Nuestra salud y nuestra vida no pueden quedar en manos de los empresarios que las desprecian, ni de los políticos que gobiernan para ellos.
Miércoles 19 de junio de 2019 21:12
Tres hechos gravísimos han ocurrido en las últimas dos semanas en Córdoba.
-Siete trabajadores hospitalizados por intoxicación
Sucedió hace 15 días en la fábrica de jabones GUMA, ubicada en Jesús María. Allí la mitad de los trabajadores están afectados por enfermedades laborales debido a los altos ritmos de producción. La empresa, en lugar de mejorar las condiciones laborales, históricamente despedía a los compañeros con problemas de salud, incluso pagando la mitad de la indemnización que les correspondería.
Este año, ante la “crisis”, la primera solución que encontraron fue decir que les sobraban más de 60 trabajadores. Al no poder avanzar con despidos por la resistencia y lucha, pasaron de tener crisis a necesitar producir más e instalaron dos líneas nuevas, con el mismo personal y sin las medidas de seguridad necesarias.
Resultado final: siete trabajadores hospitalizados con distintos grados de intoxicación.
-Familia quemada al viajar en un colectivo interurbano
Hace unos días, un matrimonio viajaba con sus dos hijas y la madre del hombre en un colectivo de Cooperativa La Calera desde Bialet Massé hasta Córdoba Capital cuando se rompió una manguera de la calefacción y empezó a despedir agua hirviendo. A raíz de la fuga resultaron con quemaduras la mujer, su suegra y una de las nenas, de un año y siete meses. La niña tiene quemaduras de segundo grado en un 15 % del cuerpo, mientras que la mujer sufrió quemaduras de tercer grado en las piernas.
Este hecho demuestra que las unidades cada vez reciben menos mantenimiento, poniendo en riesgo la vida de los trabajadores y los pasajeros. Pero las empresas aplican aumentos continuos en el precio del boleto y siguen recibiendo millones en subsidios por parte de los gobiernos nacional y provincial. Sus ganancias no se modifican nunca.
-Chofer de ERSA termina hospitalizado por un pico de estrés
Esta misma semana un chofer de ERSA se sintió mal mientras manejaba. Arrimó el colectivo al cordón de la vereda y pidió ayuda a la empresa porque no podía seguir. En lugar de enviar auxilio médico inmediato, la empresa mandó a un inspector a constatar qué le pasaba al chofer, por lo cual el hombre estuvo 40 minutos sin recibir el tratamiento correspondiente.
Los profesionales vieron que estaba sufriendo un ataque, motivado por el alto grado de estrés, que le había bajado el potasio y le afectó el habla, entre otras cosas. El trabajador tiene solo 30 años y sus condiciones laborales ya le están destruyendo la salud.
Los trabajadores no tenemos que soportar esto para garantizar las ganancias empresariales
No tenemos que aceptarlo con la cabeza gacha o esperar a sufrir un accidente para reaccionar, detrás de cada uno de nosotros están nuestras familias.
Mientras tanto, la dirigencia sindical, que se dedicó a “garantizar la gobernabilidad” de Macri todos estos años, no solo que no permite a los trabajadores que nos organicemos, sino que nos desarma hasta para pelear por nuestros derechos más elementales, como es tener una cobertura médica en nuestro trabajo a la altura de nuestras necesidades.
Tenemos que enfrentar la prepotencia patronal en los lugares de trabajo, pero también afuera, enfrentando a los cómplices de los empresarios, a los políticos que gobiernan para ellos y miran para otro lado: los Macri – Pichetto, los Fernández – Fernández - Massa.
Desde el PTS en el Frente de Izquierda planteamos la estatización de las empresas del transporte y servicios y que funcionen bajo control de trabajadores y usuarios populares, ya que somos los únicos interesados en que funcionen en forma segura y a bajo costo.
Los servicios públicos son eso, un servicio y no un negocio para que los empresarios se llenen de plata.
Eso es lo que decimos cuando desde el PTS-FIT, decimos que nuestras vidas valen más que sus ganancias.