Concluyó la XXII Asamblea del PRI. Peña Nieto y sus seguidores lograron imponer sus propuestas, a cambio de limitar a los políticos de las diputaciones y senadurías plurinominales. Al parecer, se allana así, el camino para determinar al candidato para la presidencia en 2018 a dirimirse mediante el tradicional “dedazo” presidencial.
Lucía Rodríguez México D.F.
Martes 15 de agosto de 2017
El pasado sábado 12 de agosto se llevó a cabo la clausura de la XXII Asamblea del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El evento concluyó con los discursos de Enrique Peña Nieto y Enrique Ochoa Reza, presidente del Comité Ejecutivo del PRI, dirigidos a los diez mil militantes del partido ahí presentes.
En su desarrollo la asamblea reflejó profundas divisiones internas, una batalla ganada para la oposición y la falta de consenso para determinar al candidato para la presidencia en 2018.
Los olvidos de Peña
La crisis que vive el partido pareció olvidarse durante el cierre, Peña Nieto fue recibido entre aplausos, gritos de bienvenida y múltiples fotos requeridas por los asistentes.
Su discurso se aproximó a ser un resumen de su próximo informe de gobierno. “Hemos realizado los cambios más profundos del país en muchas décadas”, dijo apuntando sobre las reformas estructurales aprobadas. Agradeció el trabajo de las fuerzas armadas para las tareas de seguridad.
Además, aprovecho la oportunidad para aludir a Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena, -quien encabeza hasta ahora las encuestas para la presidencia 2018- refiriéndose a que representa un “franco retroceso… que apuesta al caudillismo y a la división de los mexicanos”, ante ello advirtió a los priistas: "Vamos a una batalla decisiva”.
El discurso de Peña Nieto dejó a un lado que su gobierno registra solo un 15 por ciento de aprobación entre la población. Que actualmente el PRI sólo gobierna 14 de 32 entidades. Que en las encuestas para la presidencia 2018 parten del tercer lugar de preferencias. Que perdieron casi cinco millones de votos este año frente al 2012.
Olvida que ocho ex gobernadores y ex militantes del PRI fueron o son investigados por corrupción. Esos que conforman, según el propio dicho de EPN, "la nueva cara del PRI". El más sobresaliente de ellos, Javier Duarte, es investigado internacionalmente por delitos de lesa humanidad.
Finalmente el presidente deja de lado que las fuerzas armadas a las que agradece han encabezado una estrategia de seguridad que sigue sumando miles de muertes, desapariciones y múltiples denuncias por violaciones a derechos humanos.
Ochoa Reza: la apropiación de las demandas de la oposición priista
Por su parte, Enrique Ochoa, quien habló antes que Peña Nieto, se dedicó a resaltar como propio el triunfo de la oposición del PRI para las reformas realizadas a los estatutos.
Olvidó, que días atrás frente a la reforma "anti chapulines" para plurinominales sectores del partido más cercanos a la presidencia amenazaron con llevar el conflicto a tribunales, dijo orgulloso: “En las siguientes elecciones los plurinominales deberán buscar el voto por tierra para convencer a la ciudadanía”, llevándose uno de los mayores aplausos.
También habló de la eliminación del candado que exigía a los aspirantes a la presidencia de México estar afiliados al PRI desde al menos 10 años, abriendo paso a aspirantes externos.
Ochoa se refirió, además, a la paridad entre hombres y mujeres en las candidaturas para 2018, que uno de cada tres candidatos será menor a 35 años y uno de cada diez será indígena.
¿Qué significan los acuerdos?
Esas son las concesiones que la dirigencia del PRI “otorgó” a la oposición de su partido durante esta asamblea, mostrando como un gesto hacía la negociación interna una decisión tomada bajo un balance de su difícil posición frente a las elecciones de 2018.
Además, las reformas a los criterios para aspirantes a candidatos permite no dejar fuera ninguna carta contemplada por Peña Nieto y la dirigencia del partido, permitiendo la entrada de José Antonio Meade, secretario de Hacienda, a la carrera por la presidencia de la república.
Aunque aún no se reflejó un acuerdo para el candidato a la presidencia, lo que ofrece un panorama de debilidad del partido, sí se hicieron presentes -y en primera fila- los probables representantes. Así, junto a Meade se observaba en la asamblea a los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio (que aunque se encuentra en las encuestas a la presidencia no llega a un 20 por ciento); el secretario de Educación, Aurelio Nuño; y el de Salud, José Narro.
Lo que está claro hasta el momento es que el PRI se aproxima hacía el 2018 acarreando desprestigio por representar ante la población la continuidad de la corrupción y el autoritarismo y que aún con un cierre de filas interno el triunfo en la elección presidencial no es un objetivo fácil.