Ya es medianoche cuando el ministro de Seguridad baja de su helicóptero al centro de operaciones. Lo esperan 10 comisarios.
Las tropas ya están llegando señor ¿Cuántos son? 4500, como quedamos. 500 de reserva Bien Ehh… tengo que informarle algunas novedades señor Sánchez es el de mayor rango y toma la posta. El resto mira hacia abajo. Se pone en modo castrense y arranca
Como le decía, hay algunos problemas señor. Hace un rato se pudo determinar la salida de varios micros y combis desde distintos puntos de la zona metropolitana hacia el predio usurpado. Salieron de algunas sedes sindicales y fábricas. Estimamos entre 3000 y 4000 personas se están dirigiendo al lugar, aunque ya hay gente en el teatro de operaciones Ya sé Sánchez, las 150 o 1500 familias, o las que sean Eh…no. Además de eso. Según información que tenemos dentro del predio hay varias postas sanitarias con trabajadoras de la salud. También gente que salió de trabajar y se fue para el lugar. Sabemos que ingresaron muchas bolsas, no está claro si de alimentos u objetos contundentes. Pero los grupos más grandes están identificados afuera, formando un cordón alrededor del predio. Un grupo de mujeres parece conducir a los usurpadores. Hay gente con ropa de trabajo, guardapolvos, y un sector importante de jóvenes con banderas Mujeres al mando, bueno... ¿Qué banderas Sánchez? Sea más concreto Sí ministro. De centros de estudiantes, también unos que dicen que son “precarixs”, así con una “x”. No pudimos determinar qué significa señor. Hay una bandera que dice “una sola clase trabajadora” y otra “tierra para vivir”. De esta última pudimos divisar en varias casillas, señor Bueno, los quilomberos de siempre. ¿Qué pasa Sánchez, ya se cagó? No ministro, no. Yo informo nomás. El parte asegura que “los manifestantes se encuentran en actitud beligerante” y han prendido fogatas en distintos puntos de ingreso al predio ¿Y qué esperaba, que nos reciban con bombones? No, ministro. Lo informo nomás, porque no era lo que habíamos calculado en el plan. Hay algunos problemas más, disculpe. Cortamos la luz pero una cuadrilla de Edesur, que no pudo ser identificada, logró reponerla. Hablamos con el centro de distribución pero dicen los gerentes que no han podido hacer cumplir la orden judicial. Dicen que hay una huelga. Los trabajadores dicen, leo textual: “que están tristes porque quieren reprimir familias sin techo y no tienen fuerza para moverse de sus puestos”. Pero tampoco dejan pasar a los supervisores que quieren bajar las palancas ¡¿Cómo que ni siquiera pudimos cortar la luz y las comunicaciones?! ¡¿Pero usted es policía o pastor Sánchez?! Haganles entender, usted sabe a qué me refiero Los sujetos dicen que si los aprietan van a cortar la luz de todos los countries de la zona, de las fábricas… ….y de la casa de la intendenta El ministro traga saliva. Mira la cara de los comisarios que levantan los hombros y suspiran como una coreografía ensayada.
¿Algo más Sánchez? Haga todo el mal junto, dele, dele… Sánchez se apura pero no se traba, leyó los informes 5 veces hasta creerlos.
Sí, como no. Tenemos información que hay un grupo de camiones y que están cerca del lugar y van a hacer una especie de caravana lenta con el objetivo de impedir que lleguemos por la ruta prevista. Además en los peajes hay movimientos extraños, tememos que se van a cerrar a nuestro paso. Estamos analizando un plan B para llegar al lugar. Siga por favor, ¡siigaaaa! Sisí. Tenemos previsto que se pueden llegar a reunir entre 6 y 7 mil manifestantes en el horario fijado, las 6:30. Calculamos con mis colegas que si queremos aplicar el “operativo saturación” que propuso el gobernador necesitaríamos 25 mil efectivos señor. Llamamos a todos los centros de la fuerza y no contamos con ese personal hoy … Sánchez sabe interpretar el silencio.
Bueno, además se comunicaron de la Superintendencia. Dicen que varios gremios anunciaron públicamente que iniciarán medidas de fuerza en caso de concretarse el lanzamiento de los usurpadores. Tengo la lista, ¿la leo? Sánchez sigue interpretando el silencio.
Subtes, dos líneas de trenes, varias líneas de colectivos, algunos edificios telefónicos entre ellos la central principal, 30 fábricas hasta el momento aunque el informe se va actualizando hora a hora, señor. También los sindicatos docentes. Las maestras enviaron a todas las familias una carta en apoyo a los usurpadores. La Policía de Seguridad Aeronáutica informa que se espera que no puedan salir algunos vuelos de Aeroparque y Ezeiza. Además hay convocados en total 56 cortes según pudo contabilizar Coordinación Federal. En todo el país señor. Por fin alguien se apiada de Sánchez y lo deja tomar un vaso de agua.
Ministro… Hable Fernández. Y digame alguna buena noticia Sí señor... no señor. Le informo que llamaron desde Gabinete que si había forma de evitar estos inconvenientes. Que llamaron varias empresas que están preocupadas porque algunos agitadores aprovecharon para mezclar todo: lo de la tierra, con los salarios que les deben, con gente que despidieron y no sé cuántas otras cosas piden ahora. Según nuestros analistas #HuelgaGeneral se convirtió en tendencia en redes sociales. En Gobernación les preocupa que los agitadores convenzan a otros sindicatos y movimientos de desocupados y terminen marchando todos a la Plaza de Mayo. Dice que es una imagen que el señor Presidente intentaría evitar. Textualmente el mensaje dice – Fernández trata de mantener la voz –, “si eso sucede, espera la renuncia del ministro a primera hora” El ministro suspira.
¿Y con los pelotudos de la CGT no hablaron? No, pero hicieron declaraciones televisivas, señor. Dicen que hay mucho revuelo, que hacen lo que pueden. Varios sindicalistas dicen lo mismo ¿En los medios? ¡¿Y usted habló con los medios para denunciar esta conspiración de los usurpadores y la izquierda?! Sisí, hablé señor. Desde los canales me dijeron que sigue todo como habíamos quedado, que si hace falta iba Lanata en el helicóptero, pero dicen que los camarógrafos y movileros se pusieron detrás del cordón de gente. No era lo que habíamos quedado, iban a estar del lado de nuestros hombres El ministro balbucea, los comisarios acercan la cabeza en un intento por escuchar. Mientras escuchaba el relato de sus hombres, fue poniendo más muñecos, camiones, obstáculos, fue cambiando muñecos de bando, trazando rutas distintas en un laberinto de rayones que ni él entendía ya. Los muñecos azules ya le parecían menos que los de otros colores.
El ministro mira el techo. Suspira otra vez. Le pega una cachetada a la mesa y el desaparramo termina con los comisarios agachados atajando “fuego amigo”. La réplica de la casilla con la bandera “tierra para vivir” se tambalea, se tambalea, pero queda de pie.
¿Y ahora qué mierda hacemos? ***
Esta situación, estos hechos, estos diálogos, no ocurrieron aún. Es posible que, cuando ocurran, no sean exactamente iguales. Pero son totalmente posibles. Eso es lo importante.
La principal explicación de que aún no hayan sucedido está en que las organizaciones obreras, las que deberían defender los intereses de toda la clase trabajadora, están en su mayoría en manos de la burocracia. Las cúpulas peronistas han convertido a nuestros sindicatos en apéndices del Estado, los han debilitado como armas para enfrentar a los empresarios; pero además, los han vaciado hasta representar a un sector importante pero minoritario de la clase trabajadora, donde los contratados, quienes están “en negro”, precarios y desocupados, las mujeres y los jóvenes, son olvidados, ninguneados. A ellos, a ellas, fue a quienes primero pegó la crisis, hasta dejarlos en la calle y empujarlos a tomar tierras. Son quienes han provocado a los poderosos en Guernica, Rafael Castillo, Centenario, San Salvador.
Han ayudado a dividir a la clase más poderosa, la que hace funcionar el país y puede detenerlo si la causa lo merece. La que si despliega todas sus fuerzas puede desafiar a los perros guardianes de los countries. Aunque el resultado de la batalla no esté dicho de antemano.
Otras corrientes, que no son esas burocracias empresarias, se conforman con pelear por salario. No quieren pelearse con ese sentido común con que la burocracia, cada día, busca adormecer la conciencia y solidaridad de clase.
Los clasistas pelean para que pasen cosas como las que cuenta esta historia. Pelean por mucho más. Pelean por terminar con un mundo de asentamientos y countries, pero mientras tanto, cuando sus hermanos y hermanas más precarios se la juegan, están ahí. Y hacen todo lo que pueden para que esa pelea gane. Para alentar a quienes se rebelaron, para darles confianza en sus fuerzas, para que elijan las asambleas como la mejor manera de que todas y todos participen y decidan sobre su lucha. Para que no empiecen de cero sino que retomen las mejores tradiciones de su clase, como la huelga de los alquileres previa a la revolución en España o la huelga de los inquilinos en nuestro país.
Y también buscan, de todas las maneras posibles, que sus compañeros y compañeras de trabajo se sumen a esa pelea. Que entiendan que hoy dejan a esas familias en la calle y mañana serán ellos.
Entre otras cosas, para eso hay que recuperar los grandes sindicatos. Para los momentos que vienen. Porque la crisis volverá a plantear una y otra vez los mismos problemas. Para que ganen los nuevos Guernica. Para que historias como estas sean realidad.
¿Y ahora qué hacemos?