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Red Internacional
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Tribuna Abierta. ¿Qué realmente nos dijo Vizcarra el 28J?

Tres peligrosos mensajes que nos envió el presidente el 28 de julio y que dejan ver los planes del gobierno para los próximos meses

Miércoles 5 de agosto de 2020

Foto: Andrés Valle | AFP

El pasado 28 de julio, Martín Vizcarra acudió al Congreso de la República a dar el esperado Mensaje a la Nación en el contexto de Fiestas Patrias. Como parte de este, nos presentó su balance de las medidas adoptadas por el gobierno durante el último año, con especial énfasis en aquellas que se han tomado para afrontar la pandemia que azota el país. Sin embargo, hubo varios mensajes que no han captado los reflectores de los grandes medios de comunicación pero que dejan ver los planes del gobierno para los próximos meses. Aquí repasamos tres de los más peligrosos.

1. Más focalización, aunque no funcione

« El proceso gradual de la reactivación económica nos exige realizar un nuevo esfuerzo en beneficio de estos hogares, por ello hoy anuncio la aprobación de un Segundo Bono de 760 soles para estos 8 millones y medio de hogares, destinando 6 mil 400 millones de soles para tal fin. Este bono será implementado entre agosto y octubre de este año.» - Martín Vizcarra.

Apenas se dictó la medida de aislamiento social obligatorio, el país entero puso la alarma sobre cómo le iban a hacer los millones de trabajadores que sostienen por sus ingresos del día. En un país que tiene a más de 12 millones de trabajadores en informalidad (MTPE, 2020), quedaba claro que una cuarentena iba a golpear duramente la economía familiar del grueso de los hogares. No fueron pocas las organizaciones sociales y políticas que propusieron la aplicación de un bono universal personal que les permitiera a las familias aguantar al menos unas semanas en aislamiento para protegerse del virus.

Sin embargo, Vizcarra optó por un bono focalizado de 380 soles para personas en situación de pobreza, un bono para 380 soles trabajadores independientes y luego un bono familiar de 760 soles supuestamente universal, pero cuyo criterio de asignación seguía basado en la focalización. Cualquier técnico serio en protección social sabe que el sistema de focalización en el Perú tiene serias limitaciones y que cualquier política basada en él las heredaría. Sabiéndolo el gobierno decidió tomar ese camino.

El resultado lo conocemos. Los bonos nunca llegaron a todos los que lo necesitaban. Mucho menos llegaron a tiempo. Vizcarra pudo aplicar un bono universal personal, pero prefirió aplicar uno focalizado que nunca llegó a quienes lo necesitaban. Y aun cuando llegó, no fue suficiente. Miles de familias se vieron orilladas a salir a trabajar, inventándose su empleo, exponiéndose al contagio, para tener un ingreso que les permita afrontar la crisis económica y sanitaria.

A pesar de su evidente fracaso, el presidente ha anunciado que seguirá utilizando este mecanismo para ejecutar las medidas de protección social a las familias. No sorprenderán los resultados.

2. Más protección para las ganancias de los empresarios, menos para los trabajadores

«Sin bajar la guardia en la lucha contra la pandemia, vamos a impulsar, con mayor velocidad y determinación, la reactivación para encender todos los motores de nuestra economía, generar empleos y enrumbar al país por la senda del crecimiento y el progreso que todos queremos.» - Martín Vizcarra

¿Qué significa reactivación para Vizcarra? Apenas fue dictada la cuarentena, vimos una ola de despidos, no renovaciones de contratos, ceses colectivos, y miles de trabajadores quedándose en la calle tras perder sus puestos de trabajo. No contentos con ello, los empresarios presionaron para que se les brinden aún más facilidades. En ese contexto es que se aprueba la Suspensión Perfecta de Labores (SPL), que permitía que las empresas dejen de pagar salarios a sus trabajadores hasta por un periodo de 90 días. En la práctica, era un despido avalado por el gobierno, pero Vizcarra y la entonces ministra Sylvia Cáceres justificaron la medida como una forma de salvar a las microempresas de la quiebra. No obstante, era esperable el uso que las empresas le darían a esta medida. Más del 76% de los trabajadores suspendidos no proceden de microempresas. Muchas de las empresas que se acogieron a esta medida son grandes empresas que sí contaban con los recursos suficientes para afrontar la crisis, pues han visto incrementos en sus utilidades en los últimos años y aun así aplicaron la medida.

El mismo argumento utilizado para justificar la SPL fue utilizado para entregarle millones de soles a las grandes empresas a través de Reactiva Perú. Un fondo de 60 mil millones de soles destinado en teoría a darle liquidez prioritariamente a las micro y pequeñas empresas, pero que terminó utilizado principalmente por las grandes empresas.

Aun cuando los contagios seguían creciendo y la ansiada meseta nunca llegaba, se puso en marcha la llamada “Reactivación económica”, que suponía la puesta en marcha de ciertas actividades paralizadas por el aislamiento social obligatorio. Se permitió la apertura de los centros comerciales, se dieron permisos para que las empresas operen exponiendo a los trabajadores al contagio, todo con la única garantía de que se cumplieran protocolos de seguridad, que en la práctica para muchas empresas ha resultado un saludo a la bandera.

No contentos con todo esto, el Ministro de Trabajo ha anunciado que en los próximos días se sacaría una disposición normativa que permitiría que las empresas fracciones los pagos correspondientes a derechos laborales como CTS, gratificaciones, vacaciones o asignación familiar de los trabajadores.

Vizcarra pudo proteger el empleo haciendo respetar las licencias con goce de haber, pero en su lugar aprobó la Suspensión Perfecta de Labores, que dejó a más de 300 mil trabajadores a su suerte. Pudo poner las reglas de juego que permitieran que Reactiva Perú llegue a los que realmente lo necesitaban, pero prefirió hacerse de la vista gorda y dejar que los fondos fluyan hacia grandes empresas que no lo necesitaban. Pudo priorizar la vida por encima de las ansias de ganancia de los grandes empresarios, pero no lo hizo. Queda claro lo que significa la reactivación para el gobierno. Darle a la empresa todas las facilidades que sean necesarias para que no vea reducida su tasa de ganancia, aun cuando eso suponga poner en riesgo a los propios trabajadores.

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3. La inversión privada va primero, cueste lo que cueste, incluso vidas

«En este gobierno hemos dado grandes pasos en ese sentido, viabilizando contratos para la construcción de proyectos mineros de gran envergadura Como este proyecto, existen 48 en cartera que representan una inversión de US$ 57 772 millones de dólares y están desplegados en 17 regiones del país. Entre los más importantes figuran Mina Justa, ampliación de Toromocho, Corani, Yanacocha Sulfuros, Optimización Inmaculada e Integración Coroccohuayco, que ya se encuentran en etapas avanzadas» - Martín Vizcarra

Lo que no dijo el presidente es que el proyecto Integración Coroccohuayco es el que se encuentra al centro del conflicto en Espinar (Cusco). Pertenece a la transnacional suiza Glencore y actualmente cuenta con el rechazo de la población, pues la empresa lleva tres décadas contaminando la zona, dejando a niños con metales en la sangre, no ha cumplido con las obligaciones del Convenio Marco y encima ha modificado el Estudio de Impacto Ambiental para una ampliación por 25 años más.

Por si fuera poco, tiene nula disposición de diálogo para resolver el conflicto. En las últimas semanas, hemos visto una serie de enfrentamientos como resultado de la represión del gobierno hacia los campesinos. Intentos de diálogo que han sido frustrados por la ausencia de las autoridades y los desplantes de la empresa.

La población de Espinar no se opone a la minería. Lo único que busca es que se cumplan los acuerdos, pero aun así recibe la indiferencia de la empresa y la represión del gobierno. Si el gobierno no quiere dialogar, ¿a qué costo quiere imponer la inversión privada el presidente?

4. ¿En conclusión?

A pesar del montón de mensajes edulcorados, han quedado claras las prioridades del gobierno. “Reactivar” ha sido una de las palabras clave. ¿Reactivar qué? No la economía, pues no hay garantías de que se vaya a proteger el empleo que mueve el país. Sino reactivar sobre todo las ganancias de los ricos. Aun cuando eso suponga exponer al contagio y, con los hospitales colapsados, también a la muerte a miles de peruanos en todo el país. Aun cuando eso suponga pasar por encima de los acuerdos con las comunidades y el respeto a la vida. Se van sincerando las cifras y nos enteramos que ya bordeamos los 43 mil fallecidos. ¿En serio este era el único escenario posible? ¿Hasta cuándo el pueblo va a seguir poniendo los muertos?

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