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Debate. ¿Qué pasó realmente en Guernica?: un debate para seguir la lucha

Publicamos una primera respuesta al balance publicado por algunas organizaciones sobre lo actuado hasta el momento en la lucha por tierra en Guernica.

Sábado 7 de noviembre de 2020 19:30

Fotografía: @vierja_photos

Una serie de organizaciones encabezadas por el FOL y el MTR publicaron hace unos días una especie de balance escueto con este título.

El punto central del balance es que el gobierno es responsable de haber roto un acuerdo que ellos muestran como una verdadera salida y democráticamente avalado presuntamente por asambleas. Que el gobierno engañó, no queda duda. Pero la historia es más compleja. Y si no se aprende de los errores, es difícil mejorar para lo que sigue.

Con esa intención, y mientras buscamos la forma de seguir la lucha, planteamos estos apuntes de polémica. En lo inmediato llamamos a todas las corrientes, por más diferencias que tengamos, a impulsar en común la Asamblea de Vecinos porque la lucha debe continuar y hay fuerzas para hacerlo.

La movilización a La Plata fue importante, pero los compañeros de las organizaciones mencionadas se negaron a ser parte porque “no teníamos un balance común”. Eso no puede ser así. Una delegación de la Comisión de Mujeres y del Polo Obrero, en cambio, fue a saludar su iniciativa en el Obelisco. Ninguna diferencia de balance, que no podrá ser más que enriquecedor, puede impedir una lucha conjunta. No tenemos balances comunes en ningún punto con las corrientes burocráticas en los sindicatos, pero si impulsan -pese a sus intenciones- medidas de lucha progresivas para los trabajadores y las trabajadoras, siempre concurrimos porque anteponemos el interés general. Mucho más debería aplicarse esto entre compañeres y corrientes que somos independientes de la burocracia sindical.

Varias inconsistencias

La famosa acta acuerdo presentada por el gobierno -muy famosa pero que las organizaciones que participaban de la mesa de negociación nunca publicaron- a diferencia de lo que plantean les compañeres no daba ninguna salida para los vecinos, sino que abría el camino a la división y posterior represión.

En un comunicado les compañeres dicen que el acta tenía unas "inconsistencias" pero así y todo había que firmarla: "discutimos y aprobamos en Asambleas la propuesta de “acta acuerdo” con el gobierno que recién fue presentada en la tarde del 27/10, y que por resolución mayoritaria de las Asambleas de los 4 barrios les delegados se disponían a firmar a pesar de varias inconsistencias (lo que mostraba una clara voluntad de alcanzar un acuerdo y evitar un desalojo violento en la medida que se respetara el reclamo principal de tierra por tierra)".

Intentar firmar actas con "varias inconsistencias" ya bastaría para poner en duda lo correcto de esa política.

Cierto es que el acta incluía un “compromiso” de entregar terrenos a los 1400 censados. A los primeros 650 censados de septiembre iban a darle un lugar provisorio, y luego uno definitivo en 4 o 6 meses. De estos, solo una parte tenía destino y fecha concreta en el acta, los vecinos del barrio La Unión. Los 800 censados de octubre iban a recibir sus terrenos definitivos pero en el medio… hacé lo que puedas.

Este castigo por haber luchado ya debería ser motivo suficiente para que alguien de izquierda levante su voz. En vez de esto, si algún vecino o militante planteaba esa cuestión, se lo acusaba de “divisionista” El debate fraterno entre organizaciones con puntos de vista diferentes sería una forma más segura de mejorar la política, que en última instancia debería quedar en manos de los propios vecinos y sus asambleas. Debería haber sido así, y debe ser así de ahora en más.

El acta tenía una primera gran "inconsistencia" cuando dice que se otorgarán los "lotes en el Partido de Presidente Perón para los grupos familiares que, informe socio ambiental mediante y previa consulta con el SINTyS, evidencien problemas habitacionales estructurales". Como si hiciera falta algo más que estar meses a la intemperie para mostrarle al gobierno que se tienen "problemas".

En el balance de los compañeros, sin embargo, no se hace ningún racconto de las inconsistencias. Por lo que nos toca a nosotros la tarea de informar las que estaban en el acta que esperaba la firma de las organizaciones, para que todos podamos sacar las mejores conclusiones.

El acta

Allí decía en el punto Sexto: “los/as representantes de las organizaciones sociales y los/as delegados/as vecinales colaborarán con el proceso de desocupación voluntaria del predio de Guernica, que comenzará por el sector reconocido como ‘La Unión’ en la mañana del 27 de octubre de 2020".

Luego agregaba "Séptimo: en la medida en que se vaya desocupando el predio de Guernica referido en esta acta, personal policial asegurará el lugar para evitar nuevas intrusiones. Los/as funcionarios/as del dispositivo interministerial mediarán ante cualquier conflicto que pudiera suscitarse entre el personal policial y el resto de las personas que permanezcan en el lugar durante el proceso de desocupación del predio. Ante la comisión de un delito se dará inmediata intervención a las autoridades policiales y judiciales correspondientes.

Octavo: se conformará una Comisión de Seguimiento que monitoreará el cumplimiento de los compromisos acordados y estará integrada por representantes de los Gobiernos provincial y municipal, de las organizaciones".

Y para un broche que podría ser de cualquier cosa menos de oro, culminaba "Décimo: las personas que no procedan a desalojar inmediata y voluntariamente el predio en el marco de los acuerdos alcanzados durante le intervención del dispositivo interministerial quedan sujetas a los efectos procesales de las medidas ordenadas en la IPP. 06-02-2138-20 del registro de la Fiscalía descentralizada de Presidente Perón, a cargo del Dr. Juan Cruz Condomí Alcorta".

El acta es una verdadera amalgama de terror armada por el gobierno. El barrio La Unión se retiraría el 27. Luego se irían los demás. ¿Cuándo? No dice. ¿Adonde? Tampoco. Pero lo que sí dice es que si no se fueran serían desalojados por la fuerza. No puede haber mayor cinismo y propuesta más perversa por parte del gobierno: el Estado garantiza que luego de La Unión se irán yendo los demás en paz con los mismos derechos, pero sin decir ni cuándo ni dónde. Pero si no se van (¿cuándo y adónde van a ir si el acta no lo dice?), los sacamos a los palazos. Eso dice el "acta con inconsistencias" que el FOL, la Victor Choque y el MTR, entre otros, reivindican. Era mejor discutir estos puntos que estaban a la vista de todos en vez de esconderlos para que se voten en asamblea. De esa forma, posiblemente en unidad se los hubiera rechazado y se podría haber peleado para sacarlos. No eran inconsistencias sino trampas a enfrentar. Ocultarlas o no llamarlas por su nombre impidió luchar contra ellas, y lo peor, no prepara para las próximas trampas que habrá en nuevas etapas de la lucha.

¿Una solución?

¿Cómo se solucionaba eso, según los dirigentes de las corrientes que defienden el acta? Ellos aseguraron antes de ir a firmar que si La Unión "daba un gesto de buena voluntad" (yéndose) el fiscal (el más reaccionario de todos) iba a conceder una nueva prórroga para dar tiempo a que la negociación siga para los demás barrios. ¿Quién les aseguró que esto era "casi un hecho"? Un funcionario con sobrenombre "Cuervo" Larroque, que hizo honor a su apodo.

Hubiera sido una mala negociación igualmente en caso que el fiscal, que era casi un nazi según todos, hubiera dado unos 10 o 15 días para organizar la salida de los tres barrios restantes. Con un barrio menos, con ese espacio ocupado por la Policía, discutiendo barrio por barrio y con la cuenta regresiva de la supuesta nueva prórroga que nunca llegó.

Pero resulta que el gobierno vio la realidad en las asambleas, donde en sectores importantes de les vecines había desconfianza con las propuestas y no querían aceptar porque veían que los estaban engañando. No las que quisieron mostrar el FOL y otras organizaciones, esas que nunca existieron y que según les compañeres de forma rotunda se aprobaban las propuestas. Lo que se vio allí fue la desconfianza y la resistencia inevitable que iba a haber a irse de allí en base a promesas vagas.

Las palabras se las lleva el viento

¿Por qué hablamos de promesas vagas? Porque salvo para La Unión, el resto de los barrios no tenían: a) un terreno destinado; b) una fecha de salida; y c) ni siquiera… la lista de los beneficiarios. En el acta decía que estos figuraban en dos "Anexos reservados" (sic). O sea que un vecino votaría a favor o en contra de un acta donde directamente no se aclara si está incluido o incluida. Como la lista de los beneficiarios era "reservada" quizá un vecino o vecina terminaba votando a favor de no tener nada. Creer o reventar. En esas condiciones fueron los delegados a tratar de convencer a los vecinos que firmen, en vez de unirse todos y todas para exigir que se aclaren estos puntos cuanto menos oscuros para que la salida del predio a un terreno fuera para todos.

Este hecho volverá a repetirse en algún momento. Embellecer lo oscuro es la mejor forma de no luchar por cambiarlo, o al menos dejar al desnudo que el acta era una maniobra del gobierno para mostrarse dialoguista cuando ofrecía una verdadera estafa, y tener así más legitimidad para la lucha.

En vez de esto, los compañeros del FOL publicaron la "votación" del barrio La Unión. Era como para decir: "las cosas van bien", ocultando la resistencia y la desconfianza que empezaban a surgir. En vez de apoyarse en ella, se las negó, depositando expectativas en las promesas del gobierno.

Veamos ese acta en cuestión:

«Acta del barrio La Unión. En la ciudad de Guernica, localidad de Presidente Perón se llevó a cabo la lectura del acta labrada por el estado policial, se leyeron los artículos del mismo.
Se encontraron presentes 206 familias en el lugar.
Una vez leído el acta y posterior debate se procedió al voto por familia.
Familias presentes 206
Votos positivos: 194
Votos negativos: 12»

¿Por qué mostrar algo tan burdo? Es imposible saber cómo hicieron para sumar familias donde votaron todas juntas. Ni un hijo se rebeló contra su padre. Mamá y papá votaron juntos siempre. Nadie se abstuvo. Y con este papel trataron de mostrar que tenían el control de la situación y que la negociación seguía bien. Con esto pretendían que el gobierno cumpliera con su palabra.

El desenlace

Las "organizaciones", salvo el PO, fueron a firmar a La Plata hablando sobre las asambleas donde todo se había aprobado. Sabían que no era cierto, que solo una había votado a favor. Pero para llegar al acuerdo todo sumaba.

Allí pidieron que se deje sentado por escrito lo que les habían dicho de palabra: que no iba a haber desalojo para los que no se iban de forma inmediata. Pero el gobierno no les dio esa garantía. Obvio. ¿Cómo se puede confiar en un gobierno que de palabra le promete suspender una represión? Menos aún confiar en un gobierno que dice que va lograr que un fiscal reaccionario suspenda la represión. ¿En base a esa palabra se va a pelear a brazo partido por votar un acta que decía lo contrario, asamblea por asamblea?

El final de esta historia estaba escrito. ¿Por qué el gobierno iba a darles una garantía escrita de que iban a incumplir "por izquierda" el acta votada en asambleas? La confianza en las palabras del gobierno fue tan grande, que llegaron con la esperanza de que escriban los cambios. El gobierno se dio el lujo de pedir sencillamente que respeten lo supuestamente votado en las asambleas que ellos mismos defendían. Solo la confianza en la palabra del gobierno, en la negociación, puede explicar que los hayan enredado de esta manera.

De ahora en más es indispensable sacar la conclusión de que si el acta escrita realmente no cierra, no puede ser llevada sin más a las asambleas, y mucho menos luchar por su aprobación con la ilusión de que el gobierno mismo aceptará mejoras o compromisos favorables por mostrarse "abiertos al diálogo". Es el gobierno del Indoamericano, de Kraft, de Lear y su gendarme carancho. Hay una experiencia hecha.

Pese a la política de estas organizaciones que llegó incluso a que se vaya a las asambleas para insistir en la necesidad de firmar sí o sí el acta porque sino iba a venir la represión, el gobierno rompió el diálogo con ellas y se decidió por la represión estatal express. De estar sentados con los funcionarios a estar enfrente de la Policía Bonaerense, pasaron solo unas horas. La fe ciega en el diálogo sin acudir a todas las medidas de lucha, de preparación de la resistencia y de organización de la base debilitó la resistencia que, así y todo, fue digna en este marco.

El diálogo como motor de la historia

Este fin no fue más que la coronación de una lógica. Confianza en la palabra y la negociación. De allí que en las prórrogas veían verdaderas treguas, y "para no obstaculizar el diálogo" cuando el gobierno y la justicia postergaban pero no levantaban de forma definitiva la orden de desalojo, se levantaban las medidas de lucha. Esa desesperación por conseguir mesas de diálogo y conservarlas con “buena letra”, como si "el diálogo fuera el motor de la historia", y como si hubiera “igualdad” en ese diálogo siendo que el gobierno mostraba permanentemente su fuerza con la amenaza represiva, fue una constante.

Quien niegue la necesidad de una negociación sería un infantil ultraizquierdista; pero en este caso nos encontramos con la enfermedad opuesta. Para negociar hace falta mostrar fuerzas y no gestos de buena voluntad, sobre todo frente a un Cuervo. Las negativas hasta el último momento a instalar los acampes estudiantiles y de derechos humanos, los corte levantados, la falta de importancia dada a la organización de la autodefensa, y sobre todo la falta de confianza en la organización democrática y amplia de cientos de vecinos, compañeros y compañeras que bien podrían haber hecho asambleas generales al menos cada dos días para votar sus medidas de lucha, eso podría haber dado la fuerza material y moral para conquistar lo que se pedía, TIERRA PARA VIVIR.

Dar información y organizar hasta el último rincón del predio, para que haya participación, fuerza material y moral frente a un escenario que no podían descartar si el gobierno resolvía sus contradicciones por derecha como finalmente pasó, es lo que faltó. Lo que sucede es que en este caso no se trataba de una lucha como las habituales: estaba en cuestión nada menos que la posibilidad de acceder por medio de la acción directa a un pedazo de tierra y abrir una perspectiva similar para millones que en el país carecen de este derecho estructural.

Hasta último momento el PO los acompañó en esta línea. Cuando un grupo de vecinas votadas en una asamblea fue a la mesa de negociación, todas las organizaciones amenazaron con irse si ellas se quedaban. Ellas llevaban la voz de los que iban sufrir "las inconsistencias".

La votación de veedores, de vecinos con poder de decisión propio en asamblea general que estén por encima de las organizaciones, es fundamental. Podemos y debemos apoyar y aconsejar, pero nunca sustituir, es una gran lección. Ellas y ellos van a mirar con mejores ojos lo que se ofrece, porque su propia calidad de vida se pone en juego en cada coma de lo que se acuerda.

Lo nuevo

Lo que subyace como trasfondo es que las organizaciones no se dieron cuenta que había surgido un nuevo sector, compuesto por trabajadores empobrecidos que no aceptan ciegamente lo que se les plantea. Por eso, lo nuevo de esta lucha es la emergencia de cientos de vecinos, trabajadores precarios en su gran mayoría, jóvenes y mujeres, que quieren decidir por sí mismos. Está surgiendo un sector de la clase obrera que confía en sus propias fuerzas y en sus asambleas, no gusta de la “obediencia”, tiene aspiraciones mayores y empieza a desconfiar del gobierno.

El PTS se jugó a que esto se desarrolle, porque ahí está gran parte del futuro. Si ese espíritu se extiende y profundiza a toda la clase obrera, chocará (seguro literalmente) con el peronismo. Lo que es un enorme haber, el más grande que puede existir, no puede ser visto nunca más como un peligro. Las organizaciones no podemos sentirnos amenazados por la sed de participación y de decisión de quienes luchan, porque es la fuerza vital de toda pelea seria. Por eso nuestra insistencia de contar con asambleas generales, con delegados mandatados. Desde ahora mismo, y en la perspectiva de que se profundice la fuerza de esta nueva etapa en la lucha, buscamos esto con el desarrollo de la Asamblea Permanente de Vecinos y Vecinas de Guernica, a la que nos parece deberían sumarse todos los vecinos y ser impulsada por todas las organizaciones que sostengan el reclamo de tierra, si realmente nuestra consigna "vamos a volver" la queremos llevar a cabo.

En esta pelea coincidimos en forma creciente con cada vez más vecinos. Para el resto, pelear por este derecho a la autoorganización democrática fue "divisionismo". La "unidad", como se vio, no se puede garantizar con un acuerdo de tendencias donde se llega a un "consenso" y luego, en el mejor de los casos, se informa a la base, a veces. Nadie en su sano juicio puede despreciar el acuerdo de tendencias. Más aún, debería impulsarse para pelear en común. Pero para llevar las diferencias a la base y que ésta decida, donde cada corriente pelee su punto de vista si no hay consenso general. Siguiendo esta lógica, siempre planteamos nuestra oposición a que el movimiento de desocupados se mantuviera dividido en colaterales partidarias, sosteniendo la necesidad de que se ponga en pie un Movimiento Único de Trabajadores Desocupados con libertad de tendencias políticas e independiente del Estado para luchar en común con el resto de la clase trabajadora por trabajo genuino.

Junto con esto peleamos para que la lucha de Guernica sea tomada por los sectores más amplios de la clase trabajadora. En la crisis actual ningún sector se salva solo, y un triunfo en Guernica sería un golpe para los empresarios y el gobierno que quieren imponer el plan del FMI.

Llevamos por eso solidaridad desde las agrupaciones del MAC, peleando contra la burocracia y gran parte de la base que rechaza la toma de tierras porque le entra el cuento que después irán por su pequeña casa. Hicimos en el movimiento obrero ocupado una pelea política y práctica por la unidad de sus filas. Una vez más se demostró que, sin despreciar ninguna recuperación de sindicatos de manos de la burocracia, no hay nada que reemplace a la militancia clasista. La independencia de los sindicatos en relación al Estado también se puso en cuestión cuando muchos de ellos aceptaron en medio de esta crisis el rol que les asigna el régimen capitalista de defender solo a sus afiliados y de no ser órganos de la lucha del conjunto de las masas oprimidas.

Ahora de lo que se trata es de desarrollar la lucha por tierra ya, unirla a la pelea contra la precarización, las rebajas salariales, las suspensiones y despidos, y llevar esa combatividad a toda la clase obrera, a los grandes servicios y empresas, para hacer una fuerza capaz de derrotar a los capitalistas y que esta vez, la crisis la paguen ellos.

Las corrientes que no comparten este balance deberían pensar que esto no debe llevarlos a boicotear las actividades de vecinos que siguen con su lucha, como la última marcha a La Plata. A ninguna conducción le han pedido balances comunes para ir a movilizaciones, ni a la burocracia sindical. Menos deberían exigir esto a les vecines que se organizan para luchar en común. Desarrollar un balance fraternal sosteniendo la unidad en la lucha y en la organización es la política que impulsamos quienes militamos en el MAC, la Red de Precarizades y el PTS, junto a decenas de compañeros y compañeras independientes que buscan tierras para vivir.