A pesar de la extendida oposición a las políticas de ajuste del macrismo y a la derrota del propio Bullrich en Quilmes, Molina logró que se impusiera su candidato a concejal. La crisis del peronismo como factor subyacente. La consolidación del FIT como alternativa entre los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Carla Lacorte Integrante del CeProDH | Dirigente del PTS

Carlos Musante Agrupación Marrón (PTS e independientes), Congresal Suteba Quilmes
Martes 31 de octubre de 2017

Quilmes no se sustrajo a la polarización impuesta por el gobierno, el kirchnerismo y los grandes medios de comunicación. Pero la vivió en forma particular. En sintonía con la tercera sección electoral, Cristina Fernández volvió a ser la más votada en la categoría de senadores con 143.874 sufragios. Sin embargo, a nivel de concejales, Martiniano Molina logró revertir el resultado de las PASO y su candidato Guillermo Galetto se impuso por algo más de tres mil votos a Matías Festucca de Unidad Ciudadana, que sacó 138.554.
El cocinero ajustadory varios de sus analistas acólitos intentan mostrar como un logro propio este resultado, como validación de una política que ha multiplicado el número de desocupados en el distrito. Sin embargo tanto Cambiemos como UC crecieron de agosto a octubre siguiendo como la sombra al cuerpo los ritmos de la polarización que se fueron dando en toda la provincia, sacándole votos a Massa y Randazzo, con predominancia de CFK en la tercera sección. A favor de su autobombo, podría decirse que Molina a diferencia de agosto reforzó su presencia y las promesas en barrios que hasta las PASO había dejado en un segundo lugar en pos de las obras vistosas en las zonas céntricas y que esta actitud seguramente le sumó algunos votos. Sin embargo, la explicación al resultado contradictorio entre el triunfo de CFK a nivel local y la caída de la Unidad Ciudadana está en otro lado.
La lista de concejales de la UC fue apadrinada y armada por el inefable Aníbal Fernández. Desde su conformación se destacó por el malestar interno de sus integrantes, disconformes con el orden de candidaturas impuesto (no precisamente con las mejores formas de la cortesía) por el hombre del bigote. Además, Fernández en las PASO impidió participar con boleta completa a las otras dos listas que la UC presentaba en la ciudad. Si bien a pesar de esta situación las tres listas de UC le ganaron a la de Cambiemos en agosto, el panorama creado, con “los heridos” que dejaba, hacía impredecible el escenario hacia octubre. Pero fundamentalmente, a pesar que el mascarón de proa de la nómina era el ignoto Matías Festucca todos sabían que era “la lista de Aníbal”, de un muy desprestigiado Aníbal. Si bien creció en los barrios populares del oeste del distrito y en Solano -donde más se sintió el ajuste y donde más fuerte es el peronismo- no llegó a alcanzar a CFK que fue la más votada en esas zonas. Y sumó otra derrota, quizás la definitiva, para el que fuera una de las principales espadas del kirchnerismo, a pesar de reconocerse como “duhaldista portador sano”.
Otro elemento “aportado” por el peronismo a la buena performance de Molina es el efecto de “desilusión derechizante” que generaron las dos gestiones de Francisco Gutiérrez. El “Barba” le había ganado en el 2007 a Sergio Villordo (delfín de Aníbal Fernández, tristemente conocido por su política represiva hacia los estudiantes y otros sectores en lucha) y su pasado setentista había generado expectativas en amplios sectores del distrito. Las ilusiones se diluyeron -y se volvieron su contrario- en dos mandatos que más allá de los simbolismos progresistas respetaron a rajatabla el ajuste de Scioli y estuvieron signados por la inoperancia y algunos elementos de corrupción. En estas elecciones Gutiérrez armó la lista de Randazzo en Quilmes. A pesar de tener el aparato de la UOM (que traicionó los principales conflictos obreros de los últimos tiempos) y del Movimiento Evita, su lista obtuvo un magro 4,76 % de los votos, quedando así en el último lugar. En este caso la derrota es aún más definitiva que la de Fernández.
El panorama de los partidos patronales se cierra con la lista de Massa que bajó nueve mil votos entre las PASO y octubre.
Una alternativa obrera y socialista a la polarización
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores obtuvo en Quilmes casi 20.378 votos, subiendo casi 8000 sufragios desde las PASO, con lo que nos convertimos en la fuerza de mayor crecimiento relativo. Por eso podemos decir con orgullo que derrotamos al gobierno y a los grandes medios en la maniobra de “borrarnos” de estas elecciones para que sólo se expresara la oposición “panqueque”. Y no fue por casualidad. Lo hicimos con una lista integrada por dirigentes de los trabajadores docentes como Graciela Monje, Marisa Damiani y Mariano Gigena, de la salud como Sergio Scalea, de los estatales municipales como Adriana Bilbao, jóvenes luchadores universitarios como Alan Pereyra y Carla Villani y mujeres que son y fueron protagonistas de las luchas contra el ajuste de este gobierno así como del anterior, muy distinta a las otras nóminas, con candidatos que sólo son opositores en las elecciones y después dejan pasar todas las medidas de ataque contra el pueblo trabajador. Lo hicimos, por supuesto también, con nuestra trayectoria contra la impunidad de ayer y de hoy.
Y fundamentalmente con un enorme esfuerzo militante, con una campaña calle por calle, barrio por barrio, fábrica por fábrica, escuela por escuela así como en la universidad por decenas de compañeros y colaboradores, campaña que fue recompensada con el logro que significan dos diputados como Nicolás del Caño que acompañarán las luchas contra la profundización del ajuste que prepara Macri y llevarán nuestras voces al Parlamento. No pudimos obtener una banca en el Concejo Deliberante para enfrentar la impunidad y la represión, de la que volvimos a estar cerca como en 2013, pero seguiremos dando esa pelea en las calles como venimos demostrando en la lucha por el juicio y castigo a los responsables materiales y políticos de la desaparición de Santiago Maldonado.
Si bien crecimos en todo el distrito, nuestros mayores avances se dieron en Quilmes Oeste, Solano y Bernal Oeste, las zonas con mayor población de docentes, estatales, trabajadores del sector servicios y obreros del distrito. Este hecho nos parece fundamental ya que se nos plantea como tarea inmediata y urgente organizar esas fuerzas para fortalecer y crear agrupaciones clasistas capaces de enfrentar en primera línea la reforma laboral, de la edad jubilatoria, el Operativo Aprender y los tarifazos y desde ahí ganar los sindicatos, cuestión que ya hemos iniciado pero que tenemos que profundizar. Lo mismo se nos plantea en escuelas y universidades con los centros de estudiantes así como en el movimiento de mujeres fortaleciendo Pan y Rosas y en el movimiento de derechos humanos donde la desaparición forzada de Santiago Maldonado vuelve a poner sobre el tapete la necesidad de organismos como el Ceprodh, totalmente independientes de los gobiernos y el Estado.
Llamamos a todas las compañeras y compañeros que pusieron su granito de arena en esta campaña a enfrentar juntos el ajuste y la represión del gobierno. Llamamos también a los que no nos votaron, pero que respetan y comparten muchas de nuestras luchas, a acometer juntos esta tarea. La marcha por los tres meses de la desaparición de Santiago Maldonado, que tenemos la obligación de hacer masiva para derrotar las mentiras del gobierno, es nuestro próximo desafío.

Carla Lacorte
Carla Lacorte nació el 4 de enero de 1971 en la Ciudad de Buenos Aires. Su padre Miguel Angel murió fusilado en el Estadio Nacional de Chile en septiembre de 1973 tras ser detenido mientras resistía el golpe de Pinochet en el Cordón Industrial de Vicuña Mackenna. Junto a su madre, que escapaba de la represión del Proceso, se radicó en Quilmes. A la salida de la dictadura tuvo una activa participación en el centro de estudiantes del Colegio Nacional de esa ciudad. Integra el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos y milita en el PTS desde el año 2000. Estudiaba Ciencias (…)