Durante la Guerra de Independencia formó parte del Congreso de Chilpancingo y de la Constitución de Apatzingán, más tarde enfrentó las tendencias separatistas de su natal Yucatán, un estado de la república y un municipio llevan su apellido en su honor.
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Miércoles 15 de abril de 2020
Un 15 de abril de 1851 muere en la Ciudad de México, el abogado, magistrado y periodista independista Andrés Quintana Roo quien junto a su esposa Leona Vicario apoyaron la insurgencia que combatió por la independencia de la Nueva España de la corona española, en tiempos de las guerras napoleónicas del siglo XIX.
Andrés Quintana Roo nació en Mérida, Yucatán, el 30 de noviembre de 1787, estudió derecho en la Ciudad de México y trabajó en el despacho de Agustín Fernández de San Salvador, tío y tutor de Leona Vicario. En julio de 1812 Andrés se unió al movimiento insurgente, del que participaron intelectuales, sacerdotes rebeldes, militares criollos, así como el pueblo indígena y mestizo.
Con ayuda de Leona, los apoyó clandestinamente con información, armas, municiones, incluso con una imprenta.
Quintana Roo trabajó en el Ilustrador Americano, después fundaría Semanario Patriótico Americano, el periodismo formaría parte integral de su vida. Se casó con Leona Vicario en 1813, luego de que ella escapara de su encierro impuesto por su apoyo a los insurgentes.
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El abogado es uno de los próceres de la independencia de México -entendida estrictamente como liberación de la corona española- y fue miembro del Congreso de Chilpancingo que formuló la declaración de Independencia en 1813.
Participó en la escritura de la Constitución de Apanzingán, fue diputado, senador y secretario de Estado, enfrentó las tendencias separatistas de su natal Yucatán, también fue Magistrado de la Suprema Corte, vicepresidente del Instituto Mexicano de Ciencias, Literatura y Artes y el primer presidente de la Academia de Letrán.
Pero más allá de los bronces de la historia oficial, su apoyo a la causa de la independencia, les costó a Andrés y a Leona pasar días de penuria. Cuando cayó Morelos huyeron y vivieron en cuevas, hasta que en 1818, tres años antes de la proclamación de la independencia, se plegaron a un indulto. Él fue funcionario del imperio de Iturbide, pero renunció a los 5 meses por desacuerdos con el ex realista convertido en emperador.
Un estado de la república y un municipio de Yucatán llevan su apellido en su honor, en 1900 sus restos fueron depositados junto a los de su esposa en la Rotonda de los hombres ilustres (hoy Personas ilustres) en el Panteón Dolores de la Ciudad de México, después en 1925 fueron trasladados a la Columna de la Independencia hasta 2010, cuando los llevaron al Museo Nacional de Historia.
