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Red Internacional
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#SinDineroNoHayIbero. ¡Que viva la lucha estudiantil en la Universidad Iberoamericana!

Reproducimos a continuación una carta redactada por un egresado de la Ibero que nos llegó a la edición de La Izquierda Diario México.

Martes 2 de mayo de 2023

Compañeras y compañeros:

Quisiera comenzar diciendo que el movimiento que están llevando adelante es muy positivo y la demandas que enarbolan son justas. Sepan que tienen la solidaridad de varios egresados quienes les externamos nuestro apoyo y que estamos en la mejor disposición de colaborar en lo que consideren necesario.

Aunque a algunos no les guste, las demandas expresan una inquietud genuina ante el ambiente al interior y hacia afuera de la universidad. No somos agentes aislados, nos afecta todo lo que nos rodea. No hay que tomar en cuenta a quienes intentan burlarse, ya que sólo muestran una profunda insensibilidad que no vale la pena escuchar; es normal que en un movimiento emerjan voces individualistas o reaccionarias. Un movimiento que rápidamente capta la atención de los medios es fácil que genere reacciones que buscan mantenerlos aislados. Es importante la unidad de los estudiantes para evitar que sean divididos.

Habiendo leído los distintos comunicados lanzados por la Asamblea de Estudiantes y los voceros provisionales, concuerdo en que no solamente la asamblea llevada a cabo el pasado martes 25 de abril se hizo con premura, sino que la masividad de la asistencia (según me llegué a enterar, fueron más de 200 personas) da cuenta de que se dio a conocer por distintos canales de los cuales muchos no se llegaron a enterar. Tengo amistades aún estudiando en la universidad que me comentaron que se enteraron ya tarde, unos en sus casas y otros directamente cuando la protesta ya se estaba llevando a cabo frente a las oficinas de la rectoría.

Me da la impresión que quizás hubo una presión de “secretismo” por quienes llevaron adelante la iniciativa de la asamblea, quizás por temor a las represalias hacia las y los estudiantes inconformes con la situación actual en la Ibero. Sn embargo, tener una asistencia masiva y convocatoria abierta y con antelación garantiza que sea difícil tomar medidas contra quienes participan.

Es inquietante que se lleve adelante la figura de “voceros”, experiencia que en la Ibero proviene del #YoSoy132. Si bien defiendo el legado de ese movimiento, en tanto forjó a jóvenes como yo, quienes nos opusimos al retorno del PRI y cuestionamos a los grandes medios de comunicación y su ligazón con los partidos políticos, también reconozco que una de las falencias que tuvimos en aquel entonces fue que varios de los “voceros” actuaban de manera independiente, sin rendir cuentas al estudiantado, en algunos casos no eran electos y en otros estuvieron en un carácter prácticamente vitalicio.

El resultado lo conocemos: gente como el infame Antonio Attolini se volvió la cara referente del movimiento y fue fácilmente cooptado al darle espacios en televisión y ahora al interior del gobierno. Considero que una medida para evitar esto es que los estudiantes de todas las carreras se organicen cuanto antes en sus respectivas asambleas y elijan a sus representantes; el último comunicado lanzado en la cuenta de @Ibero_Protesta va en ese sentido y lo celebro, a lo que sumo mi sugerencia de que dichos representantes sean rotativos y revocables en cualquier momento, teniendo mandato de base y comunicando los resolutivos de las reuniones entre estudiantes con los demás compañeros.

Asimismo, como lo plantean los compañeros de las carreras TSU, es importante tener espacios donde el conjunto de la comunidad estudiantil conviva entre los de licenciatura, TSU y posgrados. Dicha medida, que celebro plenamente, puede dar cohesión a la comunidad estudiantil.

Por otra parte, no hay que olvidar en dónde estamos parados y en qué situación estamos. La Ibero es una universidad privada. Nadie nos tiene que contar las desventajas de asistir a una escuela con altas colegiaturas; pero precisamente por ello es que me parece importante que el actual movimiento se alíe con los estudiantes de otras universidades. En la UNAM también se han llevado adelante marchas contra el recorte de las Becas Elisa Acuña; no es un elemento aislado ni es coincidencia. Nosotros tenemos la viva experiencia de lo que es escoger entre pagar una colegiatura o comer.

En función de ello es que, como en muchas otras empresas, la patronal (en este caso, la misma Ibero) se encarga de mantener en el subcontrato y la precarización a varios trabajadores. Desde la tercerización al personal de intendencia (y habría que añadir: las cafeterías y copias) o los sueldos de los profesores de asignatura, ambas se hacen con el objetivo de ahorrar recursos a la Ibero y poder seguir obteniendo ganancias, las cuales recauda, en su mayor parte, a través de nuestras colegiaturas.

Es verdad que algunos dirán cínicamente que, si nos sentimos inconformes, tendríamos que cambiar de universidad, pero si decidimos estudiar aquí es porque consideramos que era la mejor opción en cuanto a calidad académica, pero ello no debería ser motivo para que las autoridades gasten nuestro dinero en grandes festejos privados y no en mantener esa calidad académica por la que decidimos ingresar.

De igual forma, este carácter privado tiene como consecuencia no sólo la elitización de la universidad, sino también fomenta la profundización de la desigualdad social. Basta con ver los empleos que se ofrecen en la feria de empleabilidad a los estudiantes: muchos de ellos tienen la intención de que los alumnos que egresamos ocupemos los puestos medios de las grandes empresas, aunque dichos trabajos no se relacionen con la disciplina que estudiamos y por la cual invertimos miles de pesos a lo largo de cuatro años (o en muchos casos, más).

Dado que la Ibero, con estas acciones, está dando a conocer su verdadero rostro, debería ser importante que como estudiantes y comunidad en general exijamos no sólo transparencia en abstracto, sino que se concrete en algo específico. Por lo tanto, sugiero que se añada la apertura de los libros de contabilidad como demanda, para poder revisar en qué se gastan esos ingresos que se obtienen a base de nuestro dinero, así como el pase a planta inmediato como trabajadores de la universidad del personal de intendencia, de copias y de las cafeterías y que no haya represalias si desean ingresar al STUIA.

La Universidad que merecemos

Todo ello debe llevarnos a reflexionar qué tipo de universidad merecemos tener. Democratizar la universidad es una tarea primordial. Algunos compañeros han externado que es necesaria la remoción del rector actual, Luis Arriaga Valenzuela. Pero el problema es que, según el organigrama de la universidad, el rector mismo está por encima de todos, con una sección especial para FICSAC en tanto patronato universitario. Removerlo no cambiará la estructura de la Ibero ni garantiza en sí mismo que se derroche el presupuesto universitario.

Al rector lo elige una Asamblea General de Asociados, en la que no participa el grueso de la comunidad. En ese sentido, considero que la democratización de la universidad debe tener por delante una inclusión de la comunidad universitaria, que somos quienes componemos el grueso de la universidad, entre estudiantes, profesores académicos de asignatura y de tiempo completo, trabajadores administrativos e intendencia.

Debemos pelear por una instancia democrática con la participación proporcional de estos sectores de la comunidad, decidiendo cómo llevar adelante el rumbo de la Ibero, los planes de estudio, la situación de los profesores de asignatura y administrar los recursos universitarios —incluyendo la reducción del costo de las colegiaturas, el precio de las comidas en las cafeterías y garantizar materiales didácticos, así como asignar un presupuesto equitativo a las distintas áreas de la universidad— es una forma de solucionar las justas demandas emanadas la semana pasada.

Son distintas consideraciones que surgieron al calor de los acontecimientos. Espero estas líneas lleven a una serie de reflexiones que coadyuven a que la comunidad pueda resolver sus demandas sin caer en provocaciones o en las intenciones, que seguramente existen, de querer dividir a quienes se sientan inconformes con cómo se organiza la Ibero.

La unión entre estudiantes y demás miembros de la comunidad y otras escuelas es una fortaleza que se debe buscar, ya que de lo contrario, será más fácil que el aislamiento y desmoralización se apoderen de la comunidad, metiendo la idea de que no vale la pena luchar. ¡Claro que lo vale! Y con ello están dando el ejemplo a muchos jóvenes.

Les deseo suerte y escribo, como dije, esta carta de la manera más fraternal y como un aporte pequeño a la legítima lucha que se ha suscitado.

¡Adelante!