Turnos laborales de 24 horas, obreros sin comedor que tenían que tomar agua de una manguera y despidos arbitrarios. Una familia que hizo una fortuna en base a la superexplotación y a créditos del Estado.
Sábado 24 de julio de 2021 19:04
Durante la presentación de los precandidatos del Frente de Todos de cara a las próximas elecciones, Cristina Fernández de Kirchner empezó su discurso reivindicando a "decenas y decenas de empresarios", junto con quienes recordó que habían recorrido distintos países para vender sus productos durante su mandato como presidenta.
Pero al primero que nombró fue a Lukas Menoyo, a quién se refirió con mucha estima y una sonrisa como "El de los vinagres y las mayonesas y todas esas cosas divinas y ricas argentinas".
Pero, ¿quién es Lukas Menoyo?
El empresario es el dueño de la marca que lleva su nombre, que como bien dice la vicepresidenta, produce aderezos entre otros productos alimenticios. Es el nieto del fundador y estudió en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), donde se graduó como licenciado e ingeniero en alimentos.
En el 2014, su empresa fue beneficiada con un Crédito del Bicentenario, facilitándole la suma de $ 7,4 millones. Así pudo incrementar sus exportaciones, por las que ganó durante ese año U$S 1,25 millones, suma que representó apenas el 7 % de su facturación total, pero que se condice con la anécdota.
Pero hay algo de lo que Cristina no habló, que es la contracara de esa realidad aparentemente beneficiosa para el país y la producción nacional. En Menoyo, las condiciones laborales en ese mismo momento eran deplorables. Tanto que un sector de sus trabajadores se organizaron para mejorarlas, no sin recibir represalias.
En primer lugar fue el mismísimo Lukas Menoyo quien los intimidó uno por uno, exigiéndoles ver el contenido de su celular para ver con quién hablaban, diciendo que iba a despedir a quien se le opusiera. Además, los filmaba permanentemente para vigilar sus movimientos durante el horario de trabajo.
En el 2016, solo dos años después de recibir los incentivos millonarios, Menoyo decidió echar a todo un sector de su planta. "En Menoyo no hay comedor y la gente come tirada en la vereda, si tenés sed te dan de tomar agua de una manguera”, denunció en aquel entonces uno de los despedidos. Y agregó: "Te obligan a trabajar 24 horas seguidas, varias veces durante la semana".
Además denunciaban que la elaboración de alimentos como la mayonesa se realizaba sin la refrigeración adecuada (inclusive durante el fuerte calor del verano) lo que constituye un riesgo para los consumidores. Esas cosas "ricas, divinas", de las que habla la vicepresidenta no solo vienen con superexplotación sino también con negligencia para cualquier persona que comprara en la góndola sus productos.
En agosto del 2020, el hombre participó en una charla virtual para empresarios organizada por el Frente Federal Pyme, donde contó cuál habia sido la "clave del éxito" de su negocio, donde se producen (según sus palabras) cinco botellas de vinagre por segundo: "mantenernos con un muy bajo costo fijo. Mantener una austeridad a rajatabla, casi violenta". Lo de "casi", se podría haber omitido.
El de Menoyo es solo un ejemplo -el que decide utilizar la vicepresidenta-. Pero habla bien de cuál es el proyecto político de aquellos que hace dos años dicen que es "con todos", pero vienen beneficiando solo a algunos poquitos y ajustando a la enorme mayoría del pueblo.