El tercer round del espectáculo de esta carrera electoral está por comenzar. Las principales figuran políticas del régimen aparecerán en un juego de ataques de bajo nivel, más propio de un evento de escarnio de TV, pero la política de hoy es así. Ya es la tercera vez ¿Qué más nos puede sorprender?
Raúl Dosta @raul_dosta
Martes 12 de junio de 2018
Los roles jugados por ellos hasta hoy ¿continuarán? ¿Ricardo Anaya atacando furibundamente a un López Obrador impasible y sereno que no se engancha y se atiene sólo a repetir algunos de sus más conocidos slogans?
Todo mundo espera que Anaya y Meade se agarren de la greña, en lo que cabe, aunque los duros aprietes judiciales, que muestran a un Peña Nieto metidísimo en la contienda electoral, pudieran hacer efecto y lograr que las puyas entre el “PRIAN” se volatilicen.
Meade el entusiasta y emotivo aún no aparece y su “honestidad” no convence, lo más que la campaña le ha enseñado es que al final de su desabrido discurso tiene que gritar la última frase, nomás, y vuelta inmediata a la desolación, con sus acarreados sin entusiasmo. Bueno, a El Bronco le encanta su papel de comparsa y esperaremos con ansia su próxima propuesta disparatada, mochar manos, ¿qué sigue?
Las encuestas mantienen las tendencias de las últimas semanas, en promedio, AMLO está en un 49% de las preferencias. Anaya tiene 27% y Meade un 20%. Esos 7 puntos de diferencia, al parecer, le urgen al gobierno para emparejar y quizás hacer todo por el milagro de "alcanzar" al líder en los últimos días, con su maquinaria del fraude a todo lo que da. Y han actuado en consecuencia sobre Anaya y sus asesores, como veremos.
Los días previos
El preludio del debate en Mérida, ha dado muestras de grave preocupación no sólo de los principales actores políticos, también los patrones, porque la transición a un gobierno inédito, por fuera del PRI-PAN-PRD, es una incógnita.
Porque AMLO se ha dedicado a ofrecer toda clase de garantías de que respetará las instituciones, pero los poderosos temen el aliento que pueden darle a las masas tomar el triunfo del Morena como el suyo propio. Y eso les preocupa a los de arriba.
Los más desesperados parecieran ser los grandes empresarios, aquellos cuyos “exitosas” empresas dependen de la gran afluencia de inversión extranjera. Han acumulado muchas ganancias bajo el paraguas del PRIAN y temen que baje el interés de las financieras trasnacionales por culpa de un gobierno amloista. Por eso salieron a intervenir directamente usando los medios y promoviendo que los empresarios incidan en sus trabajadores para que no voten por AMLO, presionándolos con posibles recortes de personal.
Otro igual de desesperado es el mismísimo presidente Peña Nieto quien ha enviado a Cordero a reactivar la presión por la vía judicial sobre Anaya. La moneda de cambio “para no perseguirlo” por delitos de lavado de dinero y lo que resulte, podría ser la actuación de éste en el debate, enfocándolo contra AMLO y relativizando los cuestionamientos al PRI-Meade.
El régimen priista tiene cuadros panistas de confianza con quien negociar situaciones difíciles y el principal de ellos, Diego Fernández de Cevallos, el gurú y asesor de campaña de Anaya, hizo una declaración en ese sentido:
aliarnos para que México no pierda sus instituciones (...) y que no se le puede entregar el país a un iluminado. Si esto es pactar con el PRI o con el gobierno para que no llegue López Obrador, habrá que verlo.
Es sintomático que el Jefe Diego lo haya dicho ayer, con todo y pataleos de los chuchos del PRD, al menos tendremos la motivación de atestiguar si esto se refleja el día de hoy.
Como suele suceder en el régimen priista, los periodistas y conductores que moderarán el debate del día de hoy han sido amordazados, acotándoles sus “intervenciones”. No vaya a ser que a alguno se le vuelva a ocurrir señalar alguna falencia o abuso sobre la audiencia, por no contestar lo que se le pregunta, de algún candidato. Por cierto, es de suponerse que los candidatos hablarán de pobreza y desigualdad, educación y ciencia, además de salud y cambio climático, esta noche.
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