí. Esa audacia la hizo merecedora del uniforme militar entregado por Güemes, un privilegio impensado para una mujer en esos esos años. El mismo Belgrano la había nombrado antes teniente coronel.

Juana murió a los 82 años sola, sin reconocimiento y recién tuvo algo de justicia histórica hace unos años, pero como un ícono, despojada de todo su impulso revolucionario.






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