En las últimas horas, los delegados de la planta dedicada a la fabricación de envases de vidrio denunciaron el plan de despidos. Los directivos Tullio y Fazio amenzaron con la desagradable frase: "Existe un sobrante de 100 trabajadores" luego de amasar fortunas durante décadas.
Jueves 24 de mayo de 2018 14:46
Según denunció la Comisión Interna del Sindicato del Vidrio, hubo una "amenaza verbal" de los directivos Roberto Tullio y Claudio Fazio, quienes les dijeron que "existe un sobrante de 100 trabajadores" en la empresa. Cattorini Hnos. alega que está "golpeada" por la crisis, pero la realidad es que la industria del vidrio hueco viene de crecer durante décadas. En el 2017 volvió a crecer un 4% y acumula ganancias extraordinarias. Hace solo algunos años la empresa Cattorini Hnos. adquirió otra fábrica del rubro, Rigolleau, ubicada en la localidad de Berazategui; esto la ha transformado en el gran monopolio de la producción de envaces de vidrio hueco. En la planta de Berazategui también viene de despedir trabajadores y de adelantar vacaciones de muchos obreros. Lo único que parece importarle a este pulpo industrial es la multiplicación de sus ganancias.
Más de la mitad de los envases de vidrio que se venden en la Argentina están producidos por Cattorini Hnos. La fábrica tiene ocho hornos de fusión de vidrio (cinco en el sur de la Provincia de Buenos Aires, uno en San Juan y dos en Mendoza). Aparte exporta parte de su producción a otros países y para marzo de este año la suyas eran las acciones que más habian ganado en la Bolsa de Buenos Aires, un 9%, a pesar de las caídas que se registraron en la gran mayoría de las transacciones bursátiles. Sin embargo, luego de haber amasado fortunas durante décadas, la empresa utiliza la crisis económica que atraviesa el país como excusa para extorsionar a los trabajadores y para maximizar sus ganancias.
Lo que sucede en Cattorini Hnos. y en Rigolleau es un botón de muestra de cómo estas empresas, con sus bolsillos forrados en dinero que ganaron durante años, hoy aprovechan la crisis económica para intentar descargarla sobre la espalda de sus trabajadores y así maximizar sus siderales fortunas. Ellos siempre quieren ganar. Los trabajadores deben organizarse y resistir, exigiendo medidas concretas a los sindicatos para que esta vez la crisis la paguen los empresarios.